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Introducción a los variados aspectos del sacrificio de Cristo.-
Como lo habíamos dicho en el numeral pasado, comenzaremos a considerar, Dios mediante, desde este numeral, las riquezas de la crucifixión de Cristo a nuestro favor.
Mencionábamos aquella vez el libro de Levítico, el tercer libro del Pentateuco de Moisés; en este libro, a través de la orden que Dios le dio a Moisés, de ordenar al pueblo de Israel distintas clases de sacrificios, nos está mostrando, en esta diversidad de ofrendas, la multiforme riqueza de la cruz de Cristo. Todos estos distintos sacrificios muestran diferentes aspectos de la cruz de Cristo a nuestro favor; por ejemplo, encontramos la ofrenda por las transgresiones; encontramos también la ofrenda por el pecado; encontramos también la ofrenda de paz; encontramos la ofrenda mecida; encontramos el holocausto, o la ofrenda totalmente quemada, etc.; es decir, distintos aspectos de la obra conseguida por Cristo en la cruz para Dios y para nosotros, son representados en estas distintas clases de ofrendas.
Cuando estuvimos estudiando el capítulo de la hamartiología, del tratado del pecado, estábamos viendo que la palabra del Señor nos enseña que no sólo existen las transgresiones o pecados en plural, o sea, los actos de desobediencia; también existe lo que la Biblia llama: “el pecado”; lo que por naturaleza somos, como hijos de ira, lo mismo que los demás; la naturaleza adámica, en la cual opera la ley del pecado y de la muerte, que nos lleva cautivos a cometer el mal, a la corrupción y a la muerte; por eso es que la cruz de Cristo tenía que tratar con las transgresiones, y tenía que tratar también con el pecado; o sea, con la naturaleza de los hijos de ira; tenía que tratar también, ya no solo precisamente en la crucifixión, sino también en la resurrección, y en el envío del Espíritu, con la ley del pecado y de la muerte en nuestros miembros.
Vemos, pues, que el Señor Jesús entonces murió como el cordero de Dios para quitar los pecados; es decir, Su sangre nos limpia de todo pecado; esto se refiere a las transgresiones; pero vemos también que la Palabra nos lo representa a El muriendo como la serpiente de bronce; vemos como el Señor dijo que como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así era necesario que el Hijo del hombre fuera levantado; por eso vemos también a la serpiente que representa a Satanás; sin embargo, el Señor Jesús, siendo levantado como una serpiente ensartada, es cuando El fue hecho pecado y maldición por nosotros; cuando el pecado, cuando el viejo hombre, estaba siendo crucificado juntamente con Cristo.
Entonces, una cosa es para traer el perdón: Cristo muriendo como el cordero, la ofrenda por las transgresiones; pero vemos también la ofrenda por el pecado: Cristo muriendo como la serpiente de bronce; es decir, siendo hecho pecado y maldición; es decir, ya no sólo para perdonarnos, sino para libertarnos, para crucificar el viejo hombre; aún en su propia vida el Señor estaba condenando a la muerte al pecado, y el viejo hombre estaba siendo derrotado en las tentaciones vencidas por el Señor Jesús; ahora en Su muerte, mucho más y definitivamente, no solamente El moría para perdonarnos, sino que moría también para libertarnos y para reconciliarnos; lo cual consideraremos, Dios mediante, más detenidamente en numerales siguientes.
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