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La pregunta por la administración.-
Cuando leemos en diversos pasajes de la palabra del Señor acerca del misterio escondido desde antes de los siglos en Dios, cuando leemos de la dispensación de Dios, cuando leemos de la administración de Dios y de la administración de Su gracia, entonces nos damos cuenta de que realmente existe una economía Divina. Esa es la palabra "oikonomía", que aparece en el griego del Nuevo Testamento, y que se traduce dispensación, o administración, o mayordomía, o comisión, o edificación en el caso de primera a Timoteo 1:4.
Ahora bien, si ya hemos visto en la palabra del Señor que realmente existe una administración de Dios, una administración de Su gracia, una economía divina, entonces debemos preguntarnos muy bien: entonces si existe una administración especifica de Dios, ¿qué es esa administración? ¿en qué consiste esa administración?.
Porque cuando hablamos de administración, o de dispensación, o de mayordomía, o de edificación, o de comisión, se está hablando de un programa especifico; hay algo que se está dispensando, hay algo que se está administrando, hay algo por lo cual somos responsables. Si hemos sido puestos por el Señor como mayordomos, es decir, como encargados de los bienes del Señor, entonces debemos comprender en qué consisten estos bienes, en qué consiste el arreglo administrativo del Señor, en qué consiste la edificación de Dios y Su dispensar.
Por eso es que al mencionar la palabra “oikonomía”, o economía de Dios, o administración, debemos pensar: ¿qué es?, ¿en qué consiste?, ¿qué es lo que se administra?, ¿quiénes lo administran?, ¿a quiénes se administra?, ¿cómo se administra?, ¿para qué se administra?
Nosotros, los hijos de Dios, y como un solo cuerpo, debemos comprender que somos colaboradores del plan de Dios y del propósito divino; y vemos que Dios en Su economía, en Su administración, tiene algo que administrar, y tiene también un escogido fundamental, que es el mismo Señor Jesús, para dirigir la administración; y el Espíritu Santo, en Su nombre, a través de la Iglesia, debe llevarla también adelante.
También vemos que la palabra del Señor nos muestra el objeto de esa administración, a quien se administra lo que Dios administra.
Todas estas cosas debemos tenerlas muy presente al escudriñar en la palabra de Dios la economía divina, la administración de la gracia de Dios.
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