Puntos cruciales de la Angelología Bíblica

   
 


 

 

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PUNTOS CRUCIALES DE LA
ANGELOLOGÍA BÍBLICA[1]
 
La Angelología Bíblica y las teogonías

Existe un depósito de Dios; hay un cuerpo de verdades que Dios ha entregado a la Iglesia, dentro del cual hay un orden de prioridades y una secuencia lógica y coherente de esas grandes verdades de Dios. Hemos visto ciertos puntos cruciales de algunas materias fundamentales, y en este capítulo vamos a ver los de la Angelología Bíblica. Existen otras angelologías, otras opiniones, leyendas e historias acerca de ángeles, de seres celestiales, de seres llamados divinos; así como en la Cosmología, en lo relativo al área de la creación, o Cosmogonía, se ve cómo en las distintas mitologías y las diferentes religiones politeístas, elevan a la categoría de dioses a seres espirituales que seguramente son ángeles, o incluso ángeles caídos; entonces así como existe la Cosmogonía, que trata sobre el origen de la creación, según el punto de vista del grupo humano que tenga esa cosmogonía específica, así también existe la llamada teogonía. Las teogonías se refieren a las leyendas en cuanto al origen de los llamados dioses. Uno de los más antiguos poetas griegos fue induda­blemente Hesíodo, y él escribió una de sus obras maestras entre otras, llamada precisamente "La Teogonía", y en ella él trata de decir cómo fue el origen de los antiguos dioses. Hesíodo fue uno de los padres de la mitología griega, o por lo menos de los poetas que escribieron esa mitología antigua, pero realmente antes de él existían otras teogonías. Las egipcias, las babilónicas o caldeas, las acadias, las sumerias, y ellas también hablaban de dioses y de seres que dentro de la Angelología Bíblica, haciendo una comparación, podríamos llamar ángeles o demo­nios. Por ejemplo, los acadios hablaban de los anuvaquis; otros hablaban que los anuvaquis habían tenido hijas también aquí en la tierra, y habían nacido los titanes y los gigantes. Hay toda una mitología de seres supranaturales en todas las diferentes religiones, y a eso se le llama comúnmente teogonía.

Pero acá estamos tratando el tema desde el punto de vista bíblico, y por esa causa no elevamos a la categoría de dioses a esos seres espirituales, aunque sí reconocemos la existencia de entidades espirituales, de personas, pero que no son humanos. Gracias a la revelación divina reconocemos la existencia de ángeles, como también de ángeles caídos, pero sin elevarlos a la categoría de divinidades. En el cristianismo no puede existir una teogonía, y por esa razón existe la Angelología. En el caso de las mitologías paganas sí hay teogonías, porque ellos cuentan cómo se originaron esos dioses. Por ejemplo, hablan de Júpiter, el padre de los dioses en la mitología romana, que a la vez era el mismo Zéus en la mitología griega. Los cristianos no podemos tener teogonías porque nuestro Dios no tiene origen; en cambio los ángeles y los demonios sí tienen origen. Dentro del cristianismo, lo que en la cosmovisión cristiana ocupa el lugar de las teogonías, es la Angelología Bíblica.


La palabra ángel, en el hebreo es mal'ak, que significa mensajero; de ahí viene el nombre de Malaquías, que quiere decir, mensajero de Yahveh. En el idioma griego se dice aggelos, mensajero. Esa palabra, tanto en hebreo como en griego se aplica a los mensajeros, tanto celestiales como humanos. En la traducción española del Nuevo Testamento no encontra­mos precisamente la palabra mensajero, sino ángel, y es por eso que hacemos una diferenciación muy fácil entre ángel y hombre; sin embargo, cuando se lee la Biblia en los idiomas originales, tanto en el hebreo como en el griego, encontramos que mal'ak en el Antiguo Testamento se refiere a mensajeros a veces celestiales, o sea lo que llamamos comúnmente seres angelicales; y lo mismo ocurre en el griego del Nuevo Testamento; allí a veces la palabra aggelos también se aplica a seres humanos que son mensajeros, como cuando el Señor Jesús envió mensajeros a la casa de fulano para que prepararan las cosas para tomar la cena pascual. La Angelología, aunque define las raíces de la palabra ángel, sin embargo no se refiere a los ángeles humanos, sino exclusivamente a los seres celestia­les, criaturas sobrenaturales.
 
El origen de los ángeles


Si se tratara solamente de una angelología general, no bíblica, hay personas que pretenden decir que los ángeles han existido siempre. También hay filósofos, como Gottfried W. Leibnitz (1646-1716) y Enmanuel Kant, que racionalmente trataron de deducir la existencia de los ángeles desde el punto de vista del discurso filosófico, o de la llamada teología natural; sin embargo, la Angelología Bíblica no proviene del discurso natural, sino de la revelación divina, de la intervención real de estos seres en la historia y la manera como el mismo Señor Jesucristo habló y trató con ellos, y ellos trataron con El, así como los profetas antes de Cristo, y los apóstoles después de El. Entonces existe un punto de vista, lo que en paganismo es teogonía, en Angelología Bíblica es origen de los ángeles. De conformidad con la Biblia, lo primero que tenemos que reconocer es que los ángeles son seres creados. Eso es importante enfatizarlo. Claro, no es muy común entre nosotros la teoría, no se escucha, de que existieran desde la eternidad; pero puesto que hay algunos que sostienen eso, de que los ángeles han estado también con Dios desde la eternidad, es preciso que refutemos esa teoría.


Hay otras teogonías angélicas que podríamos llamar angelologías seculares, donde sitúan el origen de los ángeles en los hombres. Algunos, y específicamente Emanuel Swedenborg (1688-1772), un famoso parapsicólogo y filósofo, que ha hecho escuela dentro de la teología, dicen que los ángeles actuales eran hombres antiguamente, y que esos hombres al morir desencarnaron convirtiéndose en ángeles. Swedenborg, por haber sido ocultista y por haber tenido experiencias raras, las interpretó a su manera, surgiendo así su propia angelología. La angelología de Sweden­borg no es bíblica.

Existe también el racionalismo moderno, o modernismo, el cual pretende decir que no existen los ángeles, afirmando que los ángeles no son sino imaginaciones de los hombres, que tratan de personificar alguna fuerza de la naturaleza, o del pensamiento, o de las emociones, y eso se trata realmente de una manera secular y racionalista de tratar de explicar esos testimonios bíblicos y extrabíblicos sobre la existencia de estas personas sobrenaturales; es una angelología racionalista. La Angelología Bíblica sostiene que los ángeles son seres creados por Dios al principio de la creación. Hay versículos en la Biblia que hablan acerca de los ejércitos celestiales. A veces se lee un versículo aislado, y se puede recibir una impresión parcial; pero cuando tomas todos los versos posibles que hablan con un lenguaje parecido, lo que en hermenéutica se llama los pasajes paralelos, que se parecen unos a otros y hablan de un mismo tema, esos pasajes complementan la visión y te hacen entender mucho mejor un solo versículo que cuando lo tomas aislado. Recordemos que la Biblia no está compuesta de versos aislados, sino que todos los versos están relacionados en un solo todo, en la suma de la Palabra.

En Génesis 1:1 dice: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra"; luego observamos que el resto del capítulo se refiere más a la formación de la tierra, y para nada menciona los ángeles. No hay una mención específica de ellos. Pero noten que el hecho de que no se les menciona al principio, no significa que no estaban en el principio, porque cuando ya llegamos a la condición paradisíaca, cuando no se había mencionado ningún ángel y llegamos al capítulo 3, que constituye la historia de lo que aconteció en Edén, ya vemos que aparece la serpiente antigua. Más tarde vemos en el Nuevo Testamento que se nos explica que la serpiente antigua es el diablo y Satanás[2]; también en los libros de los profetas Isaías y Ezequiel se nos explica que ese mismo Satanás era el querubín que había caído. Por lo tanto, aunque en los primeros capítulos de Génesis no se hace una mención específica de los ángeles celestiales, se supone que existían en ese momento, que están allí porque fueron creados desde el principio; no podemos interpretar Génesis aún sin tener en cuenta lo que dice Isaías, Ezequiel, Apocalipsis, Job, es decir, la Biblia en general.


En el capítulo 2 de Génesis, justamente en el primer verso, después de haber mencionado toda la formación de la tierra y cielos durante los seis días, y la expansión de los cielos, etcétera (acordémonos que cuando Moisés escribió, él no lo hizo dividiendo el Libro Sagrado en capítulos y versículos, sino de corrido, de manera que no nos debe distraer ese numerito, sino leerlo en continuidad); allí dice:
"Fueron, pues, (la palabra pues establece la continuidad del capítulo 1 con el 2), acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos".

La expresión "el ejército de ellos", nos hace entender que ya para el sexto día, pues en el séptimo Dios descansó, ya había sido acabado el ejército de los cielos y de la tierra. Si esa frase la tomásemos en forma aislada, alguien podría pensar que se refiere en cuanto las cosas materiales que fueron creadas, y tomar ese ejército de la tierra por otras cosas, como por ejemplo, las montañas, los árboles, los animales y los seres humanos; y pensar que los ejércitos de los cielos podría referirse al sol, a la luna y a las estrellas. Es muy importante mirar la concordancia y estudiar todos los pasajes donde hable del ejército de los cielos, para constatar que no solamente se refieren a la creación material, a las estrellas, a las galaxias, sino que también hablan de los ángeles.
"1Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas. 2Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos" (Salmos 148:1-2).


En todo el Salmo 148, el salmista hace una especie de alabanza; es un Salmo de aleluya, alabanza; eso es lo que significa la palabra aleluya: alabanza a Yahveh. En este Salmo el autor hace una recapitulación de la creación. El tiene en mente Génesis por el Espíritu Santo, y está alabando a Dios por la creación descrita en Génesis. Primero habla del cielo, luego habla de la luna, del sol; luego de los monstruos marinos, del fuego, del granizo, de los montes, de los collados, de las bestias, de los reptiles, y así hasta llegar a los hombres; por fin llega a alabar a Dios por los reyes de la tierra, por los ancianos, los niños, los jóvenes, las doncellas; es decir, sigue más o menos la misma secuencia del primer capítulo de Génesis, o lo que se llama el libro de la creación. Pero teniendo ya presente ese aspecto, eso nos ayuda mucho más a entender que el carácter de este Salmo es una recapitulación que el Espíritu Santo le dio al salmista; entonces al leer este Salmo con el entendimiento de que es una recapitulación del Espíritu, comprendemos mucho mejor el sentido del orden y la secuencia que aparece en Génesis. Al analizar los primeros versículos, notamos que primeramente no dicen que le alaben los cielos; cosa parecida dice también en el verso 4 ("alabadle, cielos de los cielos"). En el verso 4 le habla a los cielos mismos, pero en el 1 no habla a los cielos, sino a personas que están en los cielos, porque dice: "Alabad a Jehová desde los cielos". En el contexto de los dos primeros versos va hablando primero de esos seres angelicales, y luego ya sigue por lo más familiar, humano, lo más cercano al hombre.

"3Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. 4Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos" (versos 3-4).
Luego el verso 5 recapitula los cuatro primeros versos, al decir:
"Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados".

Ahí entendemos también que los ángeles fueron creados, y aunque en el libro de Génesis no aparece la creación de los ángeles de una manera muy específica, sí está implicada y se puede interpretar por medio del resto de versículos que aparecen a lo largo de la Palabra de Dios.

En el capítulo 38 del libro de Job encontramos también la presencia de los ángeles en la creación, con la diferencia de que allí no se les llama precisamente ángeles, sino "hijos de Dios", o sea, los hijos de Elohim. Hay que tener en cuenta que en el Antiguo Testamento a los ángeles se les llamaba "hijos de Dios", y en el Nuevo Testamento, a los renacidos se les llama "hijos de Dios". También en el Nuevo Testamento el Señor Jesús enseña que en la resurrección, en la regeneración de los justos, los hijos de Dios, miembros de la Iglesia, renacidos en la resurrección, no se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles, y no pueden ya más morir[3]. Los ángeles fueron creados por Dios y no pueden morir.  Pero por el momento no estamos hablando de la inmortalidad de los ángeles, sino de su creación. Los ángeles son personas espirituales, espíritus creados por Dios, cuyo origen lo tienen en Dios; por lo tanto fueron creados.

"4¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. 5¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? 6¿Sobre qué están fundadas sus basas? ¿O quién puso su piedra angular, 7cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios?" (Job 38:4-7).


En este contexto el Señor mismo le está hablando a Job. Son expresio­nes directas de Dios cuando se refiere a la formación de la tierra. Aquí hay una referencia a la alabanza de las estrellas del alba y de los hijos de Dios, cuando Dios estaba formando la tierra, porque es la pregunta que le formula Dios a Job: "¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?". Notemos que en el libro de Apocalipsis se dice del dragón que arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo[4]; y en la Biblia las estrellas simboli­zan ángeles. Por ejemplo, leamos en Apocalipsis 1:20:
"El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias...".

De manera que los ángeles son representados en la Biblia por las estrellas, y por eso dice que luchaba Miguel y sus ángeles contra el dragón y sus ángeles[5], pero a la vez se dice que el dragón había arrastrado la tercera parte de las estrellas; y en el libro de Isaías dice el Señor que El castigaría al ejército de los cielos, y las estrellas caerían, y está haciendo la referencia también a los ángeles, pero a los rebeldes, a los caídos. Se deduce, pues, que en Job 38:7, aunque no menciona la palabra ángeles, los implica; o sea, implica personalidades sobrenaturales que han estado en la presencia de Dios, que han acompañado a Dios en ciertos períodos de la creación. En la frase "...cuando alababan todas las estrellas del alba", Dios da a entender a Job que las estrellas del alba y los hijos de Dios, alababan y se regocijaban en la fundación de la tierra. Esto nos muestra la antigüedad de los ángeles.
 
El error de la preexistencia de las almas

Estos versos de los libros más antiguos de la Biblia, que son precisa­mente Job y Génesis, que corresponden al período patriarcal, incluso el período antediluviano (el Génesis específicamente), aunque no mencionan la palabra ángel, sí abren la puerta para mostrar la huella de la actividad de ellos. Si tomamos solamente Génesis, no podríamos estar seguros de que se está refiriendo a los ángeles; pero cuando investigamos mediante una concordancia sobre lo relacionado con el ejército de los cielos, nos damos cuenta por el contexto, que se refiere también a los ángeles celestiales; y aquí en Job se les llama "hijos de Dios". Al principio Job dice que una vez vinieron a presentarse delante de Dios los "hijos de Dios", entre los cuales vino también Satanás[6].


Esos "hijos de Dios" que se presentaron ante el trono de Dios, no eran personas humanas, eran ángeles celestiales, que en la Biblia se les llama "hijos de Elohim". Satanás aparece entre ellos. ¿De dónde vienen? De rodear la tierra. Y cuando dice que "se regocijaban todos los hijos de Dios" en la fundación de la tierra, lógicamente que no se refiere a la Iglesia, ni tampoco se refiere a la llamada preexistencia de las almas, como sostienen los mormones. Ellos sostienen que las almas existían antes, y que luego fueron echadas a este mundo debido a un castigo, y supuesta­mente fue cuando fueron apareciendo en cuerpos humanos. Eso mismo sostienen algunas facciones de los gnósticos; también algunos de los maniqueos, y otros de ciertas sectas como algunas líneas de los cátaros y algunos albigenses.

Pero la Biblia no habla ni de la encarnación, que es un error, ni de la preexistencia de las almas. Esa no es una doctrina bíblica; por lo tanto Job 38:7, donde habla de que los hijos de Dios se regocijaban, no lo podemos interpretar como si fuera preexistencia de las almas, porque ningún otro versículo habla en la Biblia de la preexistencia de las almas, sino que comenzamos a existir cuando Dios nos creó, pero no que existiéramos antes. Solamente Jesucristo estaba con el Padre antes de la fundación del mundo; vino y se encarnó; ese es el caso exclusivo del Verbo de Dios, que se encarnó como la Persona del Señor Jesucristo, pero no es el caso de ninguno de nosotros los seres humanos. Cuando se leen libros extrabíbli­cos, pero que transmiten las tradiciones antiguas del judaísmo y de la antigüedad de la raza humana, sabemos que ese es el lenguaje normal para referirse a los ángeles. Por ejemplo, el libro de Enoc es usado por San Judas en su carta. El lo cita en el verso 14, en donde se está refiriendo a aquellos ángeles celestiales, diciendo:
"De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares".
 
Otros nombres dados a los ángeles

La palabra aggelos significa simplemente mensajero, pero la Angelolo­gía Bíblica se refiere a los mensajeros celestiales, o lo que propiamente nosotros llamamos ángeles celestiales. Hay otros nombres que se les suele dar también a los ángeles. Se les llama también vigilantes (a algunos); por ejemplo en Daniel 4:13,17:

"13Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo. 17La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres".

Aquí mismo vemos que también se les llama santos, pero estos santos del verso 13 no se refieren a los santos cristianos, hijos de Dios en la tierra, sino a esas criaturas celestiales, pues la Biblia también habla de los santos ángeles. Por ejemplo, Mateo, registrando las palabras del Señor Jesús, así como lo hacen también Marcos y Lucas, cuando el Señor Jesús se refirió a su segunda venida con los santos ángeles, dice en el verso 31 del capítulo 25:
"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria".
Vemos así que en algunos contextos se les llama vigilantes, también santos y ángeles o mensajeros.
Un pasaje clave que muestra la creación de los ángeles, no solamente en general sino con todas sus graduaciones, lo encontramos en Colosenses 1:16:
"Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él".
 
La falsa escalera de entes intermedios

Esto nos recuerda lo que registra San Juan: "...sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Juan 1:3b). O sea que aun los ángeles fueron creados por medio del Verbo de Dios. Con la mezcla del gnosticismo, de los judaizantes, del cabalismo, surgieron esas teorías de los intermediarios que supuestamente hay entre Dios y los hombres; como especie de escalera infinita de ángeles; y ellos hablaban de la merkabah, del carro de Dios, de los querubines en los que Dios montaba. Y hablaban de que para poder llegar a Dios había que pasar primero por el primer cielo, luego el segundo, el tercero, etcétera; todo eso con un montón de imaginaciones. Ismael fue uno de los rabinos que habló mucho de estas cosas, y aparece en un libro que se le conoce también como el libro tercero de Enoc, aunque no es el famoso libro de Enoc, pero se llama "Los Sefer Hekalot", o sea como las visiones de la gloria de Dios y los intermediarios de los ángeles, y todas esas teorías de cosas intermedias, las cuales habían hinchado la cabeza de mucha gente en la antigüedad, y aun las de la actualidad. Pero la Angelología Bíblica es muy sobria. Sí habla lo necesario, y bastante; pero cuando tú empiezas a ver lo que dice al respecto el ocultismo con todas sus ramificaciones, aparece una angelología exagerada, con un montón de aditamentos e invenciones; y a eso mismo se refiere Pablo en Colosenses 2:18-19a, cuando dice:

"18Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal,19 y no asiéndose de la Cabeza...".

Eso nos dice que el cristianismo nos dirige directamente a Cristo, y pone a Cristo sobre todo principado y potestad. En cambio el gnosticismo hablaba del demiurgo. Especialmente Marción decía que el Dios del Antiguo Testamento era distinto del Nuevo Testamento; afirmaba que Jehová era uno y que el Padre del Señor Jesucristo era otro, y que el Creador del Antiguo Testamento era un demiurgo, o sea, una potestad inferior, intermedia entre el Supremo, que es el Padre de Jesucristo, y otros intermediarios, y que el último, o uno de los últimos era el tal demiurgo Yahveh, quien había creado este mundo material malo. Ese era el pensamiento gnóstico, que aún sigue siéndolo hasta el día de hoy en muchas teorías herméticas, cabalísticas, ocultistas, gnósticas. Tengamos claro que a eso se está refiriendo Pablo en el capítulo 2 de su epístola a los Colosenses. Se habían metido en un mundo de los ángeles, "entremetién­dose en lo que no han visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal", y nos hablan de la primera esfera, de la segunda, y dan los nombres, de que si tales ángeles se postran delante de otros, y éstos ante otros y así sucesivamente, formándose una escalera muy difícil de escalar, con tantas esferas, cielos, palacios y nombres, con tantas exageraciones, de tal manera que uno al leer el libro del rabino Ismael, uno se da cuenta que él se afiebró un poco con ciertas revelaciones bíblicas.


La Biblia revela ciertas cosas muy sobrias, pero el rabino Ismael, basado en esas revelaciones bíblicas, se le dio por exagerar y sacar implicaciones e inventos, y se le hinchó la cabeza, y hoy en día en eso siguen metidos los gnósticos, los ocultistas y muchas personas, hablando de los viajes astrales relacionados con ese mundo; pero Pablo dice que no, que nosotros debemos asirnos directamente de la Cabeza, y no pretender humildad dando culto a los ángeles, a los cuales no se les rinde culto, sino que debemos tener un conocimiento auténtico, sobrio, de ellos; lo más exacto posible, sin perdernos en esas cosas; no permitir que también se nos hinche la cabeza, sino centrarnos directamente en el Señor mismo y ser sobrios con lo que Dios ha revelado. Con esta carta a los Colosenses, ¿qué es lo que Pablo quiere? El quiere mostrar la superioridad de Cristo para con la ley por un lado, para con los ritos, las fiestas, para con lo que encierra la corriente judaizante, y también la superioridad de Cristo para con todos los ángeles e intermediarios del gnosticismo; porque el gnosticismo mezclado con el judaísmo fue lo que produjo la famosa cábala, que es la madre de todo tipo de ocultismo en la historia moderna. Eso es lo que se está combatiendo con una angelología bastante sobria.

 
La naturaleza de los ángeles

Otro punto crucial es lo relacionado con la naturaleza de los ángeles. ¿Qué son los ángeles? La Angelología Bíblica no es la angelología racionalista, que dice que los ángeles son solamente imaginaciones o personificaciones de fuerzas de la naturaleza. No. La Angelología Bíblica reconoce la existencia real de los ángeles. Ellos son personas; son espíritus. Una buena definición de ellos aparece en el libro de Hebreos 1:13-14:
"13Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 14¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?".

Aquí dice que todos los ángeles son espíritus; esa es su naturaleza. Algunas escuelas teológicas discuten con otras como diciendo: ¿Los ángeles son espíritus puros, o tienen algún cuerpo sutil, etéreo? Entonces surge esa pregunta de que si son incorpóreos o si tienen una especie de cuerpo sutil. Cuando en la Biblia se describen las diferentes clases de ángeles, aparecen con una configuración corporal; de manera que no estaría mal inclinarse quizá a pensar que sí tienen cierto tipo de cuerpo etéreo. Y esto no lo digo dogmáticamente; por eso antes de decir esto, ya he aclarado que hay varias escuelas; que algunos dicen que son espíritus puros, otros que son espíritus que tienen un cuerpo etéreo, no humano, aunque a veces toman figura humana, a semejanza de hombre, como a veces afirma la Biblia, "un varón...". Por ejemplo, con ocasión de la ascensión del Señor, en Hechos 1:10 dice:
"Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas".


Esos varones eran ángeles; eso significa que ellos tienen la capacidad de aparecer como varones. En el mundo espiritual en que ellos se mueven, e invisible para nosotros, los ángeles no son omnipresentes; es decir, que ellos no están en todas partes al mismo tiempo; porque suele hablarse de que tienen alas, que se desplazan, que vuelan, que vienen, que van, que suben, que bajan; por lo tanto, no son omnipresentes. Es lo que en latín se dice "ubi replétibus", que tienen una ubicación omnipresente, cuya ubicación lo llena todo, en todas partes; pero el único que es ubi replétibus es Dios mismo; en cambio los ángeles ocupan un lugar definido y se mueven de ese lugar a otro en su momento. Satanás también va y viene, y él es un ser de esa categoría. En Job se le dice: ¿De dónde vienes? Y él contesta: De rodear la tierra y recorrerla. Los ángeles, por tanto, son espíritus, pero tienen una ubicación dentro de lo que podríamos llamar ese espacio supranatural, o de esa dimensión del mundo invisible.


Los ángeles, como espíritus, son personas. No basta con decir que son espíritus, porque en el hebreo la palabra espíritu es rujá, pero la palabra viento también es rujá; y en griego la palabra viento es pneuma, y la palabra espíritu también es pneuma, y puede referirse a los espíritus humanos, a los espíritus angélicos, a los espíritus inmundos, o al viento, al aire. No solamente decimos, pues, que los ángeles son espíritus sino que también son personas. Hay diferencia entre lo que es persona y lo que es personificación. En el racionalismo, o sea la doctrina de los que no creen en la Biblia, sino que tratan de ser modernos y hacen las explicaciones al estilo de hoy, le quitan la categoría de personas, diciendo que son meramente personificaciones; es decir, que fuerzas de la naturaleza y de la psiquis, las personifica el hombre, haciéndolas aparecer como personas, pero que en realidad no son personas subsistentes, sino solamente personificaciones de la mente humana. El punto de vista bíblico es que los ángeles son personas reales, así como nosotros también somos personas reales. Antes que nosotros existiésemos, los ángeles fueron creados por Dios como personas reales, pero espirituales; son espíritus personales, y eso implica varios aspectos. Los ángeles como personas son:

1. Morales, o sea que tienen una naturaleza moral, ética; es decir, tienen voluntad; ellos pueden escoger, pueden pecar; algunos se rebelaron. Hay ángeles buenos y hay ángeles malos.


2. Inteligentes. Los ángeles tienen inteligencia; ellos quieren comprender bien, y entienden muchas cosas. De hecho, la Biblia misma dice que ellos anhelan saber muchas cosas a través de la Iglesia; que ellos aprenden de Dios ciertas cosas a través de la Iglesia, y que ellos saben también muchas cosas, porque cuando el Señor Jesús dijo en Mateo 24:36: "Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre", está queriendo decir que los ángeles saben muchas cosas, pero que esa no la saben, entre otras. De lo contrario no habría dicho "ni aun los ángeles de los cielos". Eso confirma que los ángeles saben muchísimas cosas, que conocen mucho, y no sólo que saben, sino aprenden.

"A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles" (1 Pe. 1:12).

Hay cosas en las cuales los ángeles están a la expectativa; anhelan mirarlas. Hay cosas que ellos saben, pero hay otras que aún no saben. En ellos hay un aprendizaje.
"...para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales" (Efesios 3:10).

Eso significa que Dios quiere dar a conocer algo a los ángeles mismos, a los mismos principados y potestades en los lugares celestiales, y que El hace eso a través de la Iglesia. La Iglesia es un vehículo didáctico que Dios utiliza para los ángeles mismos; incluso la Biblia dice que hemos llegado a ser espectáculo a los ángeles. Pedro dice que los ángeles anhelan mirar ciertas cosas, y Pablo a los Efesios dice que Dios por medio de la Iglesia les da a conocer su multiforme sabiduría a los principados.
"Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres" (1 Corintios 4:9).

Este versículo habla de ser espectáculo a los ángeles; pero hay un versículo curioso que lo confirma:
"Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles" (1 Corintios 11:10).


Asimismo nos confirma que el Señor está realizando una obra de redención, una obra de salvación, que Dios les da mandamiento a los ángeles, que los ángeles están viendo ese espectáculo, están participando como ejecutores de Su providencia desde su dimensión, pero a la vez están aprendiendo cosas de parte de Dios. Eso significa que Dios no sólo nos está enseñando a nosotros, sino también a los ángeles; y por eso es que ellos anhelan mirar, y dice que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la Iglesia a los principados y potestades. Los ángeles están viendo y aprendiendo. Tienen inteligencia similar a nosotros los humanos. No solamente tienen voluntad ética, como seres personales que son, pudiendo elegir entre el bien y el mal.


3. Tienen emociones. La Biblia dice que los ángeles se regocijan. Dice el Señor Jesús que no menospreciemos a ninguno de los pequeñitos, porque sus ángeles miran constantemente el trono de Dios.
"Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 18:10).

También dice que cuando un pecador se arrepiente hay fiesta en los cielos y los ángeles se alegran, se regocijan, pues ellos son personas, y seguramente que también se entristecen.
"Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente" (Lucas 15:10).

Es posible que lo que sucedió con la caída habrá sido un acontecimien­to terrible, pues ellos son espíritus personales con voluntad, con inteligen­cia y con emociones.
 
¿Tienen cuerpo los ángeles?

Respecto de si tienen o no cuerpo, que es lo que discuten las distintas escuelas, me remito al capítulo 15 de la primera carta a los Corintios. Sin pretender sentar dogmáticamente una solución definitiva, me inclino a pensar que sí tienen cierto tipo de cuerpo etéreo, angélico, basándome en las declaraciones de este capítulo.
"40Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. 44Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual".

Claro que aquí está hablando de la resurrección de los justos, pero acordémonos de lo que dice el Señor, de que los justos en la resurrección seremos como los ángeles.
"Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección" (Lucas 20:36).

Y si el Señor resucitó con un cuerpo espiritual, no era sólo un espíritu, porque El cuando apareció a los apóstoles, ellos pensaban que veían un espíritu, pero El les dijo: Yo no soy un espíritu; un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo[7]. Jesús tenía un cuerpo espiritual, y la Biblia llama al cuerpo de la resurrección, cuerpo espiritual; pero note que sí es un cuerpo.

"1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por eso también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida" (2 Corintios 5:1-4).

Este revestimiento significa cuando lo mortal es absorbido por la vida; es decir, cuando al sembrarse este cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual.
"Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual" (1 Corintios 15:44).

Cuando los saduceos alegaban que no había resurrección, que no había espíritu ni alma, y en el capítulo 20 del evangelio de San Lucas trataron de tentar al Señor con la pregunta de los siete hermanos que sucesivamente se habían casado con la misma mujer, y que cuál de ellos sería su marido en la resurrección, "34entonces respondiendo Jesús, les dijo: Los hijos de este siglo se casan, y se dan en casamiento; 35mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. 36Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección" (versos 34-36). Nótese que en este último verso enseña el Señor Jesús que los ángeles no mueren. Cuando el Señor Jesús dice que los resucitados no pueden morir, y la razón que el Señor da es porque son iguales a los ángeles, significa que El está enseñando que los ángeles no mueren. Son inmortales; son espíritus personales que tienen voluntad moral, inteligencia, emociones; y me inclino a creer que sí tienen un cuerpo sutil, angélico; que no son espíritus puros solamente, sino que, como hemos visto, hay cuerpos espirituales. La Biblia dice que hay cuerpos celestiales, y las descripciones que se hacen en la Biblia, algunas las pueden tomar por solamente simbólicas, pero, ¿serán solamente simbólicas? ¿No era más bien una experiencia que Ezequiel vio, y Juan en Apocalipsis cuando dicen que los ángeles tenían alas?

Había unos ángeles con cuatro alas, otros con seis, esto de acuerdo a su jerarquía. A pesar de las controversias, y sin desconocer que existen entre las distintas escuelas, personalmente me inclino a creer que los ángeles tienen un cierto cuerpo sutil, celestial. Por eso se habla de sus manos, de sus alas. En el caso de los ángeles es diferente que en el caso de Dios, pues en el caso de Dios, El es un Espíritu eterno, omnipresente; y cuando se habla de las alas de Dios se está haciendo un antropomorfismo, cosa que no se hace cuando se habla de los ángeles; además, aparecen varios de ellos a semejanza de hombre. Habla la Palabra de un varón con rostro como relámpago, cuando aparecían a Josué, a los profetas, a los apóstoles, les abrían las puertas de la cárcel[8]. De manera que ellos sí tienen un cuerpo, seguramente sutil.

 
Las jerarquías angélicas

En la Biblia aparecen varias categorías de estos seres celestiales. Se habla no solamente de huestes angelicales, sino también de serafines, de querubines, de arcángeles como el arcángel Miguel; en la Biblia se habla de tronos, de dominios, de principados, de potestades, de gobernadores; y significa que sí existe una jerarquía angélica. Hablemos de esas jerarquías por parte.

Serafines
. Esa palabra aparece solamente en Isaías 6:2,6; sin embargo, no quiere decir que ese sea necesariamente el único lugar donde aparezcan los serafines. Hasta donde personalmente lo he podido estudiar, existe lo que se llama seres vivientes. Se trata de ciertos seres vivientes celestiales que en nuestra traducción española de la Biblia se les llama sencillamente seres vivientes. En el idioma hebreo se les dice hayot. La palabra "seres" no aparece en el idioma original, pero está implicada en el significado de hayot, porque en hebreo esa palabra significa "los vivientes", lo que traducido un poco más largo, en la Biblia aparece como los seres vivientes. Si uno no lo estudia detenidamente, a primera vista pareciera como si sólo existiese una clase de seres vivientes; pero cuando lo estudias más detenidamente, por lo menos descubres que los seres vivientes aparecen, algunos como serafines y otros como querubines; es decir, que los serafines y los querubines corresponden a dos clases diferentes de hayot, de seres vivientes. Pero tienen sus diferencias. Los serafines tienen seis alas, en cambio los querubines tienen cuatro alas. Cuando captamos la clave de las seis alas, esos seres vivientes que aparecen en el capítulo 4 de Apocalipsis, de acuerdo al verso 8, son serafines. En cambio, los configurados como portadores de la gloria divina, como los carros querúbicos de la gloria de Dios, que le aparecieron a Ezequiel (capítulos 1 y 10), allí son querubines, y tienen cuatro alas. En Isaías 6:2, los serafines aparecen con seis alas. Los seres vivientes de Apocalipsis 4 en algunos aspectos se parecen a los querubines, pero realmente tienen el número de alas que tienen los serafines.

Los serafines son aquellos que están alrededor del trono de Dios, alabando constantemente a Dios; diciendo: "Santo, Santo, Santo". Isaías 6:2,6, son los únicos versos de toda la Biblia en que se usa la palabra serafín, sin embargo por el detalle de las seis alas me inclino a creer que los seres vivientes que aparecen en Apocalipsis, capítulo 4, son serafines. Afirmamos que los seres vivientes a veces son serafines, otros querubines, porque en Ezequiel se describe a los querubines como seres vivientes, y dice que eran querubines y tenían cuatro alas; en cambio en Apocalipsis 4 se les llama seres vivientes, pero se descubre que no tienen cuatro alas sino seis, y cuando observas en otro pasaje de la Biblia cuáles son los seres vivientes que tienen seis alas, descubres que son los serafines.

"1En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre, inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomando del altar con unas tenazas; 7y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado" (Isaías 6:1-7).

Observamos las características que revela este pasaje acerca de los serafines. Son de los que están más cerca del trono; tienen seis alas y constantemente están proclamando la santidad de Dios. Pero no se limita sólo a eso, sino que observamos que aquí hicieron un trabajo: uno de los serafines voló hacia Isaías y le trasmitió la purificación. Tomando un carbón del altar, se lo puso en los labios a Isaías, diciendole: Esto tocó tus labios y es quitada tu culpa. O sea que ellos ministran en el sentido de purificación. Parece que ellos trasmiten a los humanos la purificación de parte de Dios. Recordemos que el Señor Jesús cuando halló a Natanael, por la circunstancia de ser un verdadero israelita, en quien no hay engaño, le dijo:
"De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre" (Juan 1:51).

El Señor aquí estaba recordando a un verdadero israelita el sueño de Jacob en Beth-el, en la ocasión cuando él se iba de su tierra, huyendo de la ira de su hermano Esaú y en el camino puso una piedra de cabecera y durmió, soñando que había una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo, y que ángeles de Dios subían y descendían por ella[9]. Todo eso indica que existe una especie de ministración, como lo registra la Biblia en Hebreos; espíritus ministradores al servicio de los que heredarán salvación; los serafines ministran, como en el caso de Isaías. Los serafines están proclamando la santidad de Dios día y noche, y dice la Biblia que el uno al otro constantemente daba voces proclamando la santidad de Dios: Santo, santo, santo; pero hay un detalle, que a diferencia de los querubines, los serafines trasmiten purificación; en cambio los querubines más bien separan.


Querubines
. La primera mención de los querubines aparece en el Edén, cuando el hombre fue echado, y Dios puso querubines con espada a fin de cerrar el camino al árbol de la vida, y se les llama querubines protectores. La Biblia registra que el diablo era un querubín protector.
"Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas" (Ezequiel 28:14).

Todo esto parece indicar que los querubines son protectores de la santidad de Dios. El hecho de ser protectores no significa que tengan que defender a Dios como si Dios necesitara de guardaespaldas. Más bien son los querubines los que necesitan guardaespaldas. Pero en este sentido son personas celestiales que

 

 
 

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