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LA PRE-EXISTENCIA DEL VERBO
"En el principio era el Verbo". No dice que el verbo comenzó con el principio, sino que en el principio era el Verbo. Cuando las cosas tuvieron su principio, allí estaba el Verbo de antemano, y nada fue hecho sin Él (YO, sin Él "NADA de lo que ha sido hecho fue hecho"73]. Todo fue hecho por Él y "Él es antes de todas las cosas".74 Antes de la tierra, los abismos, las aguas, los montes y collados, los campos, el polvo del mundo, etc.;75 antes de todas las cosas; y puesto que todo fue hecho por medio de Él, Él mismo, entonces, es el principio, "Él, que es el principio",76 "el principio de la creación de Dios", "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin... el primero y el último".78 Y por ser el Principio, es también "el primogénito de toda la creación".79 Es decir, que antes de toda creación, ya había sido engendrado el Verbo, el Unigénito del Padre, Primogénito de toda creación.
Ahora bien, el Primogénito, el Primero, el Principio, es también Unigénito, y lo es, porque su generación es única en comparación a toda creación. Las cosas todas fueron creadas de la nada por Su intermedio, pero Él mismo es engendrado directamente en forma inmanente del Padre, y no vacilamos en decir con la Escritura, desde la eternidad. Él es el Principio, mas Él mismo no tiene principio, sino que desde la eternidad es engendrado del Padre, siendo la misma Sabiduría Divina, la Imagen misma de Dios, el resplandor de Su gloria. Dios nunca desde la eternidad estuvo falto de sabiduría ni de resplandor de gloria; Su sabiduría, el resplandor de Su gloria, le acompaña desde la eternidad, engendrado en el seno de Dios de una forma única, que sólo el Padre conoce, pues nadie conoce al Hijo sino el Padre, el cual dice: "Yo te engendré hoy".81. El "hoy" de Dios, no tiene ayer ni mañana, es eterno; él es el Principio y el Fin; Él es el que era y el que ha de venir. Él dice: Yo soy; Yo te engendré hoy. El que era es el que es; Dios es inmutable, inmutable Su gloria, inmutable Su sabiduría. Cuando dice: El que era, lo precede con Yo Soy: "YO SOY EL que era, y que es, y que ha de venir".82 Engendrado hoy.
Cristo mismo declaró Su pre-existencia: "De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, Yo Soy"; (y tomaron piedras para arrojárselas, porque se hacía igual a Dios. "Nadie subió al cielo sino EL QUE DESCENDIÓ DEL CIELO; el hijo del hombre que está en el cielo".84
"¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir A DONDE ESTABA PRIMERO?".85 "Padre, glorificame tú al lado tuyo, con aquella gloria que TUVE CONTIGO ANTES QUE EL MUNDO FUESE".86
"Yo soy el Alfa y la 0mega, el principio y el fin, el pr1mero y el último".87 Por eso leíamos en Proverbios 8:23: "ETERNAMENTE tuve el principado". ¡Eternamente tuve! He allí la pre‑existencia prolongándose hasta la eternidad pasada.
Miqueas nos profetiza del Él: "...y sus salidas son desde el principio, desde los días de la ETERNIDAD" (5:2); e Isaías nos lo refiere como: "...admirable, consejero, Dios fuerte, Padre ETERNO, príncipe de paz" (9:6); y el apóstol Juan como: "...la vida ETERNA; la cual estaba con el Padre y se nos manifestó".
Juan el Bautista, que por la profecía sabía a quién precursaba, al propio Yahveh (Isaías 40:3), dice: El que viene después de mí, es antes de mí, porque era primero que yo (cfr. Juan 1:30).
La carta a los Hebreos asemeja el sacerdocio de Melquisedec con el del Hijo de Dios en que ni tiene principio de días ni fin de vida. O sea, Melquisedec aparece en la Biblia desconociéndose su Genealogía, sin padre, sin madre, sin principio de días y sin fin de vida; se le declara ya Sacerdote del Dios Altísimo y no hay noticias del comienzo de su Sacerdocio. Todo esto lo utiliza el autor de la carta a los Hebreos para asemejarlo al Hijo de Dios, cuyo Sacerdocio es con juramento según el orden de Melquisedec. ¿Qué se le atribuye entonces al Hijo? ¿Qué se reconoce de El cuando se usa para Su semejanza la expresión “sin principio de días”? ¡Se le atribuye eternidad!
Bien, este Verbo pre-existente, engendrado inmanentemente desde la eternidad en el Seno de Dios, como Su propia Sabiduría, como el Resplandor de Su gloria, es co‑existente con Dios.
Juan 1:1. 73Juan 1:3. 74Colosenes 1:17. 75Proverbios 8:23‑26. 76Colosenses 1:18.
Apocalipsis 3:14. 78Apocalipsis 22:13. 79Colosenses 1:15.
Cfr. Mateo 12:27. 81Hebreo 1:5. 82Apocalipsis 1:8.
Juan 8:58. 84Juan 3:13. 85Juan 6:62. 86Juan 17;5. 87Apocalipsis 22:13.
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