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Dispensarse divino al hombre redimido corporativo.-
En la economía de Dios, o en la administración de Dios, o en la dispensación de Dios, encontramos, pues, dos puntos principales: (1) lo que Dios mismo es y lo que El ha hecho para nosotros; ese es un punto; y (2) el otro punto es lo que nosotros, los seres humanos, somos para Dios; y cómo debemos colaborar con Dios, según fuimos diseñados, según fuimos preparados, y cuál es la mejor manera para colaborar con Dios en el programa divino.
Entonces, Dios tiene un programa, Dios tiene un propósito, y en ese propósito Dios ha querido como salir de Sí mismo a nuestro encuentro; ese bendito Dios misterioso, anterior a la creación, ha querido revelarse y darse, ha querido dispensarse, administrarse, distribuirse a los hombres; El quiere ser la vida eterna para los hombres; por eso El se representó en el árbol de vida, la vida eterna, de la cual el hombre en el jardín del Edén debía comer, y alimentarse de esa vida, para que los elementos de la vida divina fueran siendo constituyentes del ser humano, y Dios y el hombre fuesen uno.
La intención de Dios ha sido hacerse uno con el hombre; Dios quiere que el hombre se realice en perfecta unión con Dios, en perfecta unidad; Jesús decía: "Oh, Padre, tú en mí, y yo en ellos, para que sean uno, así como nosotros, para que… (para que, aquí está ese deseo del Señor, hacia donde apunta el Señor), …para que sean uno, como Nosotros (El y el Padre en el Espíritu) somos uno”.
Entonces, vemos, pues, de parte de Dios, Su ser, Su existencia, lo precioso que El es, y como El empieza a revelarse; Dios primeramente se revela, el Padre a través del Hijo, y entonces, el Hijo se encarna trayéndonos a Dios, y vive una vida humana, desarrolla un vivir humano, toma la humanidad sobre Sí mismo, desarrolla la humanidad hasta su perfección. El vivir humano del Señor Jesús fue para traer todas las virtudes humanas, sostenidas en Dios, a su máxima perfección en El. Todo eso lo hacía El para nosotros. Luego El muere expiatoriamente, llevando en la cruz todas las cosas negativas que han sido introducidas por la rebelión en el universo; y luego entonces resucita para introducir una nueva creación, el elemento positivo, la cosa nueva, las cosas nuevas en Dios.
Y todo esto viene al hombre por el Espíritu, para rescatar al hombre, que es el vaso que Dios se preparó para que El sea contenido, para que El sea disfrutado, para que El sea compartido, para que El sea expresado, para que El sea representado. Dios ha elegido al ser humano, a la humanidad, para este propósito; pero, por la caída del hombre, tuvo que haber una redención; y ahora el hombre redimido es la Iglesia, la cual es también un solo vaso, que es el hombre corporativo recuperado para el programa y propósito de Dios.
Entonces vemos a Dios queriendo dispensarse y fluir al hombre; y al hombre, no solo en el sentido individual, sino en el sentido corporativo, reunido en Cristo Jesús como un solo cuerpo, como una sola Iglesia, para contener, expresar y representar a Dios, tratando con su enemigo en el universo.
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