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Desarrollo humano del Verbo de Dios.-
El Verbo de Dios, que estaba con Dios, y era Dios, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo; fue hecho carne, llegó a ser semejante a los hombres, fue concebido virginalmente; es decir que María, su madre, era una virgen cuando El fue concebido en su vientre por el Espíritu Santo, por el poder del Altísimo; es decir, por obra del Espíritu Santo y por el poder del Altísimo.
También hablamos de Su concepción virginal, en el sentido de que el Hijo de Dios, entonces hecho hombre, nació de la virgen María; ella era una virgen, ella no había conocido varón, pero Él nació de esta virgen; en ese sentido hablamos de concepción virginal.
Ahora bien, entonces el Señor comenzó a crecer; El vino como un niño; El no apareció en la historia de repente como un hombre ya hecho y derecho, sino que Él se sometió a una generación humana, a un desarrollo y crecimiento humano normal; esto es una gran obra del Señor; El no quiso excluirse del desarrollo humano; El no apareció como un hombre hecho y derecho en el templo de Jerusalén, o misteriosamente; no, no, no; El, desde el vientre de la virgen María, fue concebido, fue gestado, nació como un niño; “niño nos es dado”, dice la palabra del Señor; un niño nos es nacido; y nos dice Lucas en el capítulo dos, versos cuarenta y cincuenta y dos: “Y el niño crecía y se fortalecía y se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios era sobre él”; y el verso cincuenta y dos nos dice: “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres”.
En este desarrollo de la vida humana del Señor Jesús, vemos algo muy precioso; recordemos que la raza humana, la humanidad en general, estaba degradada a partir del pecado; ahora venía el Salvador, el Verbo de Dios, y asumía humanidad, se vestía con la naturaleza humana, con espíritu, alma y cuerpo humanos, y crecía, crecía en estatura, crecía en sabiduría; El, como Dios, no tenía que crecer en sabiduría; pero como hombre sí tenía que crecer en sabiduría; El, como Dios, era igual al Padre; pero como hombre era menor que el Padre, porque la naturaleza humana es inferior a la naturaleza divina; por eso El se despojó y asumió forma de siervo, semejante a los hombres.
Este crecer, este vivir del Señor, es una gran obra de Dios; ¿por qué? por que El estaba llevando el desarrollo de la humanidad a su máxima expresión y perfeccionamiento; las virtudes humanas estaban siendo desarrolladas, estaban siendo cumplidas; en los demás hombres operaba una degradación, pero en El operaba una madurez, una perfección; El llegó a ser el Varón Perfecto; creció y llegó a ser un hombre perfecto a favor de toda la humanidad.
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