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Preámbulo a la soteriología.-
La gran obra del vivir humano del Señor Jesús, fue coronada o consumada con la crucifixión; entonces vino la resurrección, ya en un estado diferente, en un estado glorificado; pero el vivir humano, desde la concepción, nacimiento, crecimiento, tentación, victoria, fue coronado con la crucifixión; así El completó, consumó, Su obra redentora a favor de la humanidad; vivió como Dios quiere que el hombre viva, desarrolló las posibilidades de la humanidad hasta la perfección en el Varón Perfecto que llegó a ser El a favor de todos nosotros; y este hombre perfecto fue crucificado a favor de todos nosotros; y aquí comenzamos un tremendo y glorioso tema, el de la crucifixión del Señor Jesús, propio de la cristología y de la soteriología, acerca de Cristo y la salvación.
La cruz de Cristo fue el medio que Dios utilizó para deshacerse de todas las cosas negativas; así como la resurrección de Cristo introduce todas las cosas nuevas y positivas, así la cruz de Cristo se hizo cargo de las cosas negativas.
Debido a la rebelión satánica en el cielo, y de las huestes suyas, y la del hombre en la tierra, Dios tenía problemas en el universo; pero, para eso, el Verbo se hizo carne, para venir a arreglar los problemas. La hamartiología, el tratado del pecado, nos muestra un diagnóstico de la situación del problema; pero la cristología, la soteriología y la pneumatología, la verdad de Cristo, la salvación, el Espíritu, nos muestran el gran trabajo de Dios. Se centra primeramente en la crucifixión de Cristo; entonces, en Su resurrección, ascensión, mediación y envío de Su Espíritu; estos puntos centrales, hasta que El venga, nos muestran la gran obra de salvación del Señor.
Ahora bien, la crucifixión del Señor es algo muy profundo; lo que el Señor hizo en la cruz de Cristo fue algo tremendo; por eso es que, en el Antiguo Testamento, esta gran obra del Señor estaba simbolizada en distintas clases de sacrificios; claro está que el sacrificio del Señor fue uno sólo; sin embargo, en el Antiguo Testamento, especialmente en el Levítico, el tercer libro del Pentateuco de Moisés, vemos que, en figura del sacrificio de Cristo, se nos presentan varias clases de ofrendas sacrificadas; ¿por qué? porque nos hablan de la riqueza de la obra de Cristo en la cruz.
Dios mediante, en numerales sucesivos, estaremos considerando la riqueza de la crucifixión.
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