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PUNTOS CRUCIALES DE LA
Ubicación de la Teología Propia dentro del panorama de la revelación divina
La teología en general se ocupa no sólo de Dios, sino también de las cosas de Dios y de lo que Él ha revelado; no sólo de Su propia persona, de su propio ser, de Sus atributos, de Sus nombres, etcétera, sino que también se ocupa de lo que Él ha hablado de nosotros mismos, los hombres, de la historia del hombre, de la caída, de la salvación. Se ocupa de los planes de Dios con la creación, de la creación misma, de las profecías, de la Iglesia, de muchos temas que tienen que ver con la Palabra de Dios, pero que el tema en sí, el fondo de la materia, no es Dios mismo. Por eso en sentido amplio, a esa teología que abarca todos esos temas, se le llama Teología General.
Teología General es la ciencia principal, la fundamental; porque si creemos que Dios es uno, en el sentido de esencia, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas, pero que Dios es un solo Dios, Creador de todo, y que toda la creación depende de Él, y toda la creación es para Él, eso significa que no hay nada entre lo existente que no tenga su principio y su razón de ser en función de Dios. Por eso la Teología, aunque trata de Dios, trata también prácticamente de todo, puesto que todo tiene su sentido, su relación, su origen y su fin en Dios. Ya sea que caiga dentro de la Cosmología Bíblica, o de cualquier otra rama, se incluye dentro de la Teología General.
En cambio la Teología propiamente dicha o Teología Propia, se ocupa exclusivamente de Dios mismo. Ya no trata de las profecías, a menos que sean profecías acerca de Dios; no trata acerca del hombre, de la caída del hombre, de Luzbel, de los ángeles, de los demonios, sino de Dios mismo. Su campo de aproximación, su objetivo es más estricto, más restringido.
Ubiquemos ahora la Teología Propia dentro de la revelación divina. La Teología General trata varios temas. El tema principal de la Teología General es Dios, de lo que se ocupa la Teología Propia. La Teología General se divide en varias ramas según el tema que trate, porque encierra todo el Depósito de Dios, el cual contiene todo lo que Dios ha revelado acerca de sí mismo y otras materias, y esos temas fundamentales son:
TEMA:
Dios mismo, de lo cual se ocupa la Teología Propia
El propósito de Dios o los planes de Dios Teleología
La Creación Cosmología
Los ángeles Angelología
El hombre Antropología
El pecado y la caída del hombre Hamartiología
Jesucristo Cristología
El Espíritu Santo Pneumatología
La salvación Soteriología
La Iglesia Eclesiología
La consumación de las últimas cosas Escatología
Otros temas son tratados por las ciencias auxiliares.
No todos colocan a la Teología Propia en primer lugar como la primera de las materias a tratar dentro de la Teología Sistemática. En este curso colocamos la Teología Propia en primer lugar por causa de que todo se origina en Dios, todo vuelve a Dios y el que da sentido a todo es Dios. La ubicación que se le dé a la Teología Propia dentro del panorama general de la revelación divina, depende del criterio con el cual se juzgue.
La Biblia establece que es Dios el origen, sustento y sentido de todas las cosas; por lo cual ubicamos en el primer lugar de las materias a la Teología propiamente dicha. Algunos autores colocan en primer lugar la Antropología porque comienzan a partir de la experiencia del hombre; entre ellos Schleiermacher. No colocan en primer lugar la Teología Propia porque no parten de la revelación de Dios al hombre, sino de la experiencia del hombre buscando a Dios; una experiencia subjetiva. Si la persona juzga con un criterio subyacente de que el hombre es de donde parte el conocimiento, es el que piensa, el que quiere, el que intenta buscar, lógicamente que coloca primero la Antropología. Primero estudia al hombre y como consecuencia de ese estudio descubre que el hombre es un ser religioso, que tiene necesidad de Dios y eso lleva al estudio de la Teología, pero al final; o sea, a Dios como encontrado por el hombre después de que éste ha pasado por las experiencias de la caída.
En nuestro curso, primeramente partimos de Dios, porque creemos que es primeramente Dios el que es y el que hace. Segundo, es Dios el que baja, el que busca al hombre, el que se revela al hombre, el que proporciona el vestido al hombre, el que realiza al hombre. El es el primero y El es el último.
Otros colocan en primer lugar la Soteriología, la Cristología, porque dicen que es en Cristo donde se conoce a Dios, enCristo se consuma la revelación divina y que el propósito dela revelación divina es la salvación y es por eso que comienzan con estas dos áreas. Sin embargo, pensamos que para comprender mejor a Cristo (divino y humano), siendo la segunda persona de la Trinidad, que se encarnó, es necesario conocer primero del verbo de Dios, de la personalidad de Dios, de la Trinidad de Dios, y también conocer al hombre, la naturaleza humana, la composición humana y poder entender a Cristo. Por eso empiezan con Cristología en primer lugar. Entre los que colocan la Cristología y la Soteriología en primer lugar, está el famoso autor Strong, el autor de una también famosa concordancia.
Otro tercer grupo comienza por el Reino. Para ellos el tema básico y principal de toda la Biblia es el Reino. El autor clave que comienza con el tema del Reino es Ristchl. Pero la escuela que estamos siguiendo ubica la Teología Propia de primero por razón de que la misma Biblia nos dice que todo es de El, es por El y es para El, y El es el que explica todo, es la base de todo y es por eso que lo apropiado es entrar a considerar primero lo que Dios ha dicho acerca de sí mismo, antes de lo que ha dicho acerca de los demás.
Si empezamos por la Cristología, entonces nos va a quedar una laguna. Consideraríamos, ¿A qué vino Cristo? A salvarnos. ¿Salvarnos de qué? De la caída. ¿De qué caída? En consecuencia habría que entrar a ver la Cosmología y así sucesivamente otros aspectos de la Teología hasta llegar a Dios. Entonces es posible ubicar primero la Teología Propia dentro del panorama general de la revelación divina. Eso no significa que las otras escuelas necesariamente tengan equivocado el criterio de empezar por otro aspecto. Eso depende más bien de la estrategia. Si la persona quiere presentar un desarrollo coherente que desemboque en determinado fin, entonces empieza por el tema que considere importante, sin que necesariamente esté cometiendo un error. Lo que afirmamos en este curso es que lo más lógico y normal sería comenzar considerando a Dios. Y de hecho la mayoría de la teología de corte conservador, ortodoxo, fundamentalista, comienza considerando primeramente a Dios, como principio de todas las cosas.
Si usted en algún momento recibe una responsabilidad de compartir con alguien, el Espíritu Santo le dirá qué estrategia será la más conveniente en cada caso. Por ejemplo, tenemos en la Biblia que el Señor enfocó la conversación con Nicodemo muy diferente a como lo hizo con la Samaritana. Vemos cómo había algunos que el Señor llamaba que lo siguieran, y había otros que le querían seguir y se los impedía. No se puede ser absorbista cuando se va a compartir la Palabra de la misma manera. Como aquí se trata de un curso teológico a largo plazo, lo consideramos con un determinado orden lógico. Eso no significa que se tenga que encasillar al Espíritu Santo cuando se vaya a compartir la Palabra de Dios, usando un orden predeterminado.
Contenido especifico de la Teología Propia
La Teología Propia se ocupa, primeramente del Ser mismo de Dios. Se ocupa también de los atributos de Dios; aunque debemos de tener en cuenta que a Dios nadie le atribuye nada; todo lo que Dios es, es propio de El. También se ocupa de los nombres divinos, porque en la Biblia vemos que Dios se revela con diferentes nombres, porque Dios se va revelando progresivamente, y sus atributos los va revelando en distintas situaciones, que significan lo que es y lo que hace.
En Teología Propia, hay otro aspecto que se refiere a los errores acerca de Dios. Hablando de Dios, existen doctrinas equivocadas. Algunas son doctrinas religiosas, teológicas; otras son doctrinas mitológicas; otras son doctrinas filosóficas, que hablan de Dios, pero que lo hacen equivocadamente. Por ejemplo, el Panteísmo habla de Dios, pero lo hace diciendo que Dios es la creación. El Deísmo también habla de Dios, pero diciendo que Dios es transcendente pero que es como si hubiera hecho la creación y la hubiera abandonado a un desarrollo propio y niega que Dios se haya revelado de una manera especial a ella, sino que la creación, de una manera independiente de Dios, funciona por sí misma. Esta es una doctrina muy popular entre muchos filósofos, especialmente ingleses y franceses.
El Politeísmo es también un error acerca de Dios, diciendo que no es un solo Dios sino muchos dioses, y es un desarrollo del Panteísmo. El Panteísmo dice que la suma de toda la creación es Dios, que Dios es la naturaleza; aparece Dios en las plantas, aparece Dios en los animales, aparece Dios en los fenómenos naturales, aparece Dios en los hombres, y al hacer adorar a Dios en esas cosas, induce al Politeísmo. Esa fue la trampa de Satanás para hacerse adorar a él mismo, pues indujo a cambiar el concepto de Dios, transcendente e inmanente, Dios distinto de la creación, que la sostiene. El diablo confundió la idea de Dios con la naturaleza y surgieron varias filosofías como la de Hegel y los que practican ciertas religiones como las orientales: el brahmanismo, el hinduísmo, que son religiones panteístas y que proclaman también que la naturaleza es Dios. El Ateísmo también es un error acerca de Dios, porque dice que Dios no existe. Aparte de éstos, hay otros errores. Esos distintos errores acerca de Dios, con su descripción y su refutación, se tratan en una parte de la Teología Propia, pero ahora tenemos el cuidado de comenzar con la parte que trata de lo que Dios mismo ha revelado de sí mismo.
EL SER MISMO DE DIOS
Términos que se utilizan en la revelación divina acerca de Dios
No son términos que se aplican a Dios, sino que son términos que se usan en la revelación; palabras nacidas de la Biblia que se han utilizado en la historia de la Iglesia para referirse a la confesión cristiana bíblica acerca de Dios; con ellas se describen grandes verdades. Ejemplo: la palabra Trinidad, que no la encontramos en la Biblia, pero cuando la usamos ya nos estamos refiriendo y creemos que es un solo Dios verdadero y tres personas distintas. Vemos que la conclusión a que se llegó en la historia de la Iglesia, al escudriñar la Palabra de Dios, hizo que se utilizaran ciertos términos para aplicarlas al Señor. Antes de poder hablar lo que la Biblia dice de Dios mismo, necesitamos comprender el significado de las palabras que utilizamos. Ejemplo, si vamos a decir que Dios es uno en esencia y trino en personas, tenemos que entender qué significa uno de una manera apropiada, porque resulta que en hebreo hay dos palabras para uno y una de ellas se utiliza para Dios y la otra no. Entonces, ¿cuál es el uno que admite Trinidad y cuál el que no admite?
Otra palabra es esencia. Si decimos que Dios es uno en esencia y trino en persona, debemos primero saber el significado de la palabra esencia. Entonces es necesario entender ese glosario de términos, porque nos va a ayudar a entender si está correcto, si es de Dios, o no. Si utilizamos la palabra persona para Dios, diciendo que es personal o que está formado de tres personas, necesitamos definir el significado de persona. ¿ Qué implica que un ser sea personal? ¿ Qué hace que un ser sea personal y qué hace que un ser no sea personal? Después de definir esos términos, se necesita distinguir uno del otro. Por ejemplo, ¿en qué se diferencia esencia de persona?
Si la Biblia dice por ejemplo en Hebreos 1:3, que el Hijo es...”la imagen misma de su sustancia...”, ¿qué significa la palabra sustancia? ¿Hasta dónde llega esa palabra en la traducción bíblica que tenemos? ¿Cuáles son sus raíces? ¿Qué quiere decir exactamente? ¿De qué palabra griega es la traducción? Todo eso se requiere y mucho más cuando una palabra como esa es ambigua, o sea que tiene varios significados, y eso puede ocasionar un error.
¿Qué es persona? ¿Qué es sustancia? ¿Por qué Dios en esencia (ousia = ousía)es uno y en subsistencia (upostasix=hipóstasis) es trino? ¿Dónde comienza el significado de esencia y dónde el de persona? ¿Cómo es que hay tres personas en una misma esencia? Todo eso es muy complejo, y es por eso que necesitamos desglosar esos términos antes de entrar en consideración de un tema determinado. Tomamos como ejemplo el término ser. Dios dice que El es. Dice: Yo Soy el que Soy. También dice que en El nosotros somos. Nosotros usamos palabras e intuimos su significado, pero no debemos solamente intuir, sino apropiadamente conocerlo y distinguirlo, para no caer en equívocos. El Espíritu de Dios se distingue del espíritu del anticristo en su confesión acerca de Cristo. La Biblia dice (1 Juan 4:2,3): “2En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”. El espíritu del anticristo habla equivocadamente acerca de Dios y de Cristo, y utiliza términos ambiguos, o definiciones equivocadas.
Otros términos de este glosario que debemos definir su significado, son: Esencia, sustancia, persona, Triunidad, Trinidad, Verbo, transcendencia, inmanencia. Es necesario conocer y comprender el significado apropiado de estos términos; en qué versículos se basa su verdad y su significado, pero tenemos que ir muchas veces a los idiomas originales (hebreo y griego), en donde encontramos palabras cuyo significado es más amplio y preciso que nuestra traducción, pero que pueden ser traducidas en forma equivocada, o tomadas teológicamente en su acepción equivocada, lo cual puede dar lugar a alguna herejía; a lo mejor sin intención, no de corazón, pero en la práctica sí; y el diablo les pone un espíritu equivocado para que surja un error acerca de Dios y de Cristo.
La ambigüedad viene a veces de términos sinónimos, aveces de términos antónimos, y aveces de términos homónimos.
Sinónimos son palabras diferentes pero que tienen el mismo significado. Se juntan los significados de distintas palabras o nombres. Ejemplo, silla, asiento, taburete. En la Biblia tenemos diferentes traducciones y unas y otras usan los sinónimos. Pero aveces se presentan equivocaciones en do 1960, al comparar algunos versículos con la traducción de la misma Reina Valera de 1909, encontramos que en el idioma griego, en el original, aparecen palabras como Hades, Gehena, Tártaro. Estas tres palabras se refieren a tres lugares diferentes y han sido traducidas con una misma palabra. En la versión 1909, donde dice Hades traduce infierno y donde dice Gehena la dejan Gehena. En cambio, en la versión 1960 es al revés, donde dice Hades, dejan Hades, y donde dice Gehena, traducen infierno, y donde dice Tártaro, traduce también infierno. Pero estas tres palabras no son sinónimos, sin embargo son traducidas con una misma palabra en castellano: infierno. Por eso este asunto de los sinónimos, de los antónimos, de los homónimos sí tiene importancia, porque a veces le aplicamos una palabra equivocada a una acepción, pensando que estamos diciendo lo mismo, cuando estamos diciendo otra cosa. Las palabras Seol (hebreo) y Hades (griego) sí son sinónimos.
En cambio antónimos son las palabras que significan lo contrario; de anti, contra, frente a. Son los nombres contrarios. Ejemplo, grande, pequeño.
Pero en donde más se presenta la ambigüedad es en los homónimos. Homónimos son los significados diferentes, pero con una misma palabra. Una palabra que tiene significados diferentes, según la ocasión, de acuerdo al contexto. Viene de homo, lo mismo. De donde se derivan las palabras, homogéneo, del mismo género; homosexual, que tiene relaciones con los del mismo sexo. Ejemplo, papa, palabra que tiene muchos significados. El tubérculo, el pontífice romano, nada (no sabe ni papa).
Hay una palabra que tiene que ver directamente con nuestro estudio y que es la traducción de dos palabras distintas en griego, que significan distintas cosas, pero que se dicen de la misma manera en español para referirse a Dios; que es la palabra sustancia. En griego corresponde a ousía (esencia) y a hipóstasis; y la traducen por sustancia. Es importante hacer la diferenciación, porque si vamos a hablar de Dios en cuanto a la esencia, es una sola sustancia; pero si se va a hablar de Dios en cuanto a las hipóstasis personales, es tres personas. Entonces hay que saber si se está usando la palabra sustancia en el sentido de esencia o en el sentido de hipóstasis, según la traducción. Ahí sí es importante, porque en ese caso esa palabra sustancia es un homónimo, porque viene a ser una palabra con distinto significado según su contexto. Al hablar de Dios, es uno o es trino; si se dice la palabra sustancia como traducción de esencia, es uno; pero si se usa la palabra sustancia como traducción de hipóstasis, es la palabra que usa la Biblia en griego, que se refiere a las personas divinas, ya no es uno, sino tres. En esencia es uno, pero en personas es tres. Si no se sabe usar bien ese homónimo, puede causar ambigüedad y puede hacerle decir a uno cosas equivocadas acerca de Dios. Y a lo mejor el Espíritu Santo le dice en su espíritu cuando usted está diciendo un error, pero usted no entiende qué es lo que está diciendo. Y no sabemos por qué el Espíritu Santo no está de acuerdo. El nos avisa en la intuición y nosotros no entendemos. Pero hay una operación posterior a la intuición que es la interpretación de la intuición por el entendimiento. Pero el entendimiento necesita las palabras apropiadas, las palabras enseñadas por el Espíritu para acomodarlas a la realidad espiritual, para poder decir las cosas con propiedad sin incurrir en errores y herejías.
Puntos cruciales de la Teología Propia
Comenzamos por tratar a Dios mismo, porque Dios es la base de todas las cosas; El es el centro, la más grande verdad. La Iglesia tiene la verdad de Dios y al Dios de la verdad. Dios no sólo es una verdad teórica, sino dinámica, espiritual, como alguien a quien conocemos no sólo teológicamente, no sólo intelectualmente, aunque también, pero no sólo, sino alguien a quien adoramos, alguien por quien y para quien vivir. Todo lo demás, profecías, infierno, todo, no tendría ningún sentido si faltara Dios. Por eso lo primero que hay que tratar como corresponde es Dios. Todo empieza con Dios, todo es de El, todo es por El, todo es para El, de ahí que de todas las materias, la primera que se debe estudiar es la Teología Propia.
Hay que conocer a Dios por experiencia, y hay que conocerlo por la Palabra. A veces los humanos tenemos la tendencia de irnos a uno u otro extremo. A veces nos vamos al extremo intelectual; solamente tomamos las cosas en forma teórica, en forma académica, pero sin la experiencia mística, sin la experiencia de comunicación espiritual con el Señor. Pero otras veces el problema es por el otro extremo, solamente oramos, gemimos, ayunamos, tenemos experiencias místicas, experimentamos el poder del Señor, pero muchas veces nos falta el conocimiento exacto de la Palabra de Dios, que tiene que acompañar esa experiencia. El Señor mismo lo dice: “...erráis, ignorando las Escrituras...” (Mateo 22:29).
Siempre son necesarios estos dos aspectos: el exterior de la Escritura, que es el testimonio objetivo, fuera de nuestra experiencia subjetiva, porque la realidad divina sobrepasa nuestro entendimiento y nuestra experiencia; por lo tanto, Dios siempre ha dejado una rúbrica exterior, algo a lo cual, con objetividad, debemos acudir y mediante ese patrón medir nuestras experiencias subjetivas, su legitimidad. Entonces, necesitamos conocer las Escrituras, por un lado, porque las Escrituras son inspiradas por Dios, y porque el mismo Señor Jesucristo dijo que las Escrituras no pueden ser quebrantadas. Dios siempre ha guiado a su pueblo a ser fiel a las Escrituras. Dios dijo a Josué: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley...ni a diestra ni a siniestra” (Josué 1:7,8). Pero no tiene que ser una palabra hueca, solamente exterior, sin contenido, sino que esa Palabra de Dios objetiva, se refiere a realidades espirituales acerca de Dios mismo y acerca de las otras cosas de las que Dios ha hablado. Son realidades, no sólo son palabras.
En 1 Corintios 2:12,13, se refiere la Palabra a esos dos aspectos: “12Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”. Hay un contenido espiritual, una realidad espiritual, que es un don de Dios. Lo que Dios nos ha concedido lo conocemos, lo experimentamos gracias al Espíritu que proviene de Dios. Hay un fluir de Dios que hace realidad la Palabra de Dios en nuestra experiencia. Y continúa: ”13Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” No solamente lo experimentamos, sino que también lo hablamos. Aquí encontramos dos aspectos espirituales, y hay que acomodar el uno al otro. Uno es el contenido, la realidad de esas palabras, y el otro lo constituye las palabras que el Espíritu enseña para publicar esas realidades. Entonces hay un contenido interior, una vivencia espiritual y unas palabras apropiadas, también enseñadas por el Espíritu, que son las que comunican esas realidades espirituales.
En la Teología Propiavamos a hablar de Dios, pero miremos cómo llenamos este saber, si en palabras que se refieren a Dios, tomando notas en el cuaderno, pero sería muy triste que eso fuera lo único que hiciéramos. Recordemos que cada una de estas palabras tiene una realidad, una sustancia espiritual en Dios, y que Dios está interesado no solamente en que coloquemos las palabras, que las tengamos en nuestras notas, sino que esas notas sean solamente un punto de referencia para hacernos meditar en Dios, y mirar a Dios que se ha revelado de esa manera y que se relaciona con todas esas cosas que estamos estudiando.
Está bien tener anotadas esas listas de palabras con sus respectivos versículos; eso tiene su propósito, pero el propósito final es que nos sirvan de directriz para reconocer la sustancia espiritual que está detrás de ellas y que tiene su realidad en Dios mismo. Por ejemplo, al estudiar los nombres de Dios, es necesario que reconozcamos que esos nombres se refieren a realidades de Dios, y que Dios es así como lo dice su nombre, real para nosotros. Si la Biblia dice que Dios es Jehová-jireh, el proveedor, entonces no solamente sabemos que uno de los nombres compuestos es Yahveh-jireh, sino que realmente hemos experimentado a Jehová como nuestro proveedor. Y así con los otros nombres y toda esa lista de afirmaciones que la Biblia habla respecto de Él mismo, son para el disfrute de Su pueblo, no solamente para aparecer en una lista. Lo que Dios quiere es que le conozcamos a Él realmente y que le disfrutemos y que todo eso que Él dice en su Palabra acerca de Sí mismo, sea para nosotros una experiencia.
Al referirnos a los puntos cruciales de la Teología Propia, encontramos que se ocupa de:
1. El Ser mismo de Dios,
2. Los Atributos de Dios, aquello que le es propio, característico del Ser divino,
3. Los nombres de Dios, porque Él se ha revelado en varios nombres.
En estas consideraciones, se usa una serie de palabras que se utilizan incluso en la Biblia para confesar a Dios. La Palabra del Señor nos dice cómo el Espíritu de Dios se distingue del espíritu del anticristo, en su confesión acerca del Cristo. En 1 Juan 4:2-6 leemos: “2En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 3y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 4Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. 5Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. 6Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”. El espíritu de la verdad oye la confesión del Espíritu Santo por boca de los apóstoles acerca de Jesucristo, el Hijo de Dios, por quien conocemos al Dios verdadero. En cambio el espíritu del anticristo tergiversa la verdad de Dios. Presenta un Dios equivocado. Siempre, desde el principio trató de tergiversar a Dios, porque como el diablo lo que quiere es hacerse pasar él por Dios. Satanás dijo: “Seré semejante al Altísimo, quiero ocupar el lugar de Dios”, pero por eso tiene que tergiversar la imagen de Dios. ¿Qué fue lo que la serpiente le dijo a Eva?: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios”. Aquí el diablo trató de presentar a un Dios que tenía un despropósito, un Dios egoísta, un Dios que tenía un propósito oculto al ocultar en ese fruto el conocimiento del bien y del mal a la raza humana. El diablo está muy interesado en que los hombres tengan de Dios un concepto equivocado.
Pero a Dios lo conocemos mediante Jesucristo. En 1 Juan 5:20 dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna”. El Dios verdadero se conoce a través de Jesucristo; el Padre se revela por el Hijo. Ahora hay muchas opiniones acerca de Jesucristo. Entonces, ¿cuál es el Jesucristo verdadero, que nos revela al Dios verdadero? El Jesucristo de la Biblia, es el Jesucristo de los apóstoles, es el Jesucristo que confiesa el Espíritu Santo. La confesión del Espíritu Santo acerca de Jesucristo, es la confesión de los apóstoles de Jesucristo, los que El nombró, los que El llamó, los que El envió; y esa confesión es la de las Sagradas Escrituras, la del Nuevo Testamento. Arriba leímos lo que dice Juan refiriéndose a los apóstoles: “Nosotros somos hijos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”. Eso significa que el Espíritu de la verdad, el Espíritu de Dios, se caracteriza por su confesión acerca de Cristo, y la confesión correcta acerca de Cristo es lo que de Jesucristo dicen las Sagradas Escrituras, anunciado en el Antiguo Testamento, y confesado concreta, explícita, histórica y teológicamente en el Nuevo Testamento.
En el Nuevo Testamento encontramos verdades acerca de Dios y de Cristo, lo mismo que en el Antiguo Testamento. Confesiones del Espíritu Santo en la Palabra de Dios, y en ellas el Espíritu Santo utiliza ciertas palabras, algunas veces profundas, incluso filosóficas. Por ejemplo, la palabra Logos, que se refiere al Verbo de Dios. Tenemos que conocer el sentido de las palabras que se usan en la Biblia, en la confesión verdadera acerca de Dios y de Cristo. Porque el espíritu del anticristo se distingue del Espíritu de Dios, en que el de Dios confiesa correctamente al Cristo de los apóstoles, en cambio el espíritu del anticristo trata de presentar otro Jesús; un Jesús diferente.
En 2 Corintios 11:1-5, dice: “1¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. 2Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. 3Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; 5y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles”. Aquí Pablo está molesto, está celoso, con un celo santo, de que los hermanos estaban muy dispuestos a recibir a otro Jesús, y otro espíritu, y otro evangelio. Eso significa que el diablo es tan astuto que trata de presentar otro Jesús. Hay montones de libros que hablan de Jesús, pero equivocadamente. No hablan de Jesús conforme hablaron los apóstoles en el Nuevo Testamento, sino que tienen otras historias de Jesús. A veces presentan un Jesús esenio, un Jesús espiritista, un Jesús egipcio, un Jesús gnóstico, un Jesús superestrella, un Jesús como lo presenta el autor de ”El Caballo de Troya” (hay unos cuatro tomos), libros que se vuelven best-seller presentando a un Jesús apócrifo y espúreo. No es el Jesús bíblico. A veces presentan un Jesús casi musulmán: que le dieron mandrágoras en la cruz, luego se durmió, lo despertaron y fue a morir en Cachemira; un Jesús que estudió allá en las pirámides de Egipto, y tratan de llenar esos aparentes silencios de los evangelios canónicos con imaginaciones y falsedades. Otros presentan un Jesús guerrillero, un Jesús celote; otros dicen que no hay posibilidad de conocer al verdadero Jesús histórico, afirmando que solamente existe el Jesús de la fe de la comunidad.
Son meras opiniones acerca de Jesús “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas”. (Mateo 16:13,14). Otros decían que era Belcebú o enviado de Belcebú; otros decían que era el hijo de un carpintero, de un adulterio de María. Cantidad de opiniones, y hoy pululan por montones. Está el Jesús acuariano y otros. Estos son anticristos, porque su confesión acerca de Jesús no es la confesión de los apóstoles mismos de Jesús; los que El escogió y los que El envió; los que escribieron el Nuevo Testamento. Eso es la serpiente presentando a otro Jesús. Lo relativo a la confesión de un espíritu acerca de Jesucristo, y por Jesucristo es por quien conocemos a Dios, es como consecuencia una confesión acerca de Dios. Y esto es muy importante conocerlo claramente porque la Biblia habla con claridad de cuál es el Dios verdadero y cuál es el Mesías verdadero de los apóstoles.
En Hebreos 1:3 dice que Jesucristo es el resplandor de la gloria del Padre y la imagen misma de su sustancia (en el original: el carácter de su hipóstasis), una palabra profunda, filosófica, del Espíritu Santo. Palabra que dio mucho que hacer a los llamados padres de la Iglesia en aquellos siglos primitivos de la Patrística, y que nosotros tenemos que volver a ella, porque está utilizada por el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento, nada menos que en una declaración, en una confesión acerca de Jesucristo. Y es la confesión que distingue al Espíritu de Dios de el del anticristo.
En Teología Propia es necesario estudiar toda esa serie de palabras, ese glosario, que se aplican a Dios. Oímos que se afirma de que Dios es un solo Dios en tres Personas. Pero, ¿en qué sentido es uno, y en qué sentido es trino? Es uno en esencia y es trino en personas; son tres Personas pero un solo Dios en esencia. ¿Qué significan estas palabras? ¿Cómo se relaciona la esencia con las personas? Y es necesario estudiarlas porque se trata de la confesión de la Biblia acerca del Señor. Por ejemplo, la palabra ser se utiliza en dos sentidos; en el sentido propio de Dios, cuando Dios dice de sí mismo que El es el que es; pero también se utiliza cómo nosotros somos en Dios, como lo dice Pablo en el Areópago a los filósofos, en Hechos 17:28, cuando él citando a los propios poetas de los griegos, les dice: “Porque en El vivimos, y nos movemos, y somos”[2], utilizando el verbo ser, y Dios también utiliza el verbo ser. A veces Dios utiliza el singular, y aveces el plural. A veces dice: “Yo soy”, a veces dice: “Hagamos, descendamos, confundamos, ¿quién irá por nosotros?”. Son declaraciones de las Escrituras que son revelaciones de Dios que nos hace detenernos y considerarlas atentamente. Toda la consideración acerca de la unidad y de la Trinidad de Dios, unidad en esencia, trinidad en personas, todo esto es propio de Dios mismo, es materia importante de la Teología Propia. Por eso todo lo relativo a la Trinidad pertenece a esta materia. Pero debemos tener en cuenta que para hablar de la Trinidad, para hablar del ser de Dios, de la unidad de Dios, se tiene que usar palabras que aparecen algunas en la Biblia, otras que se han usado históricamente en el curso de la historia de la Iglesia; algunas con legitimidad, otras algunas veces quizá no tanto.
Es necesario ver el enfoque apologético. Antes es bueno distinguir la confesión bíblica de las otras confesiones, de las heréticas, de las que niegan por ejemplo la divinidad del Verbo, como el arrianismo; de las confesiones que confunden las Personas divinas en una sola persona y niegan la distinción de Personas en Dios, como los unitarios, los “sólo Jesús”, que eran los antiguos sabelianistas, y otras. Hay que estudiar y entender bien a Dios, como está escrito, porque con cualquier descuido puede abrir la puerta a un espíritu de anticristo que viene a presentar a otro Jesús y otro espíritu y otro evangelio. Por eso necesitamos una Teología Propia correcta, una Cristología correcta, una Pneumatología correcta, una Soteriología correcta, porque el diablo también tiene esas materias, pero falsas. No siempre vamos a estar rodeados de los santos, dentro de cuatro paredes; tenemos que movernos en un medio donde pululan doctrinas y confesiones falsas. Vivimos en un medio peor que Alejandría, en el antiguo Egipto, en donde se mezclaba el judaísmo, el gnosticismo de los egipcios, el dualismo de los persas, de los zoroastros, toda la filosofía y el politeísmo griego, y de ahí surgieron varias herejías. En nuestro tiempo y en nuestro medio, encontramos toda clase de gente, toda clase de grupos, variedad de sectas, y cuando las verdades no se aprenden bien, y hay contactos de unos grupos con otros, suelen mezclarse conceptos diferentes: teología de la prosperidad, teología de la liberación, nueva era, gnosticismo, panteísmo, espiritismo. Vemos que existe carismatismo legítimo y carismatismo mezclado con idolatría y con mariología, en fin, una mezcla de todo.
En el método que estamos usando entramos de lo panorámico a perfilar las principales distinciones y luego las principales características de cada distinción. Al tratar el Ser de Dios podríamos usar muchas palabras que se refieren a realidades espirituales, y que tenemos que entender bien, porque el Dios que se nos ha revelado es un Ser muy distinto del Dios del Islamismo, que es solamente transcendente, pero no inmanente, no revelado, no trino; del Dios del Judaísmo, que sí es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, pero que, según ellos, no es el Padre de Jesucristo, así que tampoco es el Dios verdadero porque ha sido tergiversado, porque la Biblia dice que el que no tiene al Hijo, tampoco tiene al Padre.
El verdadero Dios del Antiguo Testamento es el Dios de Jesucristo, y el que no tiene a Jesucristo no conoce verdaderamente al Dios del Antiguo Testamento. Por eso el Señor mismo les decía : “¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel? Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, y la estrella de vuestro dios Renfán”. Esteban en su apología en Hechos 7.42,43 utiliza las mismas palabras de Dios. Dios mismo les dice : “Ustedes tienen un entendimiento equivocado de mí; ¿Acaso me adoraban a mí? No, ustedes estaban era adorando el tabernáculo de Moloc”. Los hebreos traían una herencia egipcia que más tarde mezclaron con ideas y teurgias caldeas, de donde surgió la Cábala y el Hermetismo y el ocultismo; un dios misterioso. Una nada de la cual emanan unos séfiroth de donde se formó el universo, un dios cabalístico, ha llegado a ser el dios de algunos del judaísmo, pero no el judaísmo del Antiguo Testamento. El verdadero Dios de Abraham, Isaac y Jacob es el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Los gnósticos decían que era distinto, que el Padre era uno y que el Jehová de los hebreos era un demiurgo, una potestad inferior, y de ahí surgen los gnósticos y el antisemitismo.
Características de Dios
Algunas características se refieren a Sus atributos naturales, otras se refieren a Sus atributos morales, personales.
Atributos naturales. Entre lo que caracteriza o atributos naturales del Ser de Dios, tenemos:
La eternidad, con relación al tiempo. Dios es siempre presente; siempre ha sido, es y será el mismo por la eternidad.
La infinidad o infinitud, en el sentido de que no tiene fin en ninguna de las medidas, que sobrepasa todas las medidas; que no hay manera de reducirlo, de medirlo; es un Dios que excede a todo conocimiento.
La inmensidad, que no se puede mensurar (medir).
La omnipresencia. Esta característica está relacionada con la inmensidad de Dios. Dios está en todas partes.
La omnisciencia. Está relacionada con Su sabiduría. Dios todo lo sabe.
La omnipotencia. Porque es todopoderoso.
La aseidad. Significa que Dios es totalmente distinto de todo otro ser. El ser de Dios es tan característico de El, que solamente El es Dios. Ningún otro ser es como El. Ningún otro ser participa de lo que le es propio. Es la exclusividad de Dios, aquello que solamente le es propio a la divinidad. Aquello que no comparte la divinidad con ningún otro ser. Aunque hay atributos que El ha compartido, que El ha comunicado y los llaman atributos comunicables. Pero hay otros atributos que El no ha comunicado, cosas que El se reservó para El solo, que siempre solamente El lo será y nadie más. Esos atributos incomunicables, esa exclusividad propia del ser de Dios, son lo que constituye su aseidad.
La unidad. Dios es uno en esencia.
La simplicidad. Dios no es compuesto en esencia divina, sino purísimo, pero esto no impide que exista la Trinidad.
La Trinidad. La esencia única subsiste en tres Personas: en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo.
La espiritualidad. Dios es Espíritu.
Existen varios enfoques de la Teología:
El exegético, que se basa en los textos que dicen lo que Dios es.
El dogmático, que proclama lo que Dios es, basado en la exégesis y en el ordenamiento dogmático y sistemático de esos textos.
El histórico, que ve el proceso de revelación paulatino de Dios.
El apologético, es el que tiene que enfrentarse con las imágenes equivocadas que hay de Dios.
Así como existe la herejía del deísmo, también existe el panteísmo, herejía y error filosófico y teológico, que consiste en confundir a la creación con Dios; en llamarle Dios a todo lo creado. Del panteísmo surge el politeísmo, que pretende la existencia de supuestos varios dioses. El panteísmo dice que Dios aparece en las criaturas, como el sol, entonces adoran al sol como una manifestación de esa sustancia divina y personal misteriosa. Pero ya aparece adorado en el sol, en el César, en el estado, en el príncipe; aparece adorado en las vacas, en las plantas o en los ríos, entonces empiezan a adorar a las criaturas en vez de al Creador. Eso es lo que claramente combate la epístola de Pablo a los Romanos en el capítulo 1:21,25: ”Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido...ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador...”. El diablo quita el teísmo, el Dios verdadero, revelado, personal, el Dios bíblico, y pone solamente el deísmo; un dios que si en algo se puede conocer es a través de la máquina del universo, luego se diviniza ese universo, se llega al panteísmo, y se dice que Dios es el universo, y luego aparece el dios camuflado en el universo, en todas las criaturas, el sol, Urano, en la tierra, en Gea, Amón, Ra. Luego se le empieza a adorar en los hombres; pero cuando ya se cae en la idolatría, aparecen dioses buenos y malos, y los adoran indistintamente, porque son las distintas caras de la misma moneda; es el mismo dios y no hay diferencia entre el bien y el mal, porque son apariencias de la misma sustancia, y eso es la herencia que va llevando al satanismo; porque después se adora el mal. Que la diosa Kalí, que la diosa de la destrucción, lo mismo que en el hinduismo Siva y Visnú, luego aparece que la creación y la muerte son cosas naturales, son fenómenos normales, entonces el mal es una manifestación más de la sustancia y hay que adorar al mal como se adora al sol y al bien y surge la adoración del mal y los devotos de la diosa de la destrucción.
En esas circunstancias, engañan a la gente diciéndoles que esa sustancia t
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