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XVII
MONOTEÍSMO JUDAICO
Dios, pues, se ha revelado en la historia como uno solo, revelado en forma exclusiva y perfecta en Jesucristo, a quien conocemos mediante el Espíritu Santo. Dios es uno solo, y sin embargo es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Él se ha dado a conocer progresivamente a lo largo de la historia, culminando Su revelación en Jesucristo, en el conocimiento del cual la Iglesia está llamada a crecer mediante la operación iluminadora del Espíritu Santo.
Dios comenzó a dar testimonio de Sí mismo a los hombres desde los albores de la historia; se le reveló a Abraham, Isaac y Jacob como el Dios omnipotente, llegando a constituírse en el Dios de Israel, la nación encargada de conservar el testimonio del monoteísmo. Que Dios es uno fue la revelación a Israel; sin embargo, aun en aquella revelación inicial se vislumbraba ya que en la esencia única de la Deidad existían ciertas distinciones, las que con la Venida del Señor Jesucristo se hicieron perfectamente patentes dentro del único Dios; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Dios invisible, Padre del Unigénito, y con Él, el Verbo, que es la imagen del Dios invisible, igual a Él y uno con Él, Unigénito; y entonces, el Espíritu Santo, que procede del Padre por el Hijo, por lo tanto, del Padre y del Hijo. En el único Dios se distingue el Padre del Hijo en que tan sólo el Hijo es el Verbo, es la Imagen y es el Unigénito. El Padre no es Unigénito. También se distingue en la única Substancia Divina el Padre del Espíritu Santo en que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo; el Padre no procede.
Esto ya se insinuaba a Israel. Dios se había declarado a Sí mismo de la siguiente manera: "Oye Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es" (Dt. 6:4). En el hebreo: "SCHEMA, Israel: Adonai Elohenu, Adonai Ejad". Adonai es una forma plural de Adon que significa: "Señor". Igualmente Elohenu conjuga el pronombre posesivo plural nuestro, con la palabra Elohim, que también es una forma plural de la palabra "Dios"; pero donde hácese sumamente interesante la alusión es la palabra traducida "uno". Este uno es el único Dios del monoteísmo. Sin embargo, existen en el hebreo dos palabras diferentes que significan "uno": una es Yahad y la otra es Ejad. Yahad se usa en el sentido de unidad simple y absoluta; por ejemplo; es diferente un individuo a un equipo; diferente una unidad a una docena. La palabra Yahad es una unidad simple, en cambio Ejad significa unidad compuesta o colectiva. La palabra Yahad nunca se utiliza en el hebreo para designar a Dios, sino que se utiliza la palabra Ejad. "Adonai Elohenu, Adonai ejad:" = "El Señor nuestro Dios, el Señor uno (Ejad) es". Esta observación no debe atribuirse sólo al cristianismo, pues hállase también en el mismo judaísmo. La Qabbalah o tradición judaica comenta el verso de Deuteronomio 6:4. Esta Qabbalah básase en libros sagrados para algunos judíos, tales como el Zohar, de la pluma de Moisés de León. He aquí su comentario al verso citado: "¿Por qué hay necesidad de mencionar el hombre de Dios por tres veces en este versículo? La primera vez, Yahveh, porque es el Padre de los cielos; la segunda vez, Dios, porque es un título del Mesías, la vara del tronco de Isaí que ha de venir por David, de la familia de Isaí; y la tercera vez, Yahveh, porque es el que nos enseña a caminar aquí en la tierra, y estos tres son uno". En el Judaísmo identificábase, pues, también el Mesías con Díos mismo, y "Yahveh" era uno de los nombres del Mesías. Ahora bien, el nombre "Yahveh" parafraseábase en los tárgumes como "Memra", palabra aramea que significa "Verbo" ; de manera que el concepto de "Verbo" que el Judaísmo había asimilado de Heráclito, Platón, los estoicos y su consanguíneo Filón, era aplicado también a Díos; por ejemplo, la paráfrasis de Génesis 3:8 en los tárgumes era: "oyeron la voz del Logos que se paseaba en el huerto".
El arameo dio paso al griego afianzándose así en la Palestina el concepto del Verbo como relativo a la Divinidad. El hebreo "Yahveh" fue parafraseado al arameo Memra en los tárgumes, y de éste pasó al griego Logos, que se traduce Verbo.
Tal identificación del Verbo con el Creador aparece también en los llamados "libros olvídados del Edén'' y "libros perdidos de la Biblia". En el libro llamado: "Conflicto de Adán y Eva con Satán", Dios dice a Adán: "...Yo enviaré a ti el Verbo que te creó, y contra el cual tú has sido trasgresor, el Verbo que te hizo salir del huerto, y que te levantó cuando estabas caído". En el capítulo XIV de este primer libro de Adán y Eva dice: "...dijo Dios a Adán: Toda esta miseria que has sido hecho por tu transgresión no logrará salvarte de la mano de Satanás, no te librarás. Pero yo lo haré. Cuando baje del cíelo y me haga carne de tu simiente y lleve sobre mí las enfermedades que padeces, entonces las tinieblas que cayeron sobre ti vendrán sobre mí en la tumba cuando yo esté en la carne de tu simiente. Y yo que soy sin años me someteré al transcurso de los años, los tiempos, meses, días, y seré contado como uno de los hijos de los hombres al objeto de salvarte".
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