|
(69)
Vivir humano santificante y perfeccionante del Hijo.-
En la palabra del Señor encontramos el nacimiento del Señor Jesús y su crecimiento normal como hombre; en todo sentido el Señor Jesús fue un hombre verdadero; siendo Dios, en cuanto Verbo, se hizo hombre; un hombre tal como usted y yo somos hombres, con la naturaleza humana.
En esta naturaleza humana, El creció, se desarrolló, como decíamos en el numeral pasado, y fue llevando a su perfección al hombre; la humanidad, de la cual El se vistió, fue engrandecida hasta su máxima expresión; ningún hombre había alcanzado el nivel que alcanzó El como hombre; El, para eso, se hizo hombre también; El no apareció ya como hombre hecho y derecho, sino que se fue desarrollando, fue creciendo; la Palabra nos dice, como leíamos la vez pasada en Lucas, que creció en estatura, creció en sabiduría y creció en gracia en cuanto hombre; ¿esto qué quiere decir? que El estaba llevando a su máxima expresión el potencial de la naturaleza humana; esto lo hacia El para podernos redimir, para que nosotros lo podamos asimilar, y ser también realizados en Su perfecta humanidad; ¡Que cosa preciosa es esta obra del Señor Jesús!
El vivir humano de Dios en carne: este hombre Jesús; Dios hecho hombre, el Verbo encarnado viviendo por treinta años antes de entrar en Su ministerio público; pero no apareció, repito, para iniciar Su ministerio, sino que El tenia que cumplir una misión, la de ser hombre, ser un hombre normal, pero no pecador; ser un hombre que crece, ser un hombre que aprende; y en la carta a los Hebreos, en el capítulo 5, en los versos 8 y 9, leemos esta preciosa declaración: “ Y aunque era Hijo, por lo que padeció, aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que obedecen”; de manera que el vivir humano del Señor Jesús fue un perfeccionamiento de la humanidad. El se puso una meta: la estatura del Varón Perfecto; y El creció en sabiduría, en gracia, en estatura, en obediencia a la voluntad perfecta de Dios; y las virtudes humanas fueron desarrolladas en este hombre Jesús, el prototipo de la humanidad, el Hijo del hombre, a su máxima expresión, a la perfección; por eso se dice que aprendió la obediencia y vino a ser perfeccionado. El Señor Jesús, según lo registra Juan, en el capítulo 17, en el verso 19, dice: “Y por ellos Yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”; por eso es que en Hebreos 2:11 se nos dice: “El que santifica y los que son santificados, de Uno son todos”; El creció para que nosotros seamos como El.
|
|