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Administración delegada.-
Leíamos en Efesios 1:10 que "Dios se había propuesto en Sí mismo, reunir todas las cosas en Cristo"; y nos dice también allí, "en la dispensación del cumplimiento de los tiempos".
Esta expresión, de que Dios ha de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, puede traducirse, "en la oikonomía", en la economía...
La palabra que aquí se traduce dispensación es la palabra griega que se dice "oikonomía", de oiko: casa; y "nomos": ley. Se refiere a la ley de la casa, se refiere al arreglo administrativo de Dios.
Dios, desde Su corazón, tiene un beneplácito; y según ese beneplácito se ha hecho un propósito, y ha puesto Su voluntad en el designio de alcanzar Su propósito; entonces ha diseñado un plan; y para llevar adelante ese plan ha hecho un arreglo administrativo.
Dios ha preparado todas las cosas según Su omnisciencia, según Su omnipresencia, según Su omnipotencia, para llegar a la meta que se ha propuesto. Y Él ha de llegar a esta meta "en la dispensación del cumplimiento de los tiempos", en la economía del cumplimiento de los eones. Los tiempos están marcados por Dios, los tiempos están siendo usados por Dios en Su propósito especifico, y está desarrollándose una administración divina, una economía de Dios. Para eso vino el Señor Jesús, para llevar adelante la economía de Dios. Para eso Él envió a Sus siervos, para trabajar en Su economía, en Su dispensación, en Su administración.
Es por eso que el apóstol Pablo, en esta misma carta a los Efesios, capítulo tres, verso dos, dice: "si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio como antes lo he escrito brevemente". El apóstol nos habla, pues, aquí, de una administración de la gracia que le fue dada para con los gentiles.
Existe, pues, una administración; y esta palabra administración es también en el original griego: "oikonomía", una economía de la gracia de Dios. Dios ha hecho un arreglo administrativo para dispensarse, para darse, para entregarse, para edificarnos en El, y para concretar Su expresión de gloria en el universo. Y de este arreglo administrativo, que fue el que vino a llevar adelante el Señor Jesús, Él ha delegado a los apóstoles, y los apóstoles lo trasladan a la Iglesia. O sea que nosotros, la Iglesia, debemos ser los depositarios de la administración de Dios.
El Señor nos centre en el misterio de la administración de la economía Divina.
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