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Dos aspectos de la santificación.-
Gracias a los méritos de la crucifixión del Hijo de Dios, del Hijo del hombre, del Verbo de Dios encarnado, del Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero, nosotros obtenemos liberación del juicio de Dios, de la condenación eterna; obtenemos el perdón de los pecados, la limpieza de los pecados y de la mancha del pecado; nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo, para que seamos liberados del cuerpo de pecado, por desuso, por andar más bien en el Espíritu; también somos liberados de la maldición de la ley; estas y otras cosas han sido conseguidas en la cruz de Cristo para todos nosotros.
Hoy estaremos examinando un aspecto de la santificación conseguido para nosotros en la cruz de Cristo; y digo un aspecto, porque no es el único; hay varios aspectos en lo relacionado a la santificación. La santificación, por un parte, es una separación de las cosas negativas, de las cosas inmundas, de las cosas mundanas, para ser comprados para Dios; por otra parte, es participar, ya en el lado positivo, de la naturaleza divina y santa de Dios por Cristo Jesús.
Vemos, pues, en la santificación, dos cosas: una relacionada a la separación de lo negativo, y otra relacionada a recibir una naturaleza santa, la naturaleza divina, por la presencia de Cristo morando en nosotros.
De estos dos aspectos de la santificación, uno de ellos, el de la separación de las cosas negativas, para que seamos para Dios, está relacionado a la cruz de Cristo; y el otro aspecto, el de las cosas positivas, el de la naturaleza divina y santa, creados en la justicia y santidad de la verdad en Cristo Jesús, está relacionado a la resurrección de Cristo; así que, vemos en la santificación una aspecto relacionado a la cruz, y otro aspecto relacionado a la resurrección.
Con respecto al aspecto relacionado a la cruz de la santificación, vamos a leer Hebreos capítulo diez, en los versículos nueve y diez: “He aquí vengo, oh Dios (dice la profecía acerca de Cristo) para hacer tu voluntad; quita lo primero (o sea, los sacrificios antiguos) para establecer esto último. (Cristo muriendo y resucitando para nosotros). Y ahora dice el verso diez: “En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”.
Notamos que este pasaje nos habla de la santificación por la ofrenda de Jesucristo hecha una vez para siempre. Cuando el Señor Jesús ofreció el sacrificio suyo en la cruz del calvario, fuimos santificados; ¿en qué sentido? en el sentido de que al llevar El las cosas viejas, el viejo hombre, el mundo, la carne, e incluso Satán, como estaremos viendo, Dios mediante más adelante, y llevarlos a la destrucción en Su muerte en la cruz, de esa manera nosotros estábamos siendo separados de las cosas negativas que había en el universo.
Al resucitar, y al introducir por Su resurrección una nueva creación, El se convirtió también en nuestra santificación; pero este aspecto, como mencionábamos, se refiere al aspecto positivo de la santificación, a la provisión de santidad, de naturaleza santa, que es Cristo resurrecto morando por el Espíritu en nosotros. Pero la ofrenda de Cristo en la cruz fue para terminar lo negativo, y liberarnos, y separarnos para Dios, santificándonos.
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