|
(21)
Elementos primordiales.-
Cuando vemos en la palabra del Señor el precioso tema de la edificación de Dios y del matrimonio de Dios, de la pareja universal de Dios con la humanidad, de Cristo con la Iglesia, y de la edificación de la casa de Dios, debemos preguntarnos cómo se realiza esto, qué elementos intervienen allí, qué parte tiene Dios, qué parte tenemos nosotros, cómo podemos colaborar eficazmente con este programa de Dios.
Primeramente, entonces, debemos ver los dos elementos principales. El principal elemento, pues, es lógicamente Dios; y el elemento complementario es lógicamente el hombre. Dios y el hombre son las dos partes principales de este programa divino, de este casamiento de Dios, de esta edificación de Dios; Dios por una parte, y el hombre por otra parte.
Entonces debemos ya ir más despacio. Y ¿Quién es Dios? ¿Cómo es Dios? y ¿qué ha hecho Dios? y ¿cómo lo ha hecho? y ¿para qué lo ha hecho? También tenemos que entender a la contraparte o al complemento; mejor, al hombre; ¿cómo es el hombre? ¿Cómo ha sido hecho? ¿Cómo está diseñado? ¿De qué manera funciona, y cómo se relaciona con Dios, y qué le ha pasado, cómo ha caído, qué le ha acontecido en su naturaleza con la caída? Pero ¿qué ha hecho Su esposo, que ha hecho el Señor para rescatarlo, para recuperarlo, y cómo lo recupera, y cómo logra conseguir otra vez al ser humano, y redimirlo, y rescatarlo? Esa es la iglesia; la iglesia es el hombre redimido corporativo.
Para Dios solamente hay dos hombres; El dice, el primer hombre: Adán; y el segundo hombre: Cristo. El primer hombre nos incluye a todos; todos fuimos creados en Adán, todos fuimos diseñados como Adán, y todos heredamos lo que Adán era.
Así también, el segundo hombre es Cristo; también Dios lo engendró; El realizó una obra de vivir, de morir, de resucitar, de ascender, de enviar su Espíritu, de morar en nosotros y traernos a Dios para dentro; y entonces también en Espíritu heredamos de este segundo hombre Sus características.
Todas estas cosas son importantes en la palabra del Señor, porque nos muestran lo que Dios es, lo que el hombre es, lo que la Iglesia es, lo que nosotros somos, lo que Dios quiere. Y si es también lo que nosotros queremos. Como Iglesia debemos querer lo que Dios quiere; entonces nos pondremos a colaborar con El de una manera discernidora, entendiendo las prioridades de Dios, según el propósito de Dios.
|
|