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Todo el consejo de Dios.-
Abrimos Las Escrituras en el Libro de los Hechos de los Apóstoles, el capítulo veinte, versículo veintisiete; allí el apóstol Pablo, hablándole a los ancianos de la iglesia de Éfeso, en Mileto, entre otras cosas les dice: “porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”.
El apóstol se estaba despidiendo de estos ancianos; les decía que ya no volverían a verse en esta vida; y la carga de su corazón era que ellos retuvieran todo el consejo de Dios; el apóstol tenía carga por todo el consejo de Dios. Sea esa la carga de todos los ancianos y de todos los hijos de Dios: todo el consejo de Dios.
Cuando el apóstol escribía una carta a la iglesia de los Tesalonicenses, la primera a los Tesalonicenses, capítulo tres, versículo diez, les decía: “orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe”. Es importante ver también en esta carta la carga del apóstol, de completar la fe de la iglesia; completemos lo que falte a vuestra fe.
A Timoteo también el apóstol le hablaba en los siguientes términos, en la primera carta, capítulo dos, versículo cuatro: “Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad”. En este pasaje, la versión Reina-Valera que estamos leyendo, revisión de 1960, nos dice simplemente: “vengan al conocimiento de la verdad.”. No obstante, en el original griego, la palabra no es solamente “gnosis”, que quiere decir “conocimiento”; la palabra que utiliza el apóstol en el original griego es “epignosis”; se refiere al pleno conocimiento de la verdad. El tiene aquí la carga, no solamente de que los hombres sean salvos, sino que, una vez que hayan sido salvos, vengan al pleno conocimiento de la verdad.
Es importante recordar lo que el Señor Jesús le contestó a Satanás en la tentación. Registra Mateo, en el capítulo cuatro, versículo cuatro, que el Señor le contestó: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Otro pasaje importante, en Colosenses, el capítulo uno, el versículo veinticinco, nos dice que Pablo fue hecho ministro de la Iglesia, según la administración de Dios que me fue dada, dice él, para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios. Aquí también la palabra clave es: “anunciar cumplidamente la palabra de Dios”.
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