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RESURRECCIÓN DE MUERTOS
Como vimos en el apartado IX, "Primicias: Cristo Resucitado", el Señor Jesús resucitó corporalmente como primicias, es decir, como precursor de nuestra resurrección. Él resucitó para compartir con nosotros su victoria sobre la muerte. Es fundamento de la doctrina de Cristo la enseñanza divina acerca de la resurrección de los muertos.
Ya el profeta Daniel, por revelación divina a través del ángel Gabriel, nos registró : "Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (12:2); lo mismo sostuvo el Señor Jesús cuando dijo: "28Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz (la del Hijo del Hombre); 29y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, saldrán a resurrección de condenación" (Jn. 5:28,29). Habrá, pues, dos tipos de resurrección: una para vida eterna, y otra para condenación. Los que permanezcamos en Cristo por la gracia de Dios resucitaremos para vida.
Jesús declaró: "Y esta es la voluntad del Padre que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna y yo le resucitaré en el día postrero" (Jn. 6:40). Pablo escribía a los corintios: "20Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. 21Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
22Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 24Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre" (l Co. 15:20-24a). Existe, pues, un orden para la resurrección, habiendo sido ya Cristo el primogénito de entre los muertos; entonces, a la segunda venida de Cristo, resucitaremos los suyos para vida eterna, como está escrito:
"14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor mismo con voz fuerte, voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tes. 4:14-17). El arrebatamiento de los cristianos sigue inmediatamente después de la resurrección y de la transformación de los vivos cristianos.
Transformación, resurrección y arrebatamiento de los cristianos fieles están juntos: "51He aquí os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1 Co. 15:51-52). También Colosenses 3:4 y Filipenses 3:20-21 nos hablan de la transformación hacia la incorruptibilidad de los fieles cristianos al momento de la venida de Cristo en Su manifestación gloriosa. Efectivamente, la séptima trompeta (Ap. 11:15-19) señala el tiempo del juicio de los muertos y del galardonamiento de los santos; galardón que Cristo trae con Su venida (Ap. 22:12).
Los que sean tenidos por dignos del siglo venidero (Lc. 20:35) y de la resurrección de los justos (Lc. 14:14) serán como los ángeles y no se casarán; serán recompensados en esta resurrección de justos, la cual, es, pues, a la final trompeta, la séptima, cuando el Señor mismo con gran voz de trompeta descienda en las nubes para arrebatarnos, enviando a sus ángeles con voz de trompeta a recoger sus escogidos de los cuatro vientos (Mt. 24:30-31). En el orden divino de la resurrección, la resurrección de los justos en Su venida precede a la resurrección de los demás muertos en un milenio: "4Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección" (Ap. 20:4,5).
Según 1 Corintios 15:23,24, las primicias fueron: Cristo el Primogénito; en el orden seguiría, pues, la resurrección de los justos en Su venida; es decir, la primera resurrección, al tiempo del galardón, en la séptima o final trompeta; después será el fin, con la resurrección del resto de los muertos después del milenio, quienes resucitarán para juicio, y de entre los cuales se hallan los resucitados para condenación; con su castigo en el lago de fuego se suprime toda oposición a la autoridad Divina, y la muerte misma es echada al lago de fuego siendo definitivamente vencida; entonces habrá cielo nuevo y tierra nueva, y la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, después de que hayan sido suficientemente manifestados los hijos de Dios en Gloria (Ro. 8:19-21). He allí, pues, el orden en que la muerte es desplazada definitivamente por una nueva creación comenzada por la resurrección de Cristo. Jesús es la resurrección y la vida (Jn. 11:25) y es necesario ser hallado en Él para alcanzar la resurrección de los justos (Fil. 3:9-11).
Con el Hijo de "Dios y la Virgen", la Simiente de la Mujer, es quebrantada definitivamente la cabeza del que tenía en sus manos el imperio de la muerte: la serpiente antigua que es el diablo.
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