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La Iglesia edificada sobre Cristo revelado y confesado.-
El apóstol Mateo, en su Libro, capítulo diez y seis, desde el versículo trece, nos registra: “Viniendo Jesús a la región de Cesaréa de Filipo, preguntó a su discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros. ¿Quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”
El Señor Jesús apartó a los suyos, a los apóstoles, de aquel ambiente religioso de Jerusalén, los llevó a un lugar apartado en Cesaréa de Filipo, y les preguntó acerca de Sí mismo; primeramente preguntó lo que los hombres opinaban, pero luego les preguntó a ellos, a los suyos; y Pedro, por revelación de Dios, oyendo del Padre, le contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces el Señor le llamó a Pedro, bienaventurado, y le cambió el nombre.
Esa revelación de Jesucristo que Pedro recibió de parte de Dios, convirtió a Simón Bar Jonás, en piedra, en Pedro; entonces el Señor le dijo: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre. Lo que hizo bienaventurado a Pedro, fue recibir directamente del Padre, la revelación de quién es Jesucristo.
Claro está que esa revelación concuerda con toda revelación que el Señor ha dado a la Iglesia, según la palabra de Dios. Y vemos que el Señor le dijo: y yo también te digo; por una parte, el Padre le dijo a Pedro quien es Jesús; ahora Jesús le dice también a Pedro la segunda parte.
El misterio de Dios es Cristo; pero el misterio de Cristo es la Iglesia. Por eso el Señor le Dijo: Yo también te digo, tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; no le dice: sobre ti. Con Pedro está hablando en segunda persona; le dice: a ti daré las llaves, y yo también te digo que tú eres Pedro; pero NO le dice: sobre ti edificaré mi iglesia; sino que traslada las palabras a la tercera persona: sobre ésta roca; o sea, Pedro acababa de declarar por revelación del Padre quien era Jesús, el Cristo , el Hijo del Dios viviente; y sobre esa roca, del Cristo revelado y confesado, el Señor Jesús edifica Su Iglesia. Cuanto necesitamos de parte de Dios, la revelación de Jesucristo.
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