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V
PROFECÍAS ACERCA DE CRISTO
Una de las cosas más satisfactorias es ver la vida del Señor Jesucristo ajustarse al molde de las profecías acerca del Mesías. Es un nutriente maravilloso de la fe el ver que antes de Su venida los siglos preparaban ya su identificación con detalles que hubiera sido imposible fraguar y hacerles a todos coincidir; tal cosa sería imposible; no estaban en la mano del hombre. El pre-conocimiento divino había hecho que se escribiera, por así decirlo, una biografía antes de que aconteciera en el tiempo y la historia. Estaba prevista la raza, el pueblo, la tribu, la familia de su ascendencia, el lugar de su nacimiento y la forma del mismo, junto con acontecimientos concomitantes. Estaban previstas sus obras y su ministerio, e incluso la época de éste, y el día de Su visitación; aun Su precursor estaba previsto. Su muerte en detalles y su significado; Su sepultura y Su resurrección; Su ascensión y partida por un tiempo a ministrar en los cielos; y aun Su regreso está previsto, acerca del cual se dieron señales que le precursarían, las cuales, gozo da el verlo, se confirman en la realidad histórica corroborando la veracidad de la inspiración profética.
En Jesús de Nazaret se cumplen, pues, las expectativas mesiánicas de los siglos pasados, todo en su debido orden, la parte del Cordero y la parte del León. La parte ya cumplida nos hinche de esperanza en relación a la parte restante, que con toda lógica corresponde a Su segunda venida, de cuya cercanía ya las vestiduras del siglo presente nos avisan confirmando la promesa, cuyo cumplimiento se escucha ya viniendo como piedras del río que suenan anunciando el aluvión. Todo se acomoda como estaba previsto para ser hallado de Él cual lo anunció; aunque el día y la hora nadie sabe, sino sólo el Padre. No obstante, señales nos dio y señales tenemos; no han faltado a la cita, enriqueciendo la fe. La profecía y su cumplimiento son hechos ineludibles, vindicaciones que dejan sin excusa a los que tratan de eludir el hecho de que la historia estaba preparada para Cristo.
Él es la Simiente de la Mujer que, al ser herido en el calcañar, aplastó la cabeza de la serpiente; con Su muerte nos dio el perdón, la liberación y la reconciliación; con Su resurrección, la vida y todo lo que ella implica.12 El es Siloh a cuyo nombre se congregarían los pueblos. Él es el León de la tribu de Judá cuyo cuerno no sería quebrado.13 Él es la bendición del Dios de Sem y Aquel que hace a Jafet morar en las tiendas de su hermano.14 El es aquel profeta al que había que escuchar; Él es el Hijo, el Sacerdote conforme al orden de Melquisedec,16 el heredero para siempre del trono de David.17 Él es Emanuel, el hijo de la virgen, el admirable consejero, Dios fuerte y quien es llamado Padre eterno; el Príncipe de Paz que nos sería dado como un niño.18
Él es el siervo de Yahveh y Yahveh mismo que abriría los ojos de los ciegos y haría cantar la lengua de los mudos. Él es el Príncipe que nacería en Belén,20 el Rey que entraría en un burrito, manso y humilde, a Jerusalén.21 Él es el Mesías Príncipe que se presentaría tras la semana sesenta y nueve de la profecía de Daniel, que moriría mas no por sí, sino que daría Su vida en expiación por el pecado de su pueblo;22 Aquel varón de dolores, despreciado,23 cuyas manos y cuyos pies serían honrados, a quien se daría a beber vinagre y de quien se repartirían sus vestidos.26 Aquel que sería vendido por treinta piezas de plata;27 Aquel que se llamaría Nazareno, aquel pimpollo, sí, aquel renuevo, la vara de tronco de Isaí. Aquel que sepultado Su alma no sería dejada en el Hades, que es el Seol. Aquel cuya carne no vería corrupción sino que viviría, resucitaría y nos daría vida.29 Aquel que se sentaría a la diestra del Padre hasta que sus enemigos fuesen puestos por estrado de sus pies.30 Aquel cuyo Nombre daría luz a los gentiles;31 sí, aquel que nos dejaría por un poco de tiempo para volver a establecer el Reino recibido.32 Aquella piedra no cortada de mano, que desmenuza los reinos, el Hijo del Hombre que después de traspasado será visto en las nubes del cielo viniendo en gloria y majestad.34 He allí lo profetizado. ¡Solamente Jesucristo es Aquel! Las profecías lo presentan, la historia lo presenta, y lo que es más asombroso, Él mismo se presenta. Todas Sus credenciales están en orden, y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en Él.35 Entonces, también la Iglesia por Su Espíritu le presenta.
Pero hay algo más en esta relación profética: los tipos, las figuras, las sombras y la alegoría le presentan también. Para la analogía del pensamiento fue provisto también un testimonio.
Cfr. Génesis 3:15. 12Romanos 6:23. 13Génesis 49:9,10. 14Génesis 9:26,27.
Cfr. Deuteronomio 18:15. 16Hebreos 7:11. 17Lucas 1:32. 18Isaías 7:14; 9:6,7.
Cfr. Isaías 35:4-6. 20Miqueas 5:2. 21Zacarías 9:9. 22Daniel 9:26. 23Isaías 53:3.
Cfr. Salmos 69:21. 26Salmos 22:16,18. 27Zacarías11:12.
Cfr. Isaías 11:1. 29Salmos 16:8-11. 30Salmos 110:1. 31Isaías 42:6. 32Miqueas 5:3,7.
Cfr. Daniel 2:44-45. 34Daniel 7:13. 35Mateo 11:6; Lucas 7:23.
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