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Candelabro y depósito.-
El libro del profeta Zacarías, al igual que el libro del profeta Hageo, y los libros de Esdras y Nehemías, son libros especiales de restauración, donde el Dios de la resurrección nos muestra principios de restauración.
Zacarías es un libro de restauración, y es un libro centrado en Cristo; es un libro profético y mesiánico al igual que Isaías; Cristo y la resurrección son el elemento y la sustancia de la restauración de la casa de Dios, del templo de Dios.
En este libro de Zacarías, en el capítulo cuatro, leemos una visión importantísima; leemos del candelabro todo de oro; leemos en los versos 2 y 3: “Y el ángel le dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda”; en el verso doce leemos que dice: “Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de los dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?”
Vemos que existe el aceite como oro, que figura en el Nuevo Testamento al Espíritu Santo; vemos también que esto fluye de los olivos hacia el depósito, y del depósito hacia el candelero, y del candelero alumbra con luz plena. En el candelero, o candelabro todo de oro, el oro representa a la naturaleza más preciosa; el metal más precioso representa a la naturaleza divina, representa a Cristo expresado, y la luz de Cristo expresada en Su cuerpo, en Su pueblo.
En el Antiguo Testamento, en figura lo era Israel; en el Nuevo Testamento es la iglesia en cada población; la iglesia es el candelero de Dios; por eso leemos en Apocalipsis de siete candeleros siendo las siete iglesias. Ahora, notemos que la iglesia no tiene luz propia para alumbrar con algo nacido de sí misma, con sus ocurrencias, su propia antropología, o su propia economía. La iglesia necesita alumbrar con el aceite proveniente de las olivas machacadas; el Señor Jesús en el monte de los olivos fue aprehendido para luego ser juzgado y ser encarcelado; y a través de la muerte, resurrección y ascensión del Señor recibimos el Espíritu Santo que ilumina el candelero, que es la iglesia en cada población.
Notamos que en el verso dos que hemos leído de Zacarías cuatro, se nos habla de que aquél candelabro todo de oro tenía un depósito encima. Es el depósito el que alimenta el candelabro; la iglesia necesita estar conectada al depósito para que su luz sea verdaderamente divina, y verdaderamente alumbre, no estando debajo del almud, sino a la vista de todos los hombres, para que Dios sea glorificado.
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