|
(77)
Liberación.-
Las abundantes riquezas de la gracia del Señor conseguidas para nosotros en la cruz y en la resurrección del Señor Jesús. En los numerales anteriores hemos estado considerando algunos aspectos de lo que ha hecho el Señor Jesús en la cruz para nosotros. La cruz se encarga de encarar, de parte de Dios en Cristo, todas las cosas negativas en el universo; y la resurrección, ascensión y envío del Espíritu, se encargan de introducir una nueva creación, las cosas positivas en el universo. Es por eso que la cruz de Cristo y la resurrección de Cristo, del Hijo de Dios, del Señor Jesús, ésta persona y ésta obra, son el centro de la historia del universo. Allí terminan las cosas viejas, y comienzan las cosas nuevas, en el Hijo de Dios encarnado, crucificado, resucitado; esto es el punto crucial y central en la historia.
Hagamos una mirada global de las cosas que consiguió para nosotros la cruz del Señor Jesús; son muchas, y no podemos abarcarlas todas, pero vamos a irnos acercando a ellas, Dios mediante, en este y otros numerales poco a poco; pero miremos globalmente, panorámicamente, lo cual es muy importante hacer, y luego descender, parte por parte, a cada una de estas.
El Señor nos consigue, como hemos dicho ya, perdón; nos consigue el Señor también limpieza de la mancha del pecado, de los pecados y de la mancha del pecado; nos consigue también el Señor en Su cruz: liberación; el Señor nos consigue en la cruz liberación, puesto que en la cruz de El nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El; no solamente el Señor murió, sino que nosotros hemos muerto con El; en el vigor de la victoria de Jesucristo en la cruz nosotros vivimos; el Espíritu del Señor nos comunica lo que Cristo consiguió en la cruz; por eso es que podemos ser liberados; no fue algo que sucedió solamente en la cruz del Señor Jesús, sino que el Espíritu de Dios toma lo que sucedió en la cruz de Jesucristo; el Espíritu tomará de lo mío, dice el Señor; El tomará de lo mío; y la obra del Señor en la cruz fue crucificar el viejo hombre.
Esa es la liberación, la crucifixión del viejo hombre en Cristo; eso lo hace efectivo el Espíritu de Cristo, porque el Espíritu de Cristo contiene la victoria de Cristo sobre el viejo hombre; si nosotros tratamos de vencer el viejo hombre con nuestras propias fuerzas, vamos a descubrir que está muy vivo; y a veces nos decimos: ¿pero qué está pasando? ¿Será que resucitó el viejo hombre? ¡No! el viejo hombre en Cristo nunca resucita; lo que pasa es que estamos buscando la crucifixión del viejo hombre en Adán; pero el viejo hombre fue crucificado en el Señor Jesucristo, con Cristo.
De manera que la liberación del viejo hombre que operó en la cruz, en la muerte de Cristo, pues nuestro viejo hombre crucificado juntamente con El, nos es efectiva a través de la suministración del Espíritu de Jesucristo que contiene esta victoria.
Hemos considerado este punto de la liberación; consideraremos otras riquezas de la crucifixión de Crist
|
|