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Ofrenda por las trasgresiones y ofrenda por el pecado.-
Continuando con la serie de los numerales pasados, estaremos hoy volviendo a ver lo que es la ofrenda por las transgresiones, en Cristo, y la ofrenda por el pecado, en Cristo.
Detengámonos un poco mas, porque habíamos visto que no solamente existe el problema de nuestros hechos pecaminosos; es decir, lo malo que hacemos; sino que también existe el problema, no sólo de transgresiones, sino del pecado, en singular; ya no sólo lo que hacemos, sino lo que somos; no sólo hacemos cosas malas, sino que somos malos; de manera que Dios tiene que enfrentar esta situación en el ser humano; las cosa malas que el hombre ha hecho el Señor quiere perdonarlas; no es que El tenga un deber, en el sentido de que antes de la fundación del mundo alguien le obligara a Él; ahora sí, El mismo se sometió al deber, por cuanto El se hizo hombre; el Verbo de Dios murió por nosotros como hombre, y ahora, sobre una base de justicia, de un precio ya pagado, nosotros somos perdonados, no solamente sobre una base de misericordia, aunque también sí de misericordia, claro está, de clemencia, pero también de justicia, por cuanto la deuda fue ya pagada en el Señor Jesús.
Nuestros pecados, transgresiones, desobediencias a la ley, actos malos, son limpiados por la sangre del Señor Jesucristo, son perdonados, si lo recibimos por la fe; en la crucifixión de Cristo, El muriendo como el cordero de Dios, derramó Su sangre para conseguirnos el perdón de los pecados, si creemos.
La primera provisión de Dios en la cruz para nosotros es la provisión del perdón; el perdón nos quita la culpa delante Dios; el Señor Jesús murió en la cruz como si El fuera el pecador, como el sustituto, y Su sangre derramada habla a Dios de que ya fue pagado el precio, y que nuestros pecados entonces son perdonados por la sangre del Señor Jesús.
Pero está claro que el problema continúa en otro respecto: lo que hemos hecho es tratado, corregido, enderezado a través del perdón; los males que hemos cometido en el pasado, si verdaderamente tomamos conciencia de ellos, pedimos perdón a Dios en el nombre de Jesucristo, descansando por fe en los méritos del Señor Jesús que no pecó, que venció, y sin embargo murió por nuestros pecados, conseguimos el perdón; pero ¿qué pasa cuando después de haber sido perdonados una y otra vez, descubrimos que seguimos cometiendo de los mismos pecados que nos habían sido perdonados? Entonces allí llegamos a lo que se había diagnosticado en el tratado del pecado; que no solamente hacemos cosas malas, sino que somos malos; que, por el pecado de un hombre, fuimos constituidos pecadores, y que necesitamos algo mas que ser perdonados; necesitamos no solo ser perdonados de lo malo que hacemos, necesitamos también ser liberados de lo malo que somos; por eso aparece el nuevo aspecto de la cruz de Cristo: siendo hecho El pecado por nosotros, ensartado en al asta como la serpiente de bronce, para crucificar el viejo hombre; no solamente morir por nuestros pecados, sino que nuestro viejo hombre fuera crucificado juntamente con El, para que no sólo seamos perdonados, sino liberados de lo que somos.
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