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EVOLUCIÓN DE LA EXPRESIÓN DOGMÁTICA (1)
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XIX
EVOLUCIÓN DE LA
EXPRESIÓN DOGMÁTICA
En la sección anterior “Acerca del Verbo de Dios", presentábamos el Testimonio Divino, apostólico y profético acerca del Hijo de Dios, Jesucristo, en relación a la Deidad y a la humanidad. Las Sagradas Escrituras son claras en este punto presentándonoslo como Dios y hombre verdadero, el Verbo encarnado, hecho a la semejanza de los hombres. Ahora queremos presentar a continuación una breve relación de la evolución de la expresión dogmática acerca del tema a través de los siglos.
Comenzamos considerando la confesión de aquellos que estuvieron ligados directamente a los apóstoles, la cual es de gran interés, pues manifiesta la tradición que heredaron en una forma más pura y sencilla. Antes que nada mencionaremos por lo menos dos o tres que autenticaron el testimonio evangélico del Nuevo Testamento:
PAPÍAS DE HIERÁPOLIS, quien murió en el año 130, conoció al apóstol Juan, y a Aristión, discípulo de Jesús, también a las hijas de Felipe, y a varios de los antiguos, y recopiló también los dichos de Jesús de la boca de Andrés, Pedro, Felipe, Tomás, Santiago, Mateo. Papías fue amigo íntimo de Policarpo de Esmirna, discípulo directo del apóstol Juan. En su cita, Papías menciona dos veces a Juan, primero hablando en pasado de quienes había recogido el testimonio ocular de los dichos y hechos de Jesús, y entonces a continuación menciona de nuevo a Juan y a Aristiòn como de quienes aún en el presente recibía información a fines del siglo primero. Papías dice haber escuchado de Juan que Marcos, intérprete de Pedro, consignó el testimonio de éste fielmente. Además de Marcos, también Mateo es refrendado por Papías.
CUADRATO. También discípulo de los apóstoles, y además profeta, fue Cuadrato, el cual entre los años 117 y 138 testificaba apologéticamente por escrito que aún sobrevivían algunos de los que Cristo había sanado y resucitado, apelando a su testimonio de la misma manera como el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios apelaba a los sobrevivientes de los 500 o más que vieron a Cristo resucitado.
TACIANO EL SIRIO, discípulo de Justino Mártir, en el siglo II, compuso el Diatessaron, una armonía de los cuatro Evangelios, refrendando también así, junto con otros, el testimonio de su antigüedad.
Habiendo, pues, confirmado con testigos entre los extrabíblicos, el testimonio de la historicidad gloriosa del Cristo que nos presenta el Nuevo Testamento mismo, pasamos a considerar algunas citas de otros hombres relacionados al primer período apostólico en relación a su confesión de Dios y Cristo.
A. ESCRITORES APOSTÓLICOS
BERNABÉ. El Códice Sinaítico del siglo IV incluye en el canon del Nuevo Testamento, después del Apocalipsis, una epístola atribuida a Bernabé, compañero del apóstol Pablo. Clemente de Alejandría, que murió en 215 y Orígenes (184‑254) atribuyen también el escrito al compañero de Pablo. En la carta, Bernabé (en caso de ser correcta la atribución epistolar), reconoce también la preexistencia de Cristo; entre otras cosas dice:"Dios dijo a su Hijo: hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra".
POLICARPO DE ESMIRNA (70‑156). Discípulo del apóstol Juan y obispo de Esmirna y también apóstol, como consta en las actas de su martirio, escribía a los Filipenses en estos términos:
"Que Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, y este mismo eterno pontífice, el Hijo de Dios, Jesucristo, os edifique en la fe, en la verdad y en toda mansedumbre...".
Ante la pira del martirio a fuego oró así Policarpo según registro de la iglesia de Esmirna:
"Señor Dios Omnipotente, Padre de tu amado y bendito Siervo (o Hijo, según otra traducción) por quien te conocemos (...) te bendigo y te glorifico por mediación del eterno y celeste Sumo Sacerdote, Jesucristo, tu siervo (o Hijo) amado, por el cual sea gloria a Ti, con el Espíritu Santo".
La iglesia de Esmirna de su tiempo, heredera de su tradición, a1 narrar en el año 156 el testimonio de sus mártires, escribía a la iglesia de Filomelia y otras comunidades:
"A Cristo adoramos como Hijo de Dios, a los mártires amamos como discípulos e imitadores del Señor".
CLEMENTE DE ROMA (Filipenses 4:3). Colaborador del apóstol Pablo, de quien y del apóstol Pedro recibiera (como se hizo con Lino [2 Timoteo 4:21]) la constitución a1 episcopado de la iglesia de la ciudad de Roma, ejerciéndolo entre los años 92‑101; escribió a nombre de la iglesia en Roma, a la iglesia hermana en Corinto, una carta exhortándoles a la reconciliación entre ellos. Hay en tal carta las siguientes expresiones relacionadas a nuestro tema: "Por Él (Jesucristo) contemplamos como en espejo la Faz inmaculada y soberana de Dios..."; eco también de 2 Corintios 3:18; 4:6, y más adelante: "...Él, el esplendor de Su grandeza, y tanto mayor que los ángeles, pues los supera el Nombre que heredó". Nos recuerda a Hebreos 1:3,4,5. Exclama luego: "Vive Dios, Vive el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo, y también la fe y la esperanza de los elegidos". Entonces ora: "Que todos los pueblos te reconozcan como único Dios, a Jesucristo como tu Hijo, a nosotros como tu pueblo y ovejas de tu rebaño". Al terminar la carta con un resumen se expresa así:
"El Dios que todo lo ve, el Soberano de los espíritus y Señor de toda carne, que escogió al Señor Jesucristo y por medio de Él también a nosotros (...), para que todos agrademos Su Nombre, por nuestro Sumo Sacerdote y Jefe, Jesucristo, por el cual sea dada a Dios gloria y majestad, honra y poder, ahora y por los siglos de los siglos, amén".
IGNACIO DE ANTIOQUIA, quien conoció personalmente a1 apóstol Juan, amigo también de Policarpo, con jurisdicción sobre la Siria, es el primero, a principio del siglo II, en hacer diferencia entre obispos y presbíteros, que son la misma cosa antes que él, según las Escrituras y otros documentos de la antigüedad cristiana; es también el primero en llamarle "católica" a la Iglesia universal, y quien confederó las iglesias de Siria (plural, como consta en Hechos 15:41) en la iglesia de Siria (singular).
Ignacio ejerció su obispado entre los años 98‑117, en el cual fue martirizado por las fieras; camino a1 martirio escribió cartas a algunas iglesias, y puesto que estaba en auge la herejía doceta, que negaba la real humanidad de Cristo y la realidad de sus sufrimientos, enfatizó entonces la tradición de su verdadera humanidad. Ignacio, en su carta a los Efesios decía (7:2):
"Un médico hay, sin embargo, que es carnal a la par que espiritual, engendrado y no engendrado. En la carne hecho Dios, de María y de Dios, primero pasible (capaz de padecer) y luego impasible, Jesucristo nuestro Señor".
Al principio había saludado a la iglesia de los efesios como: "predestinada antes de los siglos por la voluntad del Padre y de Jesucristo nuestro Dios" (eco de la epístola paulina a los Efesios). En esta misma carta usa expresiones como las siguientes: "...vivificados en la sangre de Dios". Dice también: "Jesucristo, nuestra inseparable vida, es el pensamiento del Padre". Y en otro lugar de la misma carta: "... La sabiduría de Dios, que es Jesucristo"; y en otro: "La verdad es que nuestro Dios, Jesús el Ungido, fue concebido de María, según la economía divina"; también: "Dios se manifiesta en forma humana para la novedad de la vida eterna". A Policarpo escribía (3:2): "Aguarda al que está por encima del tiempo, al intemporal, al invisible, que por nosotros se hizo visible; al impasible, que por nosotros se hizo pasible; al que por todos los modos sufrió por nosotros"; y a la iglesia de Esmirna les decía: "glorificó a Jesucristo, Dios, que os dio tal sabiduría"; "yo en verdad, aprendí y creo que Jesucristo aún después de la resurrección, permanece en la carne... después de Su resurrección comió y bebió con ellos, como alguien que tiene carne, aunque unidos espiritualmente al Padre". A la iglesia de la ciudad de Roma se expresaba Ignacio: "... magnanimidad del Padre Altísimo y de Jesucristo Su Hijo unigénito"; "...según la caridad de Jesucristo, nuestro Dios, salud, en nombre de Jesucristo, Hijo del Padre". "... permitidme imitar la pasión de mi Dios".
ARÍSTIDES DE ATENAS. Apologista contemporáneo del arriba citado Cuadrato, fue Arístides de Atenas, muerto en el año 130. Éste, en defensa de los cristianos, escribía al emperador Adriano la confesión de que "son los cristianos los que por encima de todas las naciones de la tierra, han hallado la Verdad, pues conocen al Dios Creador y artífice del Universo en Su Hijo unigénito y en el Espíritu Santo, y no adoran a ningún otro dios" (15:3).
HERMAS escribió su testimonio de unas visiones que tuvo; obra que tuvo mucha circulación en el siglo II y el III, y que fue muy apreciada, aunque finalmente no fue aceptada en el canon del Nuevo Testamento. "El Pastor" de Hermas, como comúnmente se conoce el escrito, pone en boca de un ángel, que le dice a Hermas que el Espíritu Santo es el Hijo de Dios; declaración que algunos considerarían heterodoxa, a menos que se la entienda mediante 2 Corintios 3:17 y Juan 14:18.
...
[CONTINÚA...EN (2)]
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