[...VIENE DE (1)]
PERSONA
La palabra persona en el griego es "prósopon" (πρόσωπov).
Persona es una subsistencia o hipóstasis racional cvonsciente de sí.
Un ser de naturaleza tal que subsiste individualmente en forma racional, de modo que es consciente de sí mismo, es decir, de su propio "yo", y consciente de ser distinto de otro con el que se relaciona, ese tal ser es una persona. Persona es la clase más elevada de ser.
La persona es un "yo", y dice "yo".
Todas las cosas son seres ; pero solamente los seres racionales son personas. Ahora bien, hay diversas clases de personas:
– clase divina: El Padre, el Verbo, el Espíritu Santo.
– clase humana: hombres y mujeres, espíritus humanos.
– clase angélica: serafines, querubines, arcángeles, ángeles; demonios y espíritus en sus diversas categorías.
El Título divino "Padre" se aplica fundamentalmente a Aquella Persona Divina que dice:
– "YO te he engendrado hoy".
– "YO seré a Él Padre, y ÉL ME será a MÍ, Hijo" (He. 1:5).
Tal "YO" y tal "MÍ" es la Persona Divina del Padre celestial.
Aquel a quien el Padre dice: TE he engendrado, es la Persona del Hijo.
Ahora bien, el Hijo de Dios, el Verbo de Dios encarnado dice así: "Ahora, pues, Padre, glorificame tú al lado tuyo con aquella gloria que yo estaba teniendo al lado tuyo antes que el mundo fuese" (Jn. 17:5).
"... como tú, oh Padre en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros" (Jn. 17:21).
Aquel TÚ a Quien ora el Hijo es la Persona Divina del Padre Celestial.
Aquel YO y aquel MÍ que ora al Padre es la Persona Divino‑Humana del Hijo, que es el Verbo encarnado.
Aquel Nosotros de Jn. 17:21 es pronombre personal de número plural y se refiere a las Personas del Padre y el Hijo.
Yo, tú, él, nosotros, son pronombres personales usados por y para personas.
No debemos confundir al Hijo simplemente con un mero hombre que ora.
Quien ora es Jesucristo, el Verbo de Naturaleza Divina, que se encarnó tomando también naturaleza humana.
Por lo tanto, el Hijo es Una Sola Persona Teo‑antrópica, es decir, con dos naturalezas, la Divina y la humana.
El YO que ora al Padre es la Persona Divino‑humana, no solamente el hombre, pues habla de la gloria compartida con el Padre antes que el mundo fuese; la cual gloria no puede referirse a su naturaleza humana, pues ella tuvo inicio en el vientre de la Virgen María; sino que se refiere sólo a la gloria de la Naturaleza Divina del Verbo Eterno coexistente con el Padre.
Ahora, a partir de la Ascensión del Señor, aquella gloria fue asumida también por su humanidad, glorificándonos así.
El Verbo, Imagen del Invisible, Resplandor de Su gloria, es un "Él" y un "Quien" personal a través de cuya Persona Divina, la Persona también Divina del Padre, lo hizo todo (Jn. 1:1‑3; Col. 1:15; He. 1:1‑3).
El Espíritu Santo, que subsiste como procedente del Padre y del Hijo en la Esencia Divina, se revela igualmente como Persona.
En primer lugar, un espíritu es una persona.
En segundo lugar, una persona se puede contristar; no así una cosa o fuerza, o simple viento.
El Espíritu Santo se contrista cual persona (Ef. 4:30), por lo cual no se debe blasfemar al Espíritu Santo (Mr. 3:29; Lc. 12:10; Mt. 12:31,32).
En tercer lugar, el Espíritu Santo habla cono Persona; como cuando dijo: "... apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado" (Hch. 13:2).
Mas cuán maravilloso es este Espíritu hoy que contiene en Sí toda la plenitud del Padre, y al Hijo con toda su victoria y glorificación humana.
Recibiendo al cual Espíritu, lo recibimos Todo (Jn. 14:18‑26; 16:13: Mt. 10:20; Espíritu del Padre. Gá. 4:6 Espíritu del Hijo).
UNIDAD
El Uno que es Dios.
El versículo básico del Monoteísmo es Deuteronomio 6:4.
El hebreo léase de derecha a izquierda:
____ _____ ______ ____ _____ ___
transliterado de izquierda a derecha sería:
Shema Israel Yahveh Elohenú Yahveh ejad.
Traducido al español:
Oye Israel, Yahveh Nuestro Díos, Yahveh Uno.
La palabra aquí traducida "Uno" es "Ejad" (___).
En hebreo, unidad en sentido absoluto, se dice "Yahad" (___), como es usado en Jueces 11:34 al referirse a la única hija de Jefté.
Sin embargo, Uno, en sentido colectivo, como en el caso del pueblo ser "uno" (Jueces 20:8), o en el caso de Adán y Eva ser "uno" o una sola carne (Gé. 2:24), se usa "ejad", (___). Siempre al referirse a que Dios es "Uno", se usa el término "ejad" (___), "uno" en sentido que admite pluralidad; y no se usa el termino "Yahad" (___), que implica unidad absoluta.
TRINIDAD
Tal palabra "Trinidad", como otras, tampoco se encuentra en la Biblia. Fue usada por primera vez en el registro histórico en griego "trias" (Τριας) por Teófilo de Antioquía, año 180 d.C., en su libro a Autólico. En el siguiente siglo, la usó Tertuliano, traduciéndola por primera vez al latín.
La misma palabra "Trinidad" ha sido sin embargo usada por distintas escuelas a lo largo de la historia y con diverso contenido.
Atanasio, Arrio y Sabelio usaron la palabra Trinidad, pero sólo Atanasio tenía la revelación correcta de la Divinidad. Arrio negaba la Divinidad del Verbo, y Sabelio era unicista; no obstante, Arrio y Sabelio también usaban la palabra Trinidad al referirse al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Otros como Ireneo y Novaciano tuvieron y expusieron más correctamente la revelación de la Divinidad al igual que Atanasio, sin embargo, no usaron la palabra
Trinidad. El principal problema no está en usar o no usar la palabra Trinidad, sino en ver si la revelación acerca de la Divinidad es verdadera y está expresada correctamente o no.
Un cardenal católico y un pseudo apóstol mormón pueden usar la misma palabra Trinidad, pero su entendimiento es muy diferente. Igualmente un testigo ruselista y un unicista "sólo Jesús" pueden negarse los dos juntos a usar tal palabra, pero eso no quiere decir que estén de acuerdo cuando niegan la Trinidad. El ruselista es arriano, y el unicista "sólo Jesús" es sabelianista; el cardenal es atanasiano, y el mormón es triteísta.
Uno de los puntos claves que señala la diferencia fundamental entre la verdad y el error está en la consideración del Verbo de Dios.
VERBO
La palabra "Verbo" es la traducción de la palabra griega "Logos" (λόγoς).
Tal palabra no fue inventada por el apóstol Juan, sino que ya existía en el ambiente greco‑palestino‑romano. El Espíritu Santo llevó a Juan a usar esta palabra en referencia a Jesús.
La palabra "logos" comenzó a ser usada cerca de cinco siglos antes de Cristo por el filósofo Heráclito de Efeso; la usó también Platón, igualmente la escuela de los epicúreos y la de los estoicos. Entre los judíos la usó Filón, filósofo contemporáneo de Cristo.
En la palabra "Verbo" o " Logos" están implícitos los siguientes significados:
Mente ‑ Razón ‑ Sabiduría ‑ Concepto ‑ Expresión ‑ Palabra ‑ Tratado - Poder sustentatriz.
Dios, que es Omnisciente, lo conoce todo, y aun a Sí Mismo. Al conocer engendra Su Sabiduría o Verbo inmanentemente y sin principio, pues Él siempre se conoció y a todo eternamente. Por lo tanto, la imagen que Él tiene de Si ante Sí es Igual a Sí y le acompaña siendo Su Verbo, Uno con Él, y con el que se conoce, se pronuncia y se revela: "Yo soy el que soy". También crea.
Proverbios 8:22‑31 equiparado con Juan 1:1,2,l8, Colosenses 1:15, 2 Corintios 4:4 y Hebreos 1:1‑3 nos muestran al Verbo Sabiduría,
Expresión, Palabra y Poder sustentatriz,
Juan 1:1,2 nos declara equilibradamente que:
– El Verbo era Dios y
– El Verbo estaba con Dios.
Debemos tener en cuenta las dos declaraciones para no caer en ningún extremo. Si sólo decimos que el Verbo estaba con Dios, podemos ir al extremo arriano de los ruselistas de hoy que niegan la Divinidad del Verbo.
Si sólo decimos que el Verbo es Dios, pero desconocemos la coexistencia del Verbo con Dios según está revelada, podemos caer en el otro extremo, el unicista, que no distingue al Padre del Unigénito, del Unigénito del Padre.
Debemos recordar que el Padre subsiste como el Dios Engendrador Invisible; en cambio el Verbo subsiste como el Dios Unigénito y Revelado, la Imagen del Invisible y el Resplandor de Su gloria, por lo cual Jesús habla (Jn. 17:5) de la gloria que tuvo con el Padre antes que el mundo fuese, pidiendo ahora también como hombre, ser glorificado con aquella misma gloria.
Filipenses 2:6 nos habla del Hijo como siendo en forma de Dios e igual a Dios. Por Aquel Verbo se revelaba Yahveh en forma teofánica en el Antiguo Testamento, identificándose como Yahveh mismo, el Ángel de Yahveh, el Ángel de Su Faz y el Ángel del Pacto.
Génesis 31:11‑13; 48:15,16
Éxodo 31:1‑14
Jueces 2:1‑5
Isaías 63:8,9
Miqueas 5:2
Zacarías 2:10,11
Malaquías 3:1
Tal Roca que seguía a Israel era Cristo (1 Co. 10:4).
ENCARNACIÓN
Fue aquel Verbo Divino quien se hizo carne.
La misma Persona Divina del Verbo llegó a ser además también humana.
Una sola Persona, mas con dos naturalezas perfectas, la Divina y la humana.
Y en esta Persona Divino‑Humana del Hijo moró y se manifestó la Persona Divina del Padre Celestial (Jn. 17:10,11)
Jesús de Nazaret fue además Ungido por el Espíritu Santo (Hch. 10:38).
En cuanto Verbo, Jesús es omnipotente, omnisciente, omnipresente, a causa de Su Divinidad; pero cuando el Verbo se despojó, se humilló, se hizo hombre, entonces cual ese hombre Jesús llegó a ser menor que el Padre a causa de su humanidad.
Su nacimiento fue virginal (Gé. 3:15; Is. 7:14; Mt. 1:18; Lc. 1:30‑38).
– El Verbo, pues, se hizo carne (Jn. 1:14).
– Tomó forma de siervo, semejante a los hombres en condición de hombre (Flp. 2:6).
– Como hombre creció en estatura, sabiduría y gracia (Lc. 2:52).
– Aprendió la obediencia por el sufrimiento y fue perfeccionado (He. 5:8,9).
– Tentado en todo conforme nuestra semejanza pero sin pecado (He. 4:15).
– Murió por nuestros pecados (1 Co. 15:3).
– Resucitó corporalmente (Idem; Jn. 2:10; Lc. 24:36‑43).
– Ascendió corporalmente (Hch. 1:9; Mr. 16:19).
– Fue hecho Señor y Cristo (Hch. 2:37), como Señor: Amo y Dueño; como Cristo: Mesías, Ungido para llevar adelante la economía de Díos.
– Volverá como se fue, en gloría y majestad (Hch. 1:11; Mt. 24:30).
– Mientras tanto intercede por nosotros como Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, único mediador, Jesucristo hombre (He. 7:21; 1 Ti. 2:5).
– Como anticipo del Reino nos dio Su Espíritu vivificante, que contiene toda la Divinidad, y toda la victoria y glorificación de la humanidad (1 Co. 15:45).
CONFESIÓN
1 Juan 2:2,23. El mentiroso niega que Jesús es el Cristo, niega al Padre y al Hijo; quien niega al Hijo tampoco tiene al Padre. Quien confiesa al Hijo tiene también al Padre.
¿Es posible aun hablando de Jesús negar al Hijo? ¿Cómo?
Cuando se habla del Padre como Hijo, en vez del Padre y el Hijo.
La verdad es que la Persona Divina del Padre mora, se revela, obra y habla a través de la Persona Divino‑humana del Hijo. Jesucristo, la Persona Divino‑humana del Hijo, el Verbo encarnado, es Dios en cuanto Verbo y lleno del Padre que está con Él, de la misma substancia que el Padre, de la misma esencia divina, mas subsistiendo como Unigénito, Verbo que es Imagen de Dios, Expresión y Revelación.
Este mismo Verbo Divino está con el Padre, cual Su Sabiduría (Prov. , y como Su resplandor (He. l:1‑3). Este Verbo Divino que coexiste con el Padre, fue Aquel que se encarnó como la Persona Divino‑humana llamada Jesucristo. Entonces el Hombre Jesús, aunque es hombre verdadero, sin embargo es también la misma Persona del Verbo Divino, que se encarnó cual hombre semejante a nosotros en todo, pero sin pecado.
Si alguien sutilmente habla de que el mediador que está a la diestra del Padre es meramente un tabernáculo humano, está negando la Divinidad del Hijo. Cierto es que la Persona del Mediador a la diestra de la Persona del Padre es Jesucristo hombre; pero también es cierto que Aquel Hombre es el Verbo encarnado. Sí, es el Verbo Divino hecho hombre intercediendo. Así, pues, la Persona del Hijo llamada Jesucristo, es Dios en cuanto Verbo Divino coexistente con el Padre, y es también hombre en cuanto se encarnó. No se trata solamente de un tabernáculo.
Aquel que habla del Hijo como si fuese solamente un tabernáculo del Padre, niega al Hijo, pues Jesucristo no solamente es un tabernáculo humano, sino que también es el Verbo Divino coexistente con el Padre y encarnado. Jesús, el Verbo encarnado, verdaderamente es un tabernáculo humano, pero no solamente Él es humano, sino que también Él es Divino, puesto que compartía con el Padre la gloria antes de la fundación del mundo (Jn. 17:5).
Jesús es mediador en cuanto hombre; mas ese hombre no es solamente un tabernáculo. Tenemos entonces que Aquel Hombre Jesús, mediador a la diestra del Padre, es la Persona Divino‑humana del Verbo coexistente con Dios y encarnado.
Si alguien no reconoce que el Verbo Divino coexistió con Dios compartiendo la gloria con el Padre antes de la fundación del mundo (Jn. 1:1,2; 17:5), entonces ese tal está negando al Hijo.
Aquel que niega la coexistencia del Verbo con el Padre antes de la fundación del mundo, niega al Hijo, y está bajo la operación del espíritu de anticristo. Aquel que divide en dos personas a la Persona única Teoantrópica del Hijo, ese no confiesa que el mismo Jesús es también el Cristo; por lo tanto es mentiroso. Aquel que no reconoce la Divinidad del Verbo coexistente con el Padre en la Persona Divino–Humana del mediador Jesucristo hombre a la diestra de Dios Padre, entonces niega la Divinidad del Hijo. El que no honra al Hijo como al Padre, no honra tampoco al Padre (Jn. 5:23).
El que niega al Hijo tampoco tiene al Padre.
Estas notas de trabajo fueron revisadas por el autor en marzo de 1985. De la ministración, el complemento epistolar y la revisión se responsabilizó la misma persona del autor.
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