Puntos cruciales de la Escatología Bíblica

   
 


 

 

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PUNTOS CRUCIALES DE LA
 ESCATOLOGÍA BÍBLICA[1]
 
 
Ubicación y definición
La Escatología Bíblica es la última de las materias dentro del panorama general de la revelación divina. Dios ha hablado acerca de Sí mismo, y todo lo que trata acerca del Ser de Dios, de los atributos de Dios, de los nombres de Dios, y todo lo relativo a Dios mismo, no a las cosas creadas por Dios, no a los planes de Dios, no a nuestra situación, no a las profecías, sino a lo que se circunscribe específicamente a Dios, lo trata la primera materia, que se llama Teología propiamente dicha, o Teología Propia, como mejor se le designa.
La materia que se ocupa de los planes de Dios para con la creación es la Divina Teleología, que encierra las previsiones de Dios, la elección divina, el preconocimiento divino, el propósito divino.
Siguiendo un orden o una secuencia lógica, la materia que se ocupa de la creación, del universo, del mundo visible e invisible, es la Cosmología Bíblica. Primero es Dios, luego los planes que Dios tiene con la creación, luego la creación, la cual encierra la creación de un mundo invisible y de otro visible; entonces hay seres de ese mundo invisible y seres del visible.
Los seres del mundo invisible son los ángeles, y esto abre las puertas a otra materia que se llama Angelología Bíblica, que trata todo lo relativo a los ángeles, su ser, sus funciones, su misión, sus jerar­quías, etcétera.


Lo relativo al hombre, lo que trata del origen del hombre, el ser del hombre, las partes del hombre, la función del hombre, el funciona­miento del hombre, su situación, su estado, su final, etcétera, todo lo relativo al hombre es el tema de la Antropología Bíblica. Decimos bíblica porque la estamos contrastando con antropologías seculares. El mundo tiene su propia manera de pensar acerca del hombre mismo, acerca del origen del hombre, de la cultura humana, y de eso se encarga la antropología secular; pero la Antropología revelada es lo que Dios ha dicho acerca del hombre, lo que aparece revelado en las Sagradas Escrituras, y es la Antropología Bíblica.

Luego está esa materia que se ocupa de ese gran problema acerca del cual no podemos meter la cabeza debajo de la tierra, como se dice del avestruz, que es el problema del mal, el problema del pecado. La materia que se ocupa de estudiar lo relacionado con el origen y todo lo relativo al pecado, se llama Hamartiología Bíblica, de la palabra griega hamartía, que significa pecado.
Gracias a Dios que la cosa no termina ahí. Sí, hubo una caída angélica y una caída humana, y hubo unas consecuencias, que comprenden toda una doctrina bíblica acerca de la realidad del pecado; pero existe también la salvación. Pero la salvación es por causa de Cristo y aplicada por el Espíritu. Entonces la materia que se ocupa exclusivamente de Cristo es la Cristología Bíblica, y la que se ocupa del Espíritu es la Pneumatología Bíblica, de la palabra griega pneuma, que quiere decir espíritu.
Siguiendo ese orden, viene la doctrina de la salvación, cuya materia es la Soteriología Bíblica. ¿Qué es entonces lo que resulta de la Soteriología, de la salvación de Dios por medio de Cristo y aplicada por el Espíritu? Resulta el pueblo de Dios, la Iglesia; entonces la materia que se ocupa de estudiar todo lo relativo a la Iglesia, su definición, su naturaleza, sus aspectos, su organización, etcétera, es la Eclesiología Bíblica.
Pero la Iglesia no es el final. La Iglesia es apenas una etapa; pero esa etapa es hacia un final; y hay una materia, que es la Escatología Bíblica, que es la que se ocupa de la consumación de los planes de Dios, de la consumación de la vida humana, de la consumación de la historia, de las últimas cosas. Esa área de la revelación que se ocupa de la consumación de las últimas cosas se llama Escatología Bíblica. Así hemos ubicado la materia dentro del panorama general y su secuencia lógica de materias, en la revelación divina.
Habiendo ya ubicado la materia en su correspondiente lugar dentro del panorama sistemático de la Teología, de la cosmovisión teológica, tenemos la Escatología, la cual es la materia que se ocupa de la consumación y de las últimas cosas. Pero a continuación vamos a desglosarla, a ver sus contenidos fundamentales, principales. La palabra escatología se deriva del griego éschaton, que significa último, el final[2].

Subdivisión de la Escatología

Hay un final para las personas y hay un final para la historia; es decir, que hay una escatología individual o personal, y hay una escatología que es general o histórica. Por esa razón vamos a subdivi­dir en dos las consideraciones de la Escatología: una que es personal; es decir, cada individuo tiene una finalidad y tiene un destino, y existe un destino final para cada individuo. Entonces la Escatología personal es la que estudia el final o los estados finales en relación con el individuo, y sus etapas hacia ese final.
Pero también la historia en general, ya no sólo en cada individuo, sino todos los individuos y todos los siglos que se ha ido edificando en un sentido, y por eso también existe una Escatología que es histórica; ya no es solamente individual, sino que es el final de la historia. La historia se dirige hacia un fin. Hay un plan de Dios y hay una previsión de Dios, y hay una culminación de ese plan, no sólo para con los individuos sino para con toda la humanidad en general, para con toda la creación en general. Es el sentido final de la historia. Dios dirige la historia hacia una consumación. Eso comprende la Escatolo­gía histórica que es general e incluye todas estas cosas.
Dentro de la Escatología histórica se estudian las etapas del plan de Dios. Algunas personas, o alguna escuela, no en todas, le llama a esas etapas dispensaciones. A lo largo de la historia, el plan de Dios se va desarrollando por etapas y esas etapas son identificadas, o se les ha dado su nombre a cada una, y por eso existe una especie de dispensa­ción en cada etapa; una manera en que Dios va tratando con los hombres, en que se va revelando progresivamente; y ese es el plan, esas etapas del plan de Dios son una parte de la Escatología histórica.
“De reunir (Dios) todas las cosas en Cristo, en la dispensa­ción del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Efesio 1:10).


Esa traducción, los tiempos, es los eones en el idioma bíblico, el griego, o sea, la hora, la etapa. Note que habla de varios eones, varias etapas o tiempos. Entonces dice que el propósito de Dios, o sea lo que Dios se ha puesto como meta, y que es el sentido de los acontecimientos históricos, es que Dios se ha propuesto reunir todas las cosas en Cristo; es decir, que las cosas no están en su debido lugar cuando no están sometidas al gobierno de Dios que se ha revelado en Cristo, entonces Dios se ha propuesto reunir las cosas que están dispersas, integrarlas y realizarlas coherentemente en Cristo. Cristo es la Cabeza, Cristo es el designado por Dios para encabezar el universo. De manera que hay un trabajo de Dios con la historia y con el universo, que es darle su sentido en Cristo, y hacer a Cristo señorear sobre la historia.

El plan, el propósito de Dios es reunir en Cristo todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos; o sea que los tiempos o los eones, o las eras, o las etapas son períodos en que se cumple una parte del programa de Dios; es decir, es como un período para que se decanten ciertas situaciones, de manera que la humanidad esté preparada ya para una siguiente etapa. Entonces viene un segundo tiempo, luego viene un tercer tiempo, y así se van cumpliendo los tiempos hasta que haya en el futuro una llamada dispensación del cumplimiento de los tiempos. O sea que el sentido y el trabajo acumulativo de Dios en la historia, se concretará al final en lo que allí se llama dispensación, y que en el idioma original griego es una economía; es decir, la economía de Dios. Una economía es todo un arreglo administrativo en el cual Dios mismo se revela y en el cual todas las relaciones expresan el sentir y la naturaleza de Dios.
Las cosas no son así en el camino; ese es el final de las cosas. Pero las cosas van pasando por períodos hasta llegar allá. Esa economía final de Dios es el escaton, es la consumación, pero para llegar a ella se va por etapas. De manera que todo este plan para llegar a la consumación, y la consumación misma, que es la economía de Dios establecida, es tema de la Escatología.
En este primer curso no se trata de entrar a fondo de las cosas, sino para ir viendo como si dijéramos el índice, los puntos cruciales que trata la materia, nada más; es como cuando se mira un libro y se va al índice, y se ve el contenido y los subtítulos de los capítulos. No se trata todavía de leer los párrafos, sino solamente los títulos y los subtítulos, pues esto es lo que es este curso, mirar la panorámica, pero no es entrar en cada capítulo, en cada párrafo y en cada página.
 
La Escatología y su relación con la Teleología y la profecía
Como existe también un plan de Dios que vimos en la Divina Teleología, el propósito de Dios, esta materia está relacionada con la Escatología. Teleología viene de la palabra telos, que es el fin, pero fin en el sentido de objetivo, de meta. Dios se ha propuesto una meta, pero la meta se la propuso en Sí mismo; y luego la historia es las etapas del cumplimiento de la meta que Dios se ha propuesto; y la Escatolo­gía es el estudio de la consumación de ese plan. La Teleología estudia el plan y la Escatología estudia el cumplimiento de ese plan al final por sus etapas.


Puesto que existe un plan, y puesto que Dios es omnisciente y conoce el final desde el principio, pues hay un celo en Él que se ha dado en la historia, que se ha cumplido y que tiene partes que están en cumplimiento ahora, y todavía hay partes que no se han cumplido pero que pertenecen al futuro y ese fenómeno se llama la profecía, entonces todo el tema de la profecía pertenece también a la Escatología, especialmente en su aspecto histórico.

 
Las profecías
El estudio de la profecía en general y de las profecías en particular pertenece a la Escatología, especialmente en su aspecto histórico. Profecías hay acerca de varios temas. Vamos a reagrupar el cúmulo de profecías y vamos a clasificarlas por sus principales temas.
1. Dios mismo. Hay profecías acerca de Dios mismo; es decir, que el Espíritu de Dios, el Espíritu de profecía, hablando por los profetas, anunció cosas acerca de Dios mismo, que Dios revelaría de sí mismo en el futuro, y cómo Dios actuaría El mismo en el futuro, y cómo Él sería revelado y Su gloria conocida de una manera más plena en el futuro. Eso significa que hay profecías cuyo tema es Dios mismo.
2. El Mesías. Hay profecías acerca del Mesías, que son las profecías mesiánicas, o sea aquellos anuncios relativos al Cristo, que Dios hizo antes de que viniera a ser el Cristo. Estaba preanunciado el linaje del que vendría, la familia de la tribu, el lugar donde nacería, la época en que nacería, los acontecimientos que habría en su infancia, los acontecimientos que habría en Su vida, de qué manera enseñaría, cómo sería tratado, cómo moriría crucificado, cómo sería despreciado, cómo resucitaría al tercer día, cómo ascendería, cómo enviaría Su Espíritu, cómo enviaría a los apóstoles; es decir, antes que sucediera objetiva­mente en la historia. La vida de Jesucristo en su primera venida, ya estaba profetizada.
Pero no solamente hay profecías acerca de la primera venida, sino acerca de Su subida a los cielos y de su regreso o segunda venida. Se cumplió ya en la primera parte, se está cumpliendo una parte relativa a la Iglesia o al período entre la primera y la segunda venida, y hay profecías que también tratan de la segunda venida, pero todas ellas, las de la primera y las de la segunda, son profecías mesiánicas.
3. El Espíritu Santo. Hay profecías acerca del Espíritu Santo. Aquí vemos lo que históricamente se ha dado en llamar la Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Hay profecías acerca de la venida del Espíritu Santo, de la obra del Espíritu Santo, de los dones del Espíritu Santo, de las funciones que cumpliría el Espíritu Santo en la historia. Todo este cúmulo de profecías reagrupadas dentro de este tema son profecías acerca del Espíritu Santo.
4. La Iglesia. También en la Biblia hay profecías acerca de la Iglesia, el pueblo del Señor. Cuando usamos la palabra iglesia, la usamos no en el sentido acostumbrado en que se le suele oír. Cuando la persona oye la palabra iglesia, se imagina una catedral, o la jerarquía romana, o algo relacionado. Pero aquí estamos hablando en el sentido bíblico. La Iglesia es el conjunto de los creyentes en Dios; esa es la Iglesia, el pueblo que Dios ha redimido. Hay profecías eclesiásticas; no de la Iglesia, sino acerca de la Iglesia.
5. Las naciones. En la Biblia hay profecías acerca de las naciones, aparte de la Iglesia, y entre las naciones podemos incluir algunas. Por ejemplo, profecías acerca de Israel, profecías acerca de Europa, profecías acerca de Babilonia, profecías acerca de Media, de Persia, de Grecia, de Roma, de Asiria, profecías acerca del Oriente, profecías acerca de los príncipes de Tarsis, o sea del occidente, y muchas otras más relativas a las naciones.
Aquí no estamos entrando en las profecías. Cuando estemos estudiando la materia de Escatología, entonces estudiaremos esas profecías una por una. Lo que en este capítulo estamos haciendo solamente es identificando los puntos que están incluidos dentro de la materia. Estamos mirando el contenido, el índice. No estamos entrando a ver cuáles son las profecías acerca de Israel, cuáles son las profecías acerca de Europa, de Babilonia, de Nínive, de Jerusalén, pero todas esas profecías las entendieron, cuándo se dieron, cómo se dieron, las que ya se cumplieron, las que están cumpliéndose ahora mismo delante de nuestros ojos, las que están ya a punto de cumplirse, que ya se ve su concreción, su preparación.
6. Otros. Pero no solamente hay profecías acerca de las naciones. Hay también profecías acerca de los ángeles, y también acerca de Satanás y los demonios; y también profecías acerca de la muerte; profecías acerca de la creación, o sea de las criaturas. Ya no solamente del hombre, los ángeles o los demonios, sino del resto de la creación, del resto de las criaturas, la tierra, los animales, las plantas.


El resto de las criaturas también es objeto de revelación de parte de Dios. Por ejemplo, la Biblia dice que la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a que fue sometida por causa del hombre[3], ya que primeramente Dios está trabajando con el hombre, y está tratando de rescatar al hombre y está rescatando a los hombres, pero esa es apenas las primicias. El resto de la creación también está en la mira de Dios; porque toda la creación es plan de Dios y toda la creación fue afectada por el mal del pecado. Entonces a toda la creación le viene una redención, y eso significa que hay un trabajo de redención para enfrentar el problema del pecado y del mal en la naturaleza, en el universo, en el hombre.

Hay muchos temas que son motivo de profecías en la Biblia, en la revelación divina. Dios, el Mesías, el Espíritu; ahí está la Trinidad; la Iglesia, las naciones en general, algunas en particular; los ángeles, tanto los escogidos como los caídos, con Satanás a la cabeza; la muerte misma y el resto de las criaturas. A cerca de todo ésto hay tela que cortar, material para profundizar y estudiar, porque Dios ha querido hablar de esto.
De hecho una gran porción de las Sagradas Escrituras está constituida de profecías. Y los pasajes de los profetas son bastante abundantes; y hay libros de profetas que son de muchos capítulos. Solamente el profeta Isaías tiene 66 capítulos; Jeremías también tiene 55, Ezequiel tiene 48, Daniel tiene 12 y hay otros que tienen varios capítulos; además están las profecías en el Nuevo Testamento, y también hay profecías incrustadas en libros que no son proféticos, sino históricos; en libros sapiensales también aparecen profecías. El estudio de esas profecías cabe dentro de la sección de la Escatología que se ocupa de las profecías. Si solamente las profecías son una sección de la Escatología, cuánto no será el volumen de material a considerar en esta materia llamada Escatología.
Ya hemos visto acerca de cuántas cosas hay profecías y la suma de todo eso solamente es la sección de profecías de la Escatología. Pero la Escatología no solamente estudia la profecía; estudia también el plan y estudia la consumación, estudia la economía de Dios; eso en el sentido general. Pero también como ya vimos, en el sentido individual, porque así como hay un final para la historia, también hay un estado final para cada individuo. La Escatología estudia los estado finales; todo lo relativo al asunto del cielo, lo relativo al asunto del infierno, lo relativo a la muerte, lo relativo al estado del alma después de la muerte. Todo esto cabe dentro de la Escatología.
 
Escatología de la persona o personal


Estado final, primeramente para el cuerpo aquí mientras está la situación caída antes de la resurrección. La muerte misma. El estudio de lo que es la muerte pertenece a esta materia. Ese estudio se llama Tanatología, que viene de la palabra griega tanatos, que significa muerte. Entonces todo el estudio relativo a la muerte, es también una materia dentro de la gran materia de la Escatología, a manera de una sección. La Tanatología es el estudio del fenómeno de la muerte, la experiencia de la muerte, el significado de la muerte, lo que Dios ha revelado en Su Palabra acerca de la muerte. En la Biblia aparecen muchos pasajes de muerte, y hay palabras que se dicen de aconteci­mientos que suceden a la hora de la muerte. Por ejemplo, para decir solamente uno entre muchos otros, dice en un pasaje que “fue reunido a sus padres” , eso significa que a la hora de la muerte hay un volver a encontrarse con las personas que habían muerto antes y que eran sus antepasados. Por eso dice “fue reunido a sus padres”. Eso lo dice la Biblia, pero también muchas personas que han tenido experiencia de muerte clínica, cuentan que sí vieron a sus parientes, padres, abuelos, que habían muerto y volvieron a encontrarlos y hacían señales, conversaron con ellos, etcétera; y eso concuerda con lo que la Biblia dice en cuanto a que la persona se unía a sus padres. La Biblia habla de eso cuando murió Abraham, cuando murió Isaac, cuando murió Raquel, o alguno de los profetas; es algo en que siempre se emplea esa expresión, que fue reunido con sus padres o con su pueblo.

La Biblia habla de las puertas de la muerte. Le pregunta el Señor a Job: “¿Te han sido descubiertas las puertas de la muerte, y has visto las puertas de la sombra de muerte?” (Job 38:17). Entonces está el fundamento de la muerte misma. La materia que se ocupa de eso es la Escatología, y especialmente la Escatología personal. Claro que para entender la muerte, es necesario entender también el origen de la muerte; el por qué de la muerte, y eso entra dentro de la Escatología histórica, en general, pero se aplica a cada persona.
 
Estados intermedios y finales
Pero note que las cosas no terminan ahí, sino que hay lo que se ha dado en llamar vida después de la vida. Llamémoslo nosotros aquí ultratumba. Lo que pasa al otro lado. Eso también es motivo de revelación, y también el Espíritu Santo ha revelado estos asuntos en la Biblia. Entonces la Biblia nos habla de los estados finales y de los estados intermedios.


Seol y Hades. La Biblia habla por ejemplo del Seol y del Hades; Seol es en hebreo y Hades en griego, pero se trata de un misma cosa, es decir lugar de los muertos, de las almas de los muertos después de que mueren aquí; pero todavía no es el lugar final; por eso se le llama un estado intermedio, porque del Hades o Seol se ha de pasar al trono del juicio, y allí, si las personas no son salvas, van a lo que se llama la Gehenna, o lago de fuego. Eso también lo ha revelado Dios. No hay que confundir la Gehenna con el Seol o Hades.

En los idiomas bíblicos, como el hebreo, se le llama Seol, que al traducirlo al griego del Nuevo Testamento, es Hades, de donde Seol y Hades es la misma cosa. ¿Cómo te consta esto? La Biblia lo dice. Por ejemplo en Hechos de los Apóstoles 2, en donde Lucas registra que el apóstol san Pedro está hablando acerca de la resurrección de Cristo, y de que antes de la resurrección de Cristo su alma no fue dejada en el Hades, y él está haciendo una cita textual del Salmo 16:10, el cual dice: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción”. Pero leemos la cita ya no en el Salmo, que era en hebreo, sino en la cita griega del Salmo por san Pedro en Hechos 2:26; ahí dice: “Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción”. Ahí constatamos que la misma Biblia traduce Seol por Hades, y aunque las palabras sean distintas se refieren al mismo lugar. Tenemos la experiencia que el Señor Jesús contó del rico y Lázaro; que cuando murió Lázaro fue llevado por los ángeles al seno de Abrahan, y aquel hombre que no tuvo en cuentas las necesidades de Lázaro, fue llevado al Hades, al cual se le llamó un lugar de tormento, y esas son palabras de Jesús, una auténtica narración de Cristo[4].
Gehenna. Pero ese no es el lugar final. ¿Por qué? Porque en Apocalipsis 20:14 dice que “la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda”. Eso es lo que es la Gehenna. En en el Seol se está solamente en el alma, en cambio, después de la segunda resurrección, pues después del milenio habrá una segunda resurrección de todas las personas, y algunos irán a la Gehenna en cuerpo y alma.
Tártaro. Hay otra palabra griega diferente de Seol, Hades y Gehenna, que es Tártaro, cual aparece en la segunda epístola del apóstol san Pedro, donde habla de aquellos ángeles que fueron lanzados a las prisiones eternas, que allí se le llama Tártaro y se traduce infierno, así:


4Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno (Tártaro) los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; 5y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; 6y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, 7y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados 8(porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), 9sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2 Pedro 2:4-9).

Infierno es una palabra un poco ambigua, porque es una palabra que se ha usado como traducción a veces de Hades, a veces de Gehenna y a veces de Tártaro; sin embargo el Tártaro, la Gehenna y el Hades son cosas distintas, pero las tres palabras (Hades, Gehenna y Tártaro) han sido traducidas indistinta y ambiguamente, en distintas traduccio­nes, como infierno. De manera que cuando el estudio que se relaciona con el tema del infierno se realiza solamente usando traducciones y no en los idiomas originales, surgen algunas veces errores de interpreta­ción por causa de que infierno es una palabra que viene del latín (infernus), no es del hebreo, no es del griego, y a veces se utiliza para traducir indistintamente cosas que son diferentes. Pero cuando la persona, en vez de leer en los textos originales, lo hace en una traducción ambigua, entonces su doctrina acerca del infierno se confunde; porque a veces parece que el infierno fuese la Gehenna, otras veces parece que fuera el Hades, y otras veces que fuera el Tártaro.


Por ejemplo, Reina Valera de 1960, en el verso donde dice Tártaro traduce infierno, y donde dice Gehenna traduce infierno, como si la Gehenna y el Tártaro fueran la misma cosa, el mismo lugar; pero no es lo mismo porque dice que esos ángeles ya fueron arrojados al Tártaro, como una prisión en espera del juicio, pero después del juicio pasan a la Gehenna; de manera que no es lo mismo la Gehenna que el Tártaro. El Tártaro es la prisión de oscuridad de aquellos ángeles caídos. La versión (Reina Valera) de 1909 donde dice Gehenna deja Gehena, pero donde dice Hades o Seol traduce infierno, de manera que entre la versión de 1909 y la de 1960 tenemos esa complicación, aun siendo la misma versión Reina Valera. Al usar las dos versiones para estudiar el tema sobre el infierno, uno se puede confundir, porque pareciera como si la Gehenna, el Tártaro y el Hades o Seol fueran la misma cosa. Por eso mucha gente simplemente habla del infierno sin hacer distinción, pero la Biblia habla del Seol que es el Hades, el lugar intermedio de los muertos, como una cosa; del Tártaro, que es la prisión de los ángeles caídos en oscuridad esperando el día del juicio, como otra cosa, y la Gehenna, que es el lago de fuego, o sea el lugar del juicio. Una cosa es una prisión para el juicio, y otra cosa es el lugar del juicio mismo. Ya hemos leído en Apocalipsis que la muerte y el Hades serán lanzados al lago de fuego, de manera que no es lo mismo el Hades que el lago de fuego. El Hades es un estado intermedio, no es el final todavía, en cambio el lago de fuego, o Gehenna, es el estado final de los eternamente perdidos, de Satanás, de sus ángeles y de sus aliados voluntarios.

El Paraíso. Gracias a Dios que la Palabra del Señor también habla del paraíso, o tercer cielo. El paraíso es otro de los estados interme­dios, pero no en los fondos bajos sino que se encuentra hacia lo alto. La palabra tercer cielo implica un segundo y un primer cielo. O sea que existe un primer cielo, un segundo cielo y un tercer cielo, y el tercer cielo es también llamado el Paraíso. Hay un pasaje donde el apóstol Pablo en un arrebatamiento o rapto fue trasladado al tercer cielo, donde oyó palabras inefables, que no le es dado al hombre expresar, y luego él vino y habló algo, no todo, pero ya con lo que habló y con otros pasajes y otras experiencias de otros profetas y apóstoles, y del mismo Señor Jesús, se nos da también una visión de ese estado final de otras almas, de otras personas.
1Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. 5De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. 6Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí” (2 Corintios 12:1-6).
Allí el apóstol Pablo usa indistintamente dos palabras para referirse a la misma cosa. Primero dice, conozco a un hombre en Cristo que fue arrebatado al tercer cielo, y luego en otro verso dice que a donde fue arrebatado fue al paraíso, y eso nos muestra que el paraíso y el tercer cielo son la misma cosa. Cuando el ladrón al lado de la cruz, en la hora de la muerte, le dijo al Señor Jesús: Señor, “acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”[5]. Entonces existe un lugar más allá que se llama el Paraíso, lugar de ultratumba, el cual es lo mismo que el tercer cielo.


Cielo nuevo y tierra nueva. Ahora, así como hay tercer cielo, es porque hay el primero. En el libro de Apocalipsis, capítulo 21 leemos:

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1).
Aquí habla de un cielo nuevo y de una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado; es decir, que no solamente existe esta tierra y este cielo, sino que habrá cielo nuevo y tierra nueva. Todo esto pertenece también a la Escatología, tanto a la individual o personal, como a la histórica. ¿Por qué? Porque hay un cielo no sólo para el individuo sino también para ciertos sectores de personas en la historia. Desgraciadamente también hay un lugar de castigo, donde las personas se encuentran consigo mismo y tienen que saciarse con todo lo que ellos mismos escogieron. Esas personas serán parte de su propio infierno. La Palabra de Dios dice: “Su iniquidad volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla”[6]. Como tú hiciste se hará contigo. “Con la medida con que medía, os será medido”[7]. Juicio sin misericordia se hará con el que no tiene misericordia, pero “bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”[8]; es decir, que lo que uno haya hecho, se hará con uno. Los que uno siembra es lo uno siega. El vaivén de cada cual se volverá sobre su propia cabeza. Hay un final dichoso para el hombre de paz, pero no tan dichoso para el que no es hombre de paz. Todo esto lo estudia la Escatología.
 
La resurrección


Todo lo relativo a la resurrección es también tema de estudio de la Escatología; no sólo la resurrección de Cristo, sino también la resurrección de los creyentes por un lado, y la resurrección de todos los hombres para juicio por otro lado. Todo esto hace un capítulo de la Escatología. ¿Por qué? Porque la resurrección es un deber de ultratumba, otra vez a tomar la condición antigua. Claro, no es la misma situación, pero el cuerpo que murió habrá de resucitar; no importa en qué condición haya quedado; poderoso es Dios, dice el Espíritu Santo por los apóstoles, cuando venga el Señor Jesús, para resucitarnos. Todo lo relativo a la resurrección y a la transformación de nuestros cuerpos redimidos lo estudia la Escatología, porque la Biblia dice que nuestros cuerpos serán transformados a la imagen del cuerpo resurrecto de Cristo: también incluye lo relativo al arrebata­miento.

 
Período de la gran tribulación
Esas tres cosas: la resurrección de los muertos, la transformación de los redimidos y el arrebatamiento de unos y otros a la final trompeta, es tema que se incluye dentro de esta materia, la Escatología. Toda esa serie de trompetas, esas profecías y acontecimientos finales, lo relativo a la gran tribulación, lo relativo al milenio, lo relativo al juicio final, lo relativo al cielo nuevo y a la tierra nueva, todo esto es tema de la Escatología. Todo lo relativo a la gran tribulación sobre la tierra, lo que la Biblia dice sobre eso, y cómo será esa tribulación y qué acontecerá. Lo relativo, por ejemplo, a lo que acontecerá en la tribulación, el advenimiento del anticristo, el advenimiento de las plagas: las siete plagas, las siete copas, las siete trompetas, los siete truenos, que el anticristo, que la bestia, que los diez cuernos, los dos testigos, los 144.000 sellados, todo esos temas apocalípticos y proféti­cos los estudia la Escatología.


Es un tema sumamente amplio, que solamente hemos estado picoteando, pero realmente esta materia requiere todo un curso. Cada materia tiene sus secciones que son bastante amplias, pero en este primer curso sólo hemos querido tener la visión global de todas las materias, o de las principales, y cada una en su lugar correspondiente, en su secuencia, en su equilibrio, para tener una cosmovisión completa. A veces nos interesa mucho lo del anticristo, lo de la bestia, y si nos metemos a estudiar eso, pues nos olvidamos de todo lo demás, y eso encierra peligro de perder el equilibrio. Es necesario tener todo. Para la vida espiritual de muchas personas, se vuelve interesante esta materia, que es como tan misteriosa. Esto de las profecías une ve que se cumple, y esto es lo que le despierta a uno la curiosidad, que la Biblia dice que pasaría esto y aquello, y uno lo lee en los periódicos, lo ve en los noticieros, lo escucha en la radio, y ve que las cosas sucedes como estaban previstas; y lógicamente que eso despierta la curiosidad, y saber que va a pasar lo del anticristo, que Europa, que el Mercado Común Europeo, que la China, que Irak, etcétera, y eso llama mucho la atención, y con esto no quiero decir que no tengamos que estudiarlo, sólo pido que seamos equilibrados, que no coloquemos ese tema y nos envolvamos solamente en eso, olvidando el resto y muchas cosas que hay que incluir.

Por eso desde el comienzo del curso ubicamos la materia dentro del contexto general de los temas básicos de la revelación. Dios mismo es el primero y principal; Sus planes; la creación; el Hijo; la cosmogonía, la cosmología; los ángeles, el mundo de ultratumba, pero no en el sentido que le estamos dando acá sino el mundo invisible, el de los espíritus, el de los ángeles y demonios; el mundo de los hombres; el mundo del mal; la salvación; Cristo; el Espíritu; la Iglesia; el final. Entonces ahí se va tomando una visión más general y más panorámica.
 
El milenio y los juicios
En Escatología también se incluye todo lo relativo al milenio. Al juicio final y otros juicios, pues está el tribunal del Cristo para el creyente y el tribunal donde el creyente con Cristo juzgará al mundo, que no es lo mismo. En el tribunal de Cristo, el Señor juzga al creyente para darle su recompensa; pero luego el creyente con Cristo juzgando al mundo es otro juicio distinto. Un juicio es el creyente enfrentando su acusador para recibir su premio, según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Esto es lo que se llama el tribunal de Cristo para los creyentes, para lo del galardón, para definir su posición en la resurrección, en el reino[9].
Después viene el reino, la posición de Cristo con los suyos reinando y juzgando al mundo y a los ángeles, porque también dice que juzgaremos a los ángeles. El juicio de todos los ángeles por medio de los creyentes, es distinto al juicio de los creyentes por medio de Cristo, y es distinto al juicio del mundo por medio de la Iglesia.   Son varios juicios, asunto este que es un capítulo de la Escatología.
2¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 3¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 4Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia?” (1 Corintios 6:2-4).
¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? En Daniel capítulo 7:24-28, leemos:


24Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. 25Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, tiempos, y medio tiempo. 26Pero se sentará el juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, 27y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán. 28Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos se turbaron, y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón”[10].

El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo. Cuando el ángel Gabriel le mostraba estas visiones a Daniel, le dijo: “Y le fue dado el juicio a los santos del Altísimo”, y por eso el Señor Jesús dice: 26El que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre”[11]. Esto es Palabra del Señor. Entonces hay un juicio en el que los creyentes serán juzgados por sus obras y serán galardonados por el Señor; ese es el tribunal de Cristo; pero hay otro juicio en el que los creyentes ya no serán juzgados, sino que serán conjueces con el Señor Jesús, y reinarán y juzgarán con Él tanto sobre el mundo como sobre los ángeles. Todos esos temas del juicio del creyente, de los ángeles y del mundo son distintos juicios que pertenecen al capítulo de juicios relativos a la Escatología, como una de las cuestiones de esta materia.


[1]Enseñanza a la iglesia de la localidad de Rafael Uribe Uribe, Santafé de Bogotá, D.C., Colombia, en septiembre 28 de 1991.
[2] Hay una segunda acepción etimológica: del griego skôr, skatós, excremento, con la connotación de la última face digestiva. (Nota del transcriptor).
[3] Referencia a Romanos 8:21
[4] Lucas 16:19-31
[5] Lucas 23:42,43
[6] Salmo 7:16
[7] Mateo 7:2
[8] Mateo 5:7
[9] Referencia a 2 Corintios 5:10; 1 Corintios 3:9-15; Efesios 2:10; 2 Juan 8; Apocalipsis 22:12
[10] Les recomiendo la lectura de un libro de mi autoría titulado “roma en la profecía de daniel, Consideraciones básicas en la Escatología”.
[11] Apocalipsis 2:26,27
 

 
 

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