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Encabezamiento crístico.-
En Efesios capitulo uno, verso diez, el apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos dice qué es lo que Dios se ha propuesto en Su corazón. En el verso nueve nos ha hablado de que, por la gracia de Dios, Él nos hace conocer el misterio de Su voluntad. Habíamos aprendido también en ese verso que el misterio de Su voluntad es según Su beneplácito, y que ese beneplácito y esa voluntad, Dios se lo había propuesto en Sí mismo; Dios se puso una meta.
Ahora en el verso diez, un verso importantísimo, un verso que nos muestra el blanco de Dios, nos dice qué es la meta que Dios se ha puesto. Y dice que El se ha propuesto en Sí mismo reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. Este verso es sumamente importante; nos declara lo que Dios se ha propuesto. Dios tiene este propósito de reunirlo todo en Cristo.
Esta palabra que se traduce aquí "reunir", implica que las cosas originalmente en el plan de Dios estarían unidas, pero que habiendo habido una rebelión en el universo, el Señor también ahora viene a reunir las cosas. La palabra que se traduce aquí reunir, también puede traducirse, según otra versión, como encabezar (anakefalaiosastai).
Dios quiere encabezar las cosas con Cristo; las cosas están dispersas, las cosas están fuera de lugar cuando no están bajo los pies de Jesucristo, cuando no están bajo la autoridad del Señor. Por eso, lo que Dios quiere, a lo que apunta todo el obrar de Dios, y a lo que debe apuntar nuestra colaboración con el Señor, es a que todas las cosas sean reunidas en Cristo Jesús.
Si habría una rebelión en el universo, el Señor lo conocía; y Dios se propuso remediar esta situación. Para eso Él hizo al hombre, y lo hizo a Su imagen, a Su semejanza, para que señoreara; y el hombre cayó de ese estado en que Dios lo creó. Pero entonces Dios ya conocía ésto; así que planeó desde antes de la fundación del mundo una salvación para recuperarlo.
La salvación tiene, pues, el propósito de recuperar al hombre, para llevar adelante lo que Dios se ha propuesto. Dios quiere hacerle un gran regalo a Su Hijo. El Hijo de Dios está en el centro del corazón de Dios; lo que Dios desea es que Su Hijo tenga la preeminencia en todas las cosas. Dios quiere encabezar todas la cosas con Su Hijo, y le quiere dar al Hijo también una esposa, le quiere dar a Su Hijo también una Iglesia, unos compañeros. Dios quiere que el Unigénito sea también el Primogénito entre muchos hermanos, donde Dios pueda ser contenido, donde Dios pueda ser expresado, donde Su autoridad pueda tratar con el desorden en el universo, y pueda ser conocida Su gloria. La gloria de Dios está establecida, pero Dios desea también que sea manifestada y conocida.
Cuando nosotros vemos el Apocalipsis, en el último capítulo vemos allí a la Nueva Jerusalén teniendo ya la gloria de Dios. Este libro, que nos habla de la revelación de Jesucristo, de la culminación, de la consumación del plan de Dios, nos muestra la gloria de Dios manifestada en Su pueblo redimido. Vemos también sojuzgado el universo.
Eso es lo que Dios quiere; reunirlo todo en Cristo Jesús; ese es el blanco de Dios y debe ser el blanco de todo redimido.
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