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La cabeza aplastada de la serpiente.-
Continuamos en el numeral de hoy con la serie que estamos trayendo acerca de las provisiones de Dios en la cruz de Jesucristo. La vez pasada habíamos mencionado que habíamos sido crucificados al mundo, y el mundo a nosotros, en la cruz del Señor Jesucristo. Hoy vamos a ver algo más, relacionado íntimamente con esto.
Ya a los pies de la cruz, y considerando en la fe, en el Espíritu, las cosas hechas, el Señor Jesús dijo, como está registrado en Juan, capítulo 16, el versículo 11: “El príncipe de este mundo ha sido ya juzgado”. Cuando el Señor Jesús venció a Satán, dijo: “el príncipe de este mundo no tiene nada en mí”; el Señor fue tentado en todo, pero resistió a Satán, y lo expuso, y lo rechazó; y luego el Señor fue a la cruz, y allí fue juzgado el príncipe de este mundo; ahí fue cuando la serpiente hirió en el calcañar a la Simiente de la mujer; pero la Simiente de la mujer le aplastó la cabeza en la cruz del calvario. Por eso leemos en Hebreos, capítulo 2, versículo 14, de la siguiente manera: “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir, por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte; esto es, al diablo, y librar a todos los que, por el temor de la muerte, estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”.
Que cosa tremenda nos dice el verso catorce; ya no es solamente que nuestro Señor murió por nuestros pecados para perdonarnos; no solamente que se hizo Él pecado para liberarnos, y que fue hecho maldición por nosotros; no solamente que el Señor nos ha reconciliado, nos ha limpiado del pecado y de la mancha del pecado, sino que también el mundo fue crucificado a nosotros, y nosotros crucificados al mundo en la cruz de Cristo; pero ahora añade más; añade también aquí que el príncipe de este mundo ha sido juzgado, y que el Señor, por medio de Su muerte, ha destruido al que tenía el imperio de la muerte.
Antes, Satán era el que tenía las llaves de la muerte y del hades; pero ahora es el Señor Jesús el que tiene las llaves del infierno y de la muerte; y se nos dice en Hebreos 2:14: “destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”; el diablo ha sido destruido en la cruz del Señor Jesús también; no solamente el mundo, no solo el pecado, no solo las trasgresiones, no solo la maldición es llevada, no solo las cosas viejas, sino que el mismo diablo ha sido vencido, destruido en la cruz del Señor Jesucristo.
Alguna persona dice: pero si el diablo fue destruido en la cruz de Cristo, ¿por qué es que anda por ahí haciendo males? Lo que pasa es que las personas se ubican en la vieja creación, y no en la nueva creación; pero en la nueva creación, en el Espíritu de Cristo, andando en el Espíritu, en el Espíritu de Cristo el diablo no tiene parte; en el Espíritu de Cristo, el diablo ha sido destruido; y cualquier hijo de Dios que ande en el Espíritu de Cristo, camina sobre la cabeza quebrantada de Satán.
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