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La emoción, facultad del alma.-
Estamos considerando en estos numerales últimos, las funciones del alma; y vamos a comenzar hoy leyendo en Lamentaciones, el capítulo 3, el versículo 20, donde en este versículo vemos aunadas dos funciones del alma: tanto la de la mente, como la de la emoción. Lamentaciones 3: 20 dice así: "Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí"; vemos aquí la relación de la memoria y el abatimiento.
Muchas veces nuestros pensamientos influyen en nuestros sentimientos; por eso es necesario pensar conforme a la mente de Cristo y al Espíritu de Cristo, para que nuestros sentimientos sean conformes también a Cristo, y nuestra voluntad llegue a decidirse a colaborar con Cristo; aquí vemos en lamentaciones 3:20, que nos habla de la memoria: "lo tendré aún en memoria; y dice: porque mi alma está abatida dentro de mí”.
El sentimiento de abatimiento corresponde al alma del hombre; y también influye en la memoria del hombre; las emociones traen recuerdos. Ahora es muy importante que nosotros identifiquemos lo que es del alma, a diferencia de lo que es del espíritu del hombre; porque en relación al espíritu del hombre se nos insta y exhorta en la palabra de Dios a andar en el Espíritu, a ser fervientes en espíritu; en cambio, en cuanto al alma del hombre, se nos exhorta a negarnos a nosotros mismos, a someter nuestros pensamientos, nuestras decisiones, nuestras emociones a la cruz, para que resuciten dirigidas por el Espíritu de Cristo desde nuestro espíritu; así que es de suma importancia en la vida espiritual distinguir el espíritu del alma.
Vamos a ver otros versos donde se nos habla de las emociones que siente el alma, y como estas emociones no deben ser dejadas en libertad, sino que deben pasar por la cruz; tampoco anuladas, sino utilizadas conforme a la medida del Espíritu de Dios en nuestro espíritu.
Leemos, por ejemplo en Job, capítulo diez, la siguiente expresión, para ver las emociones que existen en el alma del hombre, algunas; "está mi alma hastiada de mi vida, daré curso libre a mi queja, hablaré con amargura de mi alma"; vemos, pues, que este sentimiento de hastío y estos sentimientos de amargura son propios del alma del hombre, ahora, Job está diciendo que le dará libre curso; sin embargo, el Señor Jesús nos dijo que nosotros debemos llevar la cruz y negarnos a nosotros mismos; o sea, negar la vida del alma; no es anular el alma como existencia y como órgano, sino la independencia del alma; nuestra alma debe ser sometida y gobernada por el jinete del Espíritu de Dios; no debe ser nuestra alma como un caballo indómito, brioso, que salta de arriba para abajo, inestable en sus emociones, ¡no! El Espíritu de Dios debe controlar la medida exacta de nuestras emociones, para que nuestras emociones sirvan para expresar las emociones de Dios, y no expresen simplemente nuestra propia personalidad rebelde.
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