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Aquella Fe que iba a ser revelada.-
A las iglesias de Galacia escribía el apóstol Pablo acerca de su historia, y les decía como él antiguamente había sido un perseguidor, y como Cristo le había sido revelado, el Hijo le había sido revelado, y como él había empezado a predicar entre los cristianos, y como aquellos cristianos primitivos decían, y nos lo dice en el capítulo uno, verso veinte y tres: “Oían decir: aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba”.
No es demasiado enfatizar siempre la fe; aquella que el apóstol Pablo en otro tiempo asolaba, pero que ahora predicaba; Pablo predicaba la fe que en otro tiempo asolaba. Pablo no predicaba ocurrencias; Pablo predicaba la fe que había provenido del mismo Señor; el Señor habla de Mi fe, en Apocalipsis, el capítulo dos, el verso trece; el Señor habla a la iglesia de Esmirna, y le dice: “porque no has negado mi fe”. La fe del Señor Jesucristo, como Autor y Consumador de la fe, fue transmitida a la iglesia primitiva; y Pablo predicaba esta fe que asolaba en otro tiempo; era una fe específica.
Por eso es que más adelante, en la misma carta a los Gálatas, él se refiere específicamente a la fe, y dice en el verso veinte y tres: “Antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada”.
El instinto religioso de los seres humanos, muchas veces los somete a muchos tipos de normas que parecen muy morales, pero que todas maneras abandonan al hombre a sus propias fuerzas, que son siempre nulas para poder agradar verdaderamente a Dios; pero nos dice Pablo aquí: pero antes que viniese la fe, la fe, estábamos confinados bajo la ley, estábamos encerrados para…, para, para; ese objetivo es importante. Todas aquellas tristes experiencias religiosas del hombre tratando de agradar a Dios y de encontrar a Dios por sí mismo, y no pudiendo, sirven para enfocarlo en aquella fe que había de ser revelada.
Esta es una expresión muy especial; Pablo dice: aquella fe que iba a ser revelada. Dios habría de revelar una fe que proviniese de Sí mismo; es la fe del Señor Jesucristo. Esta es la fe que Pablo predicaba, esta es la fe que Pablo tenía, y esta es la fe que Pablo encomendaba, y que Pablo guardaba; él, en la segunda a Timoteo, en el capítulo cuatro, versículo siete, había declarado: “he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.
La fe es el contenido depósito de Dios; es el misterio revelado en el Nuevo Testamento, del cual forman parte todas las cosas escritas allí, pero conectadas por el hilo central de la palabra de Dios.
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