ACERCA DE LA DIVINIDAD (1)

   
 


 

 

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XX

 

ACERCA DE LA DIVINIDAD

 

 

 

El presente trabajo está basado en las notas que el hermano Luis Ubirajara Pereira de Oliveira, de Curitiba, tomó de una ministración del autor en la Gávea, Río de Janeiro, Brasil, el día 25 de Agosto de 1984, durante una reunión de obreros cristianos. Compleméntase con extractos de una carta dirigida a los hermanos en Curitiba.

Antes de leer este trabajo, se aconseja invocar sinceramente el Nombre del Señor Jesús, y que se lea orando en el Espíritu.

 

ACERCA DE LA DIVINIDAD

‑ Revelación ‑ Expresión.‑ Discernimiento ‑ Nomenclatura ‑ Ser ‑ Esencia ‑ Naturaleza ‑ Trascendencia ‑ Inmanencia ‑ Subsistencia ‑ Persona ‑ Unidad ‑ Trinidad ‑ Verbo ‑ Encarnación ‑ Confesión.

 

REVELACIÓN

Dios es conocido por revelación.

Mateo 11:27: El Padre revelado gracias al Hijo.

Mateo 16:15‑17: El Hijo revelado gracias al Padre.

Juan 6:45: Enseñados por Dios.

1 Corintios 2:10‑14: Conociendo lo profundo de Dios por el Espíritu.

Gálatas 1:16: El Hijo revelado a Pablo.


Efesios 1:17: Espíritu de sabiduría y de revelación.

Basten estas citas para comprender que no es suficiente la mera mente humana del hombre natural para conocer a Dios en Jesucristo. Se hace necesaria la revelación divina. El guiarnos a toda verdad es trabajo del Espíritu Santo (Juan 14:26). Las meras imaginaciones de la mente natural representan un entendimiento superficial; y habiendo variedad de mentalidades y de entendi­mientos superficiales, surgen diversas escuelas que provocan división.

 

EXPRESIÓN

Miremos no tan solamente al contenido sino también a su rótulo.

2 Timoteo 1:13: Reteniendo la forma de las sanas palabras.

2 Corintios 1:13: No escribiendo otra cosa de lo que se lee. .

Es también necesario, al hablar del Señor, usar las palabras apropiadas y en su correcto significado. Conociendo el significado de las palabras, podemos atender a lo que es propio o impropio de lo que se dice del Señor.

1 Corintios 2:13: Hablando lo revelado con palabras enseñadas por el Espíritu.

El contenido debe ser la correcta revelación, y el rótulo debe ser la expresión apropiada de las palabras que expresan con exactitud la revelación.

Una persona puede tener la correcta revelación de Dios, pero quedarse corto al expresarla. Otro, por el contrario, puede repetir mentalmente una fórmula correcta, pero estar privado del Espíritu y de la realidad detrás de las palabras, careciendo de revelación. Lo perfecto es correcta revelación junto con la correcta expresión de ella. También se da el caso que una misma palabra puede tener diversos significados para diferentes personas. Tan sólo la revela­ción gracias a la enseñanza del Espíritu Santo nos permite discernir el verdadero significado de las palabras y el verdadero contenido.

 


DISCERNIMIENTO

Cada espíritu es conocido por su confesión.

El Espíritu Santo se caracteriza por Su correcta confesión del Cristo. De la misma manera, el espíritu de anticristo se caracteriza por su confesión equivocada acerca del Cristo.

l Juan 4:1‑3: Probando los espíritus.

2 Juan 7‑9: El engañador.

La serpiente, con el fin ulterior de sustituir a Dios por sí mismo, procura presentar a otro Jesús. Cuando Satanás no logra quitar del corazón del creyente el amor a Jesús, entonces por medio de espíritus de error intenta hacerle amar a un Jesús cambiado, diferente e inefectivo. Por eso debemos detenernos a considerar el contenido de la nomenclatura de palabras que comúnmente se aplican a Dios.

2 Corintios 11:4: Hay quienes anuncian a otro Jesús, otro espíritu y otro evangelio (Gá. 1:7‑9).

 

NOMENCLATURA

Existe, pues, una serie de palabras que se utilizan comúnmente aplicadas a Dios. Deberíamos conocer el significado de ellas antes de aplicarlas; también para conocer si lo que se dice de Dios es apropiado o no.

Por ejemplo, dícese de Dios que es un ser, que posee la naturaleza divina, que subsiste y que es tres Personas, es decir, una trinidad. etc., etc.

Investiguemos, pues, qué se quiere decir con:

Ser ‑ Esencia ‑ Naturaleza ‑ Subsistencia ‑ Persona ‑ Unidad ‑ Trinidad ‑ Verbo ‑ Encarnación.

Si conocemos las palabras, sabremos por revelación si expresan adecuadamente la verdad.

 

SER


Ser es todo lo que es, "el ente en cuanto tal", todo cuanto existe o puede existir (lo posible es en cuanto es posible).

Ser es lo mínimo que se puede decir de algo y de todo:

Aquello es, tiene ser, es un ser.

Todo es. Por lo tanto: Dios es, así que es Un Ser.

Pero al igual que Dios, cualquiera otra cosa es también un ser, aunque no de la misma manera. Decir que Dios es Un Ser es verdad, pero no toda la verdad. ¿Qué clase de ser es Dios? Aquí arribamos a1 asunto de esencia y naturaleza.

 

ESENCIA

La palabra esencia en el griego es "ousia", oυσια.

La palabra "ousia" también se traduce: "substancia", en el mismo sentido de esencia.

Esencia o substancia (ousia) es lo que constituye a un ser.

Esencia es todo aquello que hace que algo sea.

Dios Es. Existe, por lo tanto la Esencia Divina es lo que Dios es, y la cual Dios es.

En Esencia o Substancia (ousia), Dios es Uno solo.

Existe Una Sola Esencia Divina.

El Padre, el Hijo y El Espíritu Santo participan de la Misma Esencia y son Esa Misma Esencia Única, siendo por lo tanto Un Solo y Único Dios en Esencia.

La esencia divina es lo propio de Dios y que es incomunicable a otros seres.

 

NATURALEZA

La palabra naturaleza en el griego es "fisis", φύσις.

Se usa, por ejemplo, en los siguientes versículos:

Génesis 1:12: Hierba que da semilla según su naturaleza.

Romanos 2:14: Los gentiles por naturaleza hacen lo que es de la ley.

Romanos 11:24: Olivo silvestre por naturaleza.


Gálatas 4:8: Los que por naturaleza no son dioses.

Efesios 2:3: Por naturaleza hijos de ira.

Santiago 3:7: Naturaleza humana y naturaleza de bestias, aves, serpientes.

2 Pedro 1:4: Participantes de la naturaleza divina.

Judas 10: Cosas que conocen por naturaleza.

"Naturaleza" no se refiere meramente al ser, sino más bien a un modo particular de ser.

La palabra "ser" se aplica a todo cuanto es, sin embargo, no todos los seres son iguales, sino que difieren unos de otros en su modo de ser, es decir, en su naturaleza. Todo cuanto existe es un ser, pero existen multitud de seres diferentes entre sí por naturaleza.

Dios es un ser, pero existe de modo diferente a una planta, a un animal, o a un hombre, que también son seres, pero que existen en una naturaleza diferente.

Los seres todos en general se diferencian, pues, entre sí por su modo particular de ser, es decir, por su naturaleza.

Vimos, por ejemplo, que las Escrituras nos hablan de:

– naturaleza Divina (2 Ped. 1:4)

– naturaleza humana (Stg. 3:7)

– naturaleza angélica (Jd. 6,7)

– naturaleza animal (Stg. 3:7)

– naturaleza vegetal (Gé. 1:12; Ro. 11:24)

– natural mineral (Gá.4:8) (dioses de piedra o metal).

Todos estos son igualmente seres, pero difieren por naturaleza.

La Naturaleza Divina es el modo particular del Ser Divino. Es aquello que caracteriza al ser divino y lo diferencia de los demás seres. Difiere de los demás en esencia y forma.

La Naturaleza Divina es Una Sola, y es aquello que hace que el carácter de Dios sea como es.


Dios es Uno Sólo por esencia y por naturaleza, pues el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo tienen y son la Misma Esencia y la Misma Naturaleza.

Naturaleza divina se diferencia de esencia divina en que la esencia es incomunicable, en cambio la naturaleza sí es comunica­ble para hacernos semejantes a Él.

Ahora bien, los creyentes en Cristo, al recibir a Dios en su espíritu son regenerados y hechos hijos de Dios, unidos al Señor en espíritu, llegando a ser uno con Él, por lo tanto, por Su vida en nosotros, llegamos a ser también participantes de la naturaleza divina (cfr. 2 Pe. 1:4). La diferencia entre Díos y nosotros, es que Dios tiene el ser, la esencia y la naturaleza de Sí Mismo; en cambio nosotros los regenerados lo recibimos todo de Él.

Dios es Uno Solo por esencia y naturaleza, pues la Esencia y la Naturaleza Divina son también una sola: la esencia es omnipotente, omnisciente, omnipresente, perfecta; y la naturaleza, bella, santa, justa, bondadosa, amorosa; y el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo tienen la misma esencia y la misma naturaleza. También la misma substancia, "ousia", es decir, la misma esencia, siendo Un Solo Ser Divino, trascendente, es decir, totalmente diferente de la creación; pero también inmanente, es decir, que sostiene y sustenta en Sí toda creación [Hchs. 17:28; He. l:1‑3; Col. 1:16,17].

 

TRASCENDENCIA

Debemos reconocer la trascendencia divina, pues Dios es el Creador y no la creación. Dios es:

– anterior .......... (Col. 1:17)

– superior .......... ( Ef. 4:6), y

– ulterior a la creación (Ro. ll:36).

(Ulterior en el sentido de ser el fin y el sentido de la creación)

La suma de todas las cosas no es Dios, aunque el todo subsiste en Dios. Dios está más allá del todo, y es trascendente.

 

INMANENCIA


Aunque verdaderamente Dios es trascendente y está más allá de todas las cosas, no obstante, también, Dios está inmanente en todas las cosas, pues todo recibe su ser de Él, quien lo crea de la nada, y lo sostiene, Así que Dios está sobre todos, por todos y en todos (Ef. 4:11; Ro. l1:36).

Hechos 17:28: En Él vivimos, nos movemos y somos.

Hebreos 1:1‑3: Sustenta todas las cosas con la palabra de Su Poder.

Colosenses 1:16,17: En Él fue creado todo y en Él todo subsiste.

Efesios 4:6: Por todos y en todos.

Romanos l1:36: De Él, por Él y para Él son todas las cosas.

Los panteístas, aquellos que dicen que Dios es la suma de todas las cosas, confunden a Dios con el todo, y al negar la trascendencia divina, son en verdad ateos, aunque hablan de Dios.

Acontece a los panteístas lo de Romanos 1:21‑23, que cambian la gloria del Dios incorruptible, por la de las cosas corruptibles. El panteísmo es, pues, un ateísmo disfrazado.

Dios es Un Solo Ser Divino con Una Sola Esencia Divina y Una Sola Naturaleza Divina, pero que al encarnarse llegó a participar en cuanto Hijo también de otra naturaleza distinta, la naturaleza humana.

Jesucristo tiene, pues, dos naturalezas: la divina (en cuanto Verbo de Dios lleno de la Plenitud del Padre), y también tiene la humana (en cuanto se encarnó):

– en el tiempo y el espacio,

– en nuestro planeta Tierra, y

– en nuestra historia.

Semejante a nosotros cual hombre en todo, con espíritu humano, alma humana y cuerpo humano, pero sin pecado.

 

SUBSISTENCIA

La palabra subsistencia en el griego es "hipóstasis" (_πόστασις).


Cuando hablamos del ser, comprendemos en general a todo cuanto es. Y cuando hablamos de esencia nos referimos a aquello que hace que el ser sea como es.

Igualmente, cuando nos referimos a naturaleza estamos hablando de un modo del ser. Todas estas palabras son generales; es decir, que se aplican en general a varios seres. Pero cuando decimos que un ser de determinada naturaleza subsiste, nos estamos refiriendo a un ser específico, particular y determinado; individualizado. Decir: ‑el ser humano, es algo general. Decir: ‑la naturaleza humana, igualmente es algo generalizado. Pero cuando decimos: ‑un ser de naturaleza humana subsiste en un hombre particular, entonces es una hipóstasis específica.

Subsistencia implica, pues. individualidad.

Un ser específico, una cosa específica individual, es una subsistencia, una hipóstasis.

Ser se aplica a todos, pero subsistencia se aplica a cada uno particularmente. Por ejemplo, tanto decir el ser y la naturaleza caninas, se aplica a todos los perros; pero subsisten en cada perro específicamente.

Subsistencia o hipóstasis es, pues, el ser de una naturaleza específica individualizado distintivamente. Ejemplo, este pájaro; aquel ángel, este ser, aquel ser. Cada uno de ellos es una subsisten­cia del ser, es decir, una hipóstasis.

Ahora bien, según Hebreos 1:3, Jesucristo, el Hijo de Dios, es la imagen misma de la Hipóstasis del Padre; el Carácter expreso, o la exacta representación de la Subsistencia del Padre.

El verso implica que en la Divinidad, el Padre subsiste, y la Imagen expresa de Su Hipóstasis es el Hijo. Dios es Un Solo Ser de Una Misma Esencia de Naturaleza Divina que subsiste como el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo.

Cierto ¡Dios es Uno! ¿pero, cómo es Dios?

Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ha revelado al Padre.

El Espíritu Santo ha glorificado al Hijo, y Dios se nos ha dado por el Espíritu Santo.

El Mismo y Único Ser Divino

– subsiste en el Padre,


– subsiste en el Hijo,

– subsiste en el Espíritu Santo.

La Misma y Única Esencia Divina

– subsiste en el Padre,

– subsiste en el Hijo,

– subsiste en el Espíritu Santo.

La Misma y Única Naturaleza Divina

– subsiste en el Padre,

– subsiste en el Hijo,

– subsiste en el Espíritu Santo.

Sin embargo, en el Mismo y Único Ser de Esencia y Naturaleza Divina, el Padre subsiste como el engendrador del Verbo, quien es Su Sabiduría eterna engendrada inmanentemente (Prov. 8:23‑31).

También subsiste el Padre como el que exhala con el Hijo al Espíritu, quien procede (Jn. 15:26).

En cambio, el Verbo, también en el Mismo y Único Ser de Esencia y Naturaleza Divina en Sí, subsiste como la Sabiduría engendrada y como el Resplandor de Su gloria, como la Imagen del Invisible (Prov. 8:23‑31; Jn. 1:13,18; He. 1:1‑3; Col. 1:15).

Dios subsiste invisible en el Padre (Jn. 1:18; Col. 1:15), mas, el Mismo Dios subsiste revelado en el Hijo (ídem).

Por Su parte, Dios, el Espíritu Santo, subsiste como procedente [Jn. 15:26].

Dios, el Único Ser de Esencia y Naturaleza Divina en Sí, cual Engendrador del Verbo, quien es Sabiduría y Poder, y cual Exhalador del Espíritu, que es Amor y Don, subsiste como el Padre.

Este mismísimo Dios, mas cual Imagen del Invisible, Unigénito y resplandor de gloria, subsiste como el Verbo.

Y este Mismísimo Dios, cual Amor común del Padre y el Hijo y Don Procedente del Padre y del Hijo y compartido, subsiste como el Espíritu Santo.


Pero como Dios es Uno Solo cual Ser, y por ser Una Sola la Esencia y Una la Naturaleza Divina, entonces:

– donde está el Padre, está el Verbo y el Espíritu;

– donde está el Verbo está el Padre y el Espíritu; y

– donde está el Espíritu, está el Padre y el Verbo.

Pues Dios es Uno Solo e Inseparable.

No obstante, no debemos confundir la Subsistencia del Padre con la del Engendrado, ni con la del Exhalado.

Pues el Padre no es Unigénito, mas el Verbo por quien se revela, sí.

El Padre no procede, mas el Espíritu por quien se da, sí.

Cada Uno subsiste de una manera propia y eterna.

A pesar de todo, el Mismo Dios que engendra es Revelado; el Mismo Dios que exhala es Don procedente; porque el Ser Divino es Uno Solo, la Divina Esencia Una Sola y la naturaleza divina, una.

Es la misma Esencia la que engendra y exhala, es engendrado y resplandece y se da.

Cuando vino el Hijo, el Padre vino con Él (Is. 9:6; Jn. 14:6), y el Espíritu también (Lc. 1:35; Hch. 10:38).

Ahora que está con nosotros el Espíritu Santo, en Él tenemos también al Padre y al Hijo (Jn. 14:16‑26; 2 Co. 3:17).

......

[...CONTINÚA EN (2)] 

 

 
 

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